Los nombramientos del presidente electo Donald Trump para su gobierno incluyen figuras como el extremista Matt Gaetz para el puesto de Fiscal General, a figuras mediáticas como Pete Hegseth, exmarine y expresentador de la cadena Fox News, partidario de atacar preventivamente a Corea del Norte —se hará cargo de Defensa— o la partidaria de Putin y exdiputada Tulsi Gabbard —la nueva directora nacional de inteligencia— revelan una estrategia que prioriza la afinidad personal, la lealtad política y la capacidad de eludir el control del Congreso sobre la experiencia, la competencia o la ética en la administración. Gaetz, por ejemplo, enfrenta acusaciones de conducta inapropiada con menores. El entorno de Trump también presiona a los líderes republicanos para permitir los nombramientos durante los recesos del Senado, lo cual le permitiría confirmar a sus nominados sin el consentimiento del plenario en sus famosos grillings, un examen en el que quedarían al descubierto las debilidades y defectos de esas personas. Trump no oculta su intención de armar una administración basada en la guerra contra las instituciones y el sistema de controles y contrapesos entre los tres poderes sobre los que se asienta la república que constituyeron los padres fundadores. Es una forma de erosionar el poder del Senado y consolidar una estructura más autoritaria en el Ejecutivo. La falta de unidad en las filas del Partido Demócrata ha facilitado el avance de esta agenda. Centrados en resolver divisiones internas, los demócratas enfrentan el desafío de articular una respuesta clara ante una administración que promueve figuras con un historial muy cuestionable. Si el Senado republicano se somete a estas demandas, podría marcar el inicio de un cambio en las normas de gobernanza en Estados Unidos y, peor aún, dará alas y respaldo a los promotores de las democracias iliberales, como Viktor Orbán en Hungría o Marine Le Pen en Francia, y a los tiranos como Xi Jinping en China, Vladímir Putin en Rusia o Reccep Tayyip Erdogan en Turquía. Los senadores demócratas y los republicanos que sean leales a la democracia liberal y representativa deberán enfrentarse a ello si desean preservar el balance de poder institucional y contener la extensión del autoritarismo.
El peligro de la pulsión autoritaria de Trump
14 noviembre 2024 21:37 |
Actualizado a 15 noviembre 2024 07:00
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