El Conde de Romanones, tras una agitada vida política, reflexionó: «Cuando un pastor, en la soledad del campo, ve pasar sobre su cabeza un avión, ¿quién sentirá envidia, el pastor o los pasajeros que van por el aire?».
No sé si Puigdemont al elevarse en Marsella o al descender en Bruselas, tuvo ocasión de contemplar algún pastor al frente de su rebaño, escena cada vez menos corriente; pero si fue así, quizá sentiría envidia de la tranquilidad que divisaba a sus pies, la de aquel hombre pegado a la tierra, mientras él se veía con el futuro suspendido en el aire.
A veces también a los comentaristas nos gustaría alejarnos de esta realidad tan triste –el encarcelamiento del Govern– y entretenernos en contemplar la vida sencilla que nos trae recuerdos de infancia.