El afeitado y la retroinnovación

30 septiembre 2024 18:15 | Actualizado a 30 septiembre 2024 18:59
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El mercado se mueve, la competencia está al acecho y la innovación es una exigencia para las compañías que quieren expandir su cuota de mercado, mantener su liderazgo o amenazar el de los competidores. La presión innovadora ha llevado muchas categorías de productos a un ritmo de cambio acelerado que convierte en reliquias los productos que usábamos hace apenas unos pocos años. Hay muchos ejemplos, pero el mercado del afeitado es uno de los más interesantes.

El aniversario ha pasado desapercibido, pero en 2024 se cumple el 50 aniversario de un producto revolucionario. En 1974 la empresa BIC lanzó al mercado la primera cuchilla de afeitar desechable y desde entonces el producto no ha parado de evolucionar.

Las cuchillas de las principales marcas parecen hoy un producto del futuro. Mangos ergonómicos, cabezales basculantes, tiras de goma para tensionar la mejilla, franjas balsámicas para cuidar la piel, nuevas aleaciones de acero y hojas, muchas hojas. La vieja cuchilla BIC de una sola hoja, todavía en el mercado, pronto se convirtió en un producto de doble hoja, luego de tres, más tarde de cuatro y hoy de hasta cinco. Cinco hojas de afeitar en cada cuchilla para un apurado perfecto.

No es el único aniversario de este año en relación con el afeitado. Se cumplen 75 años de la primera espuma de afeitar tal como la conocemos hoy, un producto que desplazó la brocha y el jabón que habían acompañado a los hombres durante siglos. La revolución del afeitado ha sido una gran idea para las compañías del sector que han conseguido imponer productos con una gran apariencia de valor añadido y márgenes muy abultados. Como muestra un botón: los recambios de maquinillas de última generación pueden llegar a valer diez y quince veces más que las clásicas maquinillas BIC de una sola hoja.

Todo lo anterior no es más que una introducción larga a la idea de retroinnovación. Buscar mejoras y soluciones en el pasado en lugar de hacerlo siempre pensando en el futuro. Hace dos años una conversación de telesilla acabó convertida en un regalo de Reyes. Sus Majestades le trajeron a este cuarentón un set de afeitado clásico y por primera vez me afeité con brocha, jabón y una maquinilla metálica con recambio de cuchilla como las que usaba mi abuelo hace más de cincuenta años.

Para gustos colores, pero para mí la comodidad, el apurado, el precio y el conjunto de la experiencia clásica son insuperables. La mejor innovación en afeitado ha sido volver a un producto de cincuenta años atrás.

La capacidad de lo clásico para mantener la vigencia va más allá de la música y la literatura. Que lo nuevo es mejor que lo viejo y lo complejo mejor que lo sencillo no siempre es una idea cierta. De vez en cuando el pasado puede ser una fuente de novedad y mejora tan buena como el futuro. ¿Cuántos otros productos esconden en el pasado más valor y mejores soluciones que en su versión actual?

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