Hasta 1.100 millones de euros en una inversión estratégica para el futuro del polo petroquímico de Tarragona penden de un hilo. Acaba el plazo de alegaciones para tratar de evitar que el impuesto extraordinario a la banca y las grandes energéticas se convierta en permanente y, en consecuencia, active la advertencia hecha hace un año por Repsol: sin un marco legal y fiscal estable, no habrá inversiones en España. Así de claro.
Una medida como esta pone en peligro miles de millones de euros de inversiones que las grandes energéticas tienen que realizar en España en los próximos años ya sea en desarrollar energías renovables, nuevas y mejores redes, almacenamiento energético, descarbonización de los polos industriales, transformación de las refinerías, desarrollo del hidrógeno renovable, etc.
Si Repsol se va a Portugal, probablemente caerán otras grandes inversiones del sector industrial y el dominó se irá desmoronando
Y Tarragona no se lo puede permitir. Porque produciría una reacción en cadena. Si Repsol decide irse a Portugal a invertir en su nueva Ecoplanta y el electrolizador asociado a ella, probablemente sigan cayendo fichas del dominó y se irá desmoronando uno de los grandes sectores estratégicos de nuestra economía, generador de riqueza y de puestos de trabajo. Porque si todo son trabas, las empresas se buscarán la vida en otra parte.
Las alarmas también han saltado en las organizaciones sindicales. Lo ven una amenaza en toda regla que puede marcar un antes y un después para el futuro del polo petroquímico de Tarragona, en el que trabajan de forma directa e indirecta alrededor de 11.000 personas, a las que se les añaden otros 35.000 puestos de trabajo inducidos.
Los plazos son confusos y las posiciones políticas, demasiado volátiles. «Si nuestras industrias no pueden competir, cierran y esos empleos se pierden». Lo explica en las primeras páginas de esta edición del ‘Diari de Tarragona’ el CEO de Repsol, Josu Jon Imaz. Dicen que el impuesto quiere buscar justicia social. Pero si por buscar justicia social, se pierde el pulso económico y miles de puestos de trabajo, ¿dónde queda esta justicia social? Tarragona debe seguir liderando la industria de nuestro país. No podemos perderlo.