Un tren de mercancías tarda ocho horas para ir de Tarragona a BCN

La falta de espacios de espera en las estaciones genera cuellos de botella con los trenes
de pasajeros. Un maquinista de un convoy explica las dificultades de este transporte

02 noviembre 2024 18:33 | Actualizado a 03 noviembre 2024 07:00
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El corte de vías entre Tarragona y Sant Vicenç de Calders también afecta al tráfico de mercancías. Ahora, estos trenes son desviados íntegramente por la vía de Valls, lo que se está traduciendo en recorridos interminables, que dificultan enormemente tanto la circulación de estos convoyes como la de los servicios de viajeros.

Esta odisea la relata un maquinista, quien asegura que un compañero ha tardado más de ocho horas para hacer el trayecto desde la terminal de Tarragona Mercaderies a Morrot (Barcelona). «Antes, por la vía de Vilafranca, podíamos tardar de dos a dos horas y media. Ahora, hay días en los que el viaje puede llegar a las diez horas», explica este profesional.

El tren salió a las siete de la tarde desde la terminal de Classificació en dirección Reus. Desde este punto prosiguió la marcha hacia Alcover, La Plana-Picamoixons y L’Espluga de Francolí. Aquí se hace la maniobra de inversión de la marcha, de forma que se cambia la máquina de lado y el tren puede iniciar el viaje de regreso.

«El tren tardó tres o cuatro horas tan solo para llegar a L’Espluga, porque tienes que gestionar el paso con otros trenes de mercancías y los de pasajeros», afirma. Ya a la vuelta, cuando el tren todavía estaba en Vilaverd, estuvo más de dos horas parado, con lo que el maquinista justificó el tiempo que tenía de ‘descanso’ para la pausa obligada del refrigerio, que es de 45 minutos, y así poder continuar el trayecto.

Más de una jornada laboral

Y es que uno de los principales handicaps que comporta el hecho de que los desplazamientos sean tan largos es que estos superan el tiempo máximo de circulación continuada de los maquinistas, que es de seis horas. Por lo que, en medio de un viaje, puede que tenga que hacerse el relevo. Y no siempre las estaciones están preparadas para que este tren pueda detenerse o para que el maquinista pueda hacer el descanso obligatorio. «El gran problema es que la línea no tiene suficiente capacidad y las estaciones no están preparadas. La única en todo el trayecto es la de Sant Sadurní d’Anoia, lo que hace que en algunos casos se esté negando el descanso», explica. Esto contraviene lo establecido por ley, lo que está sujeto a importantes sanciones económicas.

Se ha reducido en
un 50% el número de circulaciones, lo que suma presión a la AP-7

De lo contrario, estos trenes tienen que pararse en la vía principal, teniendo en cuenta que si se trata de un tren de mercancías la pausa no puede hacerse en una estación dentro de un núcleo urbano. Un conjunto de condicionantes que acaba entorpeciendo también a la circulación de los servicios de Regionals y Rodalies. «La clave es la ampliación de la red», dice.

El tren llegó a la terminal de Morrot pasadas las tres de la madrugada. Una odisea que también afecta a los trenes de mercancías procedentes de Lleida, que en este caso pueden tardar hasta once horas para cubrir el desplazamiento hasta Can Tunis.

Esta odisea también la sufren los trenes Talgo que, procedentes de todo el Estado, tienen que ir a la única base de mantenimiento que la compañía mantiene abierta, que es la de Barcelona. Y es que la prioridad de paso se ha dado sobre los tráficos regulares, donde también se incluye el tren del butano que diariamente sale de Tarragona hacia el Vallès.

Ampliar la red

Este profesional pone de manifiesto que «se están haciendo unas obras para transportar unas mercancías, e impulsar las autopistas ferroviarias, y no tenemos a dónde cargar o descargar. Y la culpa es que tenemos unas infraestructuras que han quedado obsoletas que nos impiden, por ejemplo, que podamos adelantar a un Rodalies, lo que acaba generando un tapón».

Otro ejemplo de la obsolescencia de las instalaciones lo encontramos en la entrada de Can Tunis, una de las terminales más importantes de mercancías de Catalunya. La entrada a la estación tan solo mantiene una vía en servicio, porque las otras se dieron de baja a causa de su peligrosidad, y la que está abierta tiene una limitación de velocidad a 10 km/h. «Se está haciendo el Corredor del Mediterrani, pero después no se invierte ni un duro en mantenimiento».

A día de hoy, unos veinte convoyes de mercancías de media pasan por Valls. Antes, por la costa, sumándole los trenes que viajaban por la línea interior de Vilafranca, el número de circulaciones podía alcanzar las sesenta. Aproximadamente, el tráfico se ha reducido en más de un 50%, por la falta de capacidad de la infraestructura, lo que comporta que esta carga ahora viaje por carretera, sumando más presión sobre la AP-7.

Finalmente, este profesional denuncia el «agotamiento psicológico» que comporta para los maquinistas el hecho de estar encerrados en una cabina durante tantas horas. «Al final, tan solo esperas poder llegar a casa y está claro que el nivel de concentración va bajando, porque llega a un momento en que el cansancio psicológico es enorme», concluye.

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