La presencia del Papa y de los patriarcas de Constantinopla y Grecia enfocó ayer la atención en Lesbos, la isla griega a la que llegan miles de refugiados de las guerras de Asia y África.
La isla, que cita Homero, fue conocida en la antigüedad por la poetisa Safo, enamorada de sus compañeras, lo que dio origen al término lesbianismo.
Su fama está relacionada hoy con la humillación a la que se somete a quienes llegan a ella con el solo equipaje de su esperanza.
Hay un enclave que debería servir de modelo: Ellis Island, el islote próximo al puerto de Nueva York que desde 1892 a 1954 funcionó como aduana de inmigrantes que buscaban el porvenir en la gran metrópoli. Doce millones de personas pasaron por allí. Hoy, cien millones de americanos tienen antecesores que pasaron por Ellis.
Europa, si quiere ser fiel a los derechos humanos, debería aprender de América. Y de la sensibilidad del Papa.