Parece que la intervención de Macron, en nombre de la Unión Europea, podría apaciguar los ardores bélicos de Putin.
Quizá el presidente francés podría regalarle el discurso de su antecesor De Gaulle en Estrasburgo el 23 de noviembre de 1959, cuando propuso una Europa «desde el Atlántico hasta los Urales». El presidente francés creía que el comunismo se desplomaría algún día, como así sucedió, y lo que le preocupaba del futuro eran los rusos, no los soviéticos.
Su sueño de una «Europa de las Patrias», que incluyera a Rusia, fue imposible porque la UE se basa en el principio de que los socios deben ser democracias y el país en extensión más grande del mundo no reunía las mínimas condiciones. Nunca lo fue, ni en la época de los zares ni con el nuevo zar.