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Una promesa de 215 metros en la Rambla Nova

24 octubre 2024 07:10 | Actualizado a 24 octubre 2024 07:11
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Esta Navidad arrancará la prueba piloto para transformar la Rambla Nova de Tarragona en una calle libre de coches. El experimento cubrirá el tramo entre el Balcó del Mediterrani y Sant Agustí. Es una de las principales promesas electorales del alcalde Rubén Viñuales, que negocia con el concejal Jordi Sendra dedicar 350.000 euros a esta obra en 2025. Es una magnífica noticia para Tarragona y un buen ejemplo para otros municipios. La peatonalización de los centros urbanos es una tendencia creciente en muchas ciudades del mundo, impulsada por la búsqueda de un entorno más saludable, seguro y sostenible.

Los 215 metros que se peatonalizarán pueden parecer muy poco, es verdad, pero encierran la promesa halagüeña
de una vida mejor

Eliminar o reducir el tráfico de las calles y transformarlas en espacios dedicados exclusivamente a peatones trae múltiples beneficios tanto para los habitantes como para el medio ambiente y la economía local. Uno de los impactos más inmediatos de estas medidas es la mejora en la calidad del aire: la reducción del tráfico motorizado disminuye significativamente las emisiones de gases contaminantes como el dióxido de carbono y el óxido de nitrógeno, responsables de gran parte de los problemas respiratorios en áreas urbanas. El ruido, otro tipo de contaminación perjudicial para la calidad de vida, se apaga considerablemente, creando espacios más tranquilos y agradables. La peatonalización también revitaliza el comercio local, pues los ciudadanos se sienten más inclinados a recorrer los comercios y disfrutar de las ofertas culturales y gastronómicas de la zona pacificada. Esto favorece tanto a pequeños negocios como a los emprendedores. La creación de áreas peatonales también estimula la economía de la llamada «calle completa», donde los entornos amigables para caminantes y ciclistas impulsan un consumo más sostenido en el tiempo. Otros estudios demuestran que las personas que viven en áreas peatonalizadas tienden a caminar más, lo que conlleva beneficios físicos y psicológicos. Esas zonas son más seguras: se reduce el número de accidentes. El entorno se hace más seguro. En términos de urbanismo, esas áreas promueven un espacio público de mayor calidad y más inclusivo. El patrimonio cultural de la ciudad se hace más visible, mejorando la identidad urbana. Los 215 metros de la Rambla Nova de Tarragona que se peatonalizarán pueden parecer muy poco, es verdad, pero encierran la promesa halagüeña de una vida mejor.

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