La finca de La Plana del Vinyet muestra el rastrojo de la última cosecha de cereal. Para muchos tarraconenses esta zona es una auténtica desconocida, que se encuentra en el límite con el municipio de Altafulla. Sin embargo, tan solo está a escasos metros de uno de los parajes naturales del litoral de la ciudad, como es la desembocadura del Gaià y las playas de El Vinyet y Tamarit.
Los terrenos tienen historia y no hace tantos años podrían haber acogido una central térmica, gracias a la proximidad con algunas de las principales vías de comunicación. Con esta finalidad los compró la compañía Endesa en los sesenta, cuando todo esto era una zona de huertos próxima al río. Finalmente, la energética se decantó por otro espacio en Cubelles, por lo que la zona quedó en un segundo plano.
A lo largo de la década de los noventa surgieron varias iniciativas para ocupar el espacio, desde una depuradora a la presión del ladrillo fueron algunos de los intentos para hacerse con este entorno privilegiado. Todos estos momentos los vivió de cerca la Associació Mediambiental La Sínia, encargada de la custodia de la desembocadura del Gaià y que siempre ha tenido un ojo puesto en la finca. «Hablamos con Endesa para conseguir un acuerdo de custodia, pero no llegamos a ninguna parte», explica el portavoz de la entidad, Hèctor Hernàndez. En 2019 hubo un nuevo intento y, a partir de este contacto, se conoció que la compañía eléctrica tenía la intención de ponerla a la venta.
En este momento La Sínia se activó de nuevo. Ya en 2003 cuando se aprobó el Pla Director Urbanístic del Sistema Costaner se protegió este espacio natural, que acabó de blindarse con el POUM de Tarragona de 2013. Pese a ello, la entidad se puso en contacto con la Generalitat, para que puediera cerrarse la compraventa –en aquellos momentos la titular era Enel– para su recuperación natural.
Finalmente, se alcanzó un acuerdo y a finales de 2020 Incasòl se hacía con los terrenos, por los que pagó la cifra de 935.000 euros. La operación la cerró el anterior conseller de Territori, Damià Calvet, quien aseguró que con esta adquisición se abría la puerta a la protección del sistema ecofluvial y costero de esta zona.
Con una superficie total de 21,5 hectáreas de terreno, el año pasado la finca pasó a manos de la Generalitat, que deberá pronunciarse sobre su futuro. El Ayuntamiento de Tarragona y La Sínia lo tienen claro. Ambas partes coinciden en que la situación actual facilita que pueda apostarse por un proyecto de renaturalización, siguiendo la línea de las actuaciones que se iniciaron hace años en la desembocadura del Gaià, generando una zona de lagunas, rodeada de vegetación de ribera.
«Estamos trabajando para firmar un acuerdo de custodia con la Generalitat, el Ayuntamiento y nosotros para plantear la gestión y definir qué debe pasar aquí en un futuro», dice Hernàndez. La posición de la entidad y de la administración local van alineadas, ya en el siglo XVIII está documentado que en esta zona había una laguna y el objetivo es poder recuperar esta postal, facilitando que llegue el agua del Gaià y que suba la que está acumulada en el subsuelo. «La idea es seguir con lo que hemos ido haciendo durante todos estos años, facilitando un entorno en el que vivan las especies similar al Estany d’Ivars, con un punto de información y de recepción y generando un itinerario con un carril bici», indica Hernàndez.
La concejal de Medi Ambient del Ayuntamiento de Tarragona, Eva Miguel, asegura que la administración local ha tenido «un papel proactivo» para definir un proyecto a tres bandas para este espacio. «Nos reunimos con el anterior director general de Medi Natural de la Generalitat junto con La Sínia para montar una mesa técnico-política para trabajar en el proyecto de renaturalización, porque lo que tenemos claro es que no queremos que esto sea una cosa que nos venga dada y bendecida desde Barcelona, sin tener en cuenta el Ayuntamiento ni la entidad que históricamente ha estado trabajando en la cuenca del Gaià», indica. Inicialmente estaba prevista una reunión en febrero, pero hubo cambios en el Departament d’Acció Climàtica y esto retrasó este primer encuentro. Sin embargo, Miguel afirma que «estamos detrás insistiendo en la necesidad de iniciar este espacio de colaboración».
Plazos y recursos
La concejal cupaire explica que el Ayuntamiento está trabajando en la redacción del acuerdo de custodia que comprometerá a todas las partes. «Tenemos el borrador y la idea es seguir en esta línea porque este espacio necesita un compromiso», indica. Se busca que La Sínia sea la parte ejecutora, mientras que el Ejecutivo de la Plaça de la Font se ofrece como «facilitador» contribuyendo a nivel presupuestario «en la medida que podamos» para que el proyecto siga adelante. Y es que esta última parte defiende que «la playa de Tamarit se verá muy beneficiada en cuanto a convertirse en un sitio de referencia, con todo lo que implica a nivel de fauna y aves».
El potencial se ha visto en estos últimos diez años. Se cerró el aparcamiento de la playa de Tamarit y este entorno se ha convertido en hábitat para la cría del chorlitejo patinegro, que este año ya visto nacer las crías de dos parejas. Por este motivo, ambas partes tienen interés en empezar a poner «hilo en la aguja» y comenzar a definir los pilares básicos del proyecto, concretando el papel de cada una de las partes, de forma que pueda empezarse a hablar de plazos y recursos.
Por su parte, la Generalitat explica que la finca consiste en dos partes. Por un lado, un ámbito en el que antiguamente había una fábrica de carbonato cálcico, con una superficie de 1,5 hectáreas. «Hay un proyecto de demolición y se está tirando adelante», explica el director de los Serveis Territorials d’Acció Climàtica, Àngel Xifré. El presupuesto era de unos 450.000 euros, aunque se prevé que la inversión será superior, ya que se ha encontrado fibrocemento lo que obliga a un tratamiento especial tanto en el derribo como en el tratamiento de los residuos, a causa del componente de toxicidad del material. «Esto hace que se necesite un permiso especial del Departament de Treball, por lo que aún estamos a la espera del presupuesto modificado y de la fecha de finalización», sigue explicando. Cuando se hayan finalizado estos trabajos se prevé una «restauración del espacio».
En cuanto a la segunda finca, que es la que compró Incasòl a finales de 2020, Xifré afirma que «se está haciendo el estudio para redactar el proyecto de restauración ecológica». Este es el que deberá definir qué quiere hacerse en un futuro. El timing con el que se está trabajando es que pueda licitarse «este año» para que a lo largo del año que viene pueda iniciarse su redacción.
La administración local defiende que esta apuesta por la renaturalización debe ser una oportunidad para solicitar que este entorno sea considerado parque natural en un futuro.