Una de cada diez personas en TGN necesita apoyo de Serveis Socials

En el año que acaba de terminar cada mes pasaban por estas dependencias municipales 3.463 personas. La pandemia ha venido a empeorar la situación de familias ya empobrecidas

31 diciembre 2021 17:50 | Actualizado a 02 enero 2022 12:28
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«Cualquier ciudadano tiene más puntos de necesitar pasar por servicios sociales que por otra situación excepcional de riqueza o bienestar», señala Inés Solé, concejala de Serveis Socials del Ayuntamiento de Tarragona. Hace la reflexión nada más soltar la cifra: durante el año 2020 un 10% de la población de la ciudad fue atendida en Servei Socials. Cuando hablamos con ella el 2021 todavía no había terminado, pero todo hacía pensar que la cifra no descendería. Hasta noviembre pasado cada mes se atendía en estas dependencias a 3.463 personas.

Basta ver las cifras generales para hacerse una idea. En lo que se refiere a todas las actuaciones de Serveis Socials (información, asesoramiento, orientación, coordinación, tramitación, valoraciones...) durante 2020 se realizaron 65.958, mientras que en el 2021 (hasta noviembre) ya eran 81.622; un 24% más.

Población empobrecida

Reconoce Solé que «son cifras que escandalizan pero que no hay que esconder... Ya veníamos con una población empobrecida y la pandemia no ha hecho más que acelerar factores que ya existían».

Este año el Institut Municipal de Seveis Socials de Tarragona, IMSST, dará a conocer la segunda parte del estudio realizado conjuntamente con el Departament d’Antropologia, Filosofia i Treball Social de la URV. Los datos de la primera ola de encuestas presentada en 2021 fueron reveladores: un 21% de los entrevistados creía que necesitaría de Serveis Socials en los meses siguientes.

El primer estudio también reveló una gran desigualdad económica entre las familias tarraconenses en relación a los ingresos: el 27,5% de las personas disponen de más de 30.000 euros de ingresos anuales por núcleo familiar, mientras que el 26,3% ni siquiera llega a los 10.900. Además, un 27,5% de la muestra manifestaba tener privación severa en la cobertura de necesidades básicas y un 19,1% se situaba directamente en el índice de pobreza económica. Paralelamente un 18,9% se encontraba en situación de pobreza energética.

Trabajar con las entidades

No obstante, Solé reconoce que no todos quienes necesitan de Serveis Socials acuden o tienen acceso. «A veces el sistema es tan hermético que hay gente que se queda fuera».

Así pues, las técnicas que, asegura, «han hecho un esfuerzo ingente», trabajan en la coordinación con las entidades que están a pie de calle en la ciudad. «A veces la gente acude primero a su asociación de vecinos, a la parroquia, al Sindicat d’Habitatge...», explica, por lo que la comunicación con estas entidades está permitiendo detectar más situaciones que precisan atención.

Servicios infrafinanciados

Uno de los grandes inconvenientes ha sido contar con un presupuesto suficiente por parte de la Generalitat, a través del contrato programa. Solé, quien ha sido muy crítica a este respecto, pone el ejemplo del Servei d’Atenció a Domicili, SAD, para personas dependientes, que el contrato programa contempla por 13,50€ la hora cuando el precio de mercado es de 20 o 21 euros.

No obstante, después de que los municipios mostraran su disconformidad, la semana pasada firmaron con el Departament de Drets Socials de la Generalitat un acuerdo marco para un nuevo contrato programa, notoriamente mejor dotado, desde el punto de vista económico, que se firmará este año 2022. Solé lo califica como «un paso adelante muy de agradecer».

En lo que se refiere a los presupuestos tarraconenses, Solé asegura que se pondrán los recursos que hagan falta para no dejar de atender a las personas y señaló que antes de acabar el año el IMSST había ejecutado el 95% de su presupuesto.

De cara al año actual otra de las prioridades será invertir en las dependencias de Serveis Socials. «Si somos la primera puerta de la ciudadanía tenemos que recibir a la gente en unas condiciones adecuadas de confianza, confort y accesibilidad».

El reto, señala, es que la ciudadanía naturalice el hecho de acudir a Serveis Socials si lo necesita y reducir el estigma de que solo se atiende a una proporción marginal y muy pequeña de la población. Recuerda que en Serveis Socials también se atienden las situaciones de dependencia o maltrato, por ejemplo.

Finalmente, cree que en la ciudad hay que hacer un doble trabajo para legitimar el IMSST, que a su juicio se ha visto desprestigiado tras ser presuntamente usado para una trama de corrupción.

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