Tarragona tiene 1.502 locales comerciales vacíos

Es un dato similar al de la mayoría de zonas de su tamaño, y que se explica, en parte, por el alto precio. Expertos y Ayuntamiento insisten en la necesidad de realizar acciones conjuntas

17 mayo 2023 20:56 | Actualizado a 18 mayo 2023 07:00
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La diagnosis del Pla Integral de la Part Baixa reveló que esta zona cuenta con un total de 229 locales vacíos, ya sea en fase de reforma, venta, o alquiler. El Mapa Comercial de Catalunya 2022, hecho público hace unas pocas semanas y que analiza las ciudades catalanas con más de 20.000 habitantes, establece que el conjunto de la ciudad de Tarragona tiene 1.502 locales vacíos –once por cada mil habitantes–.

La pregunta es si es mucho o es poco. Para poner el dato en contexto, Reus tiene 2.764 locales vacíos, un 84% más. Mataró, con una población similar a la de Tarragona, tiene 1.595. Por otra parte, Sabadell registra 502 y, Terrassa, 972, con bastantes más habitantes. Los datos de Santa Coloma de Gramenet y Badalona son similares a los de Tarragona, con lo cual, los registros de la ciudad no distan en exceso de los de otras zonas similares en población. Para el presidente de PIMEComerç Tarragona, Florenci Nieto, «no se tendrían que mirar las ciudades de al lado, esta cantidad de negocios cerrados es una barrabasada». El conseller de Comerç, Dídac Nadal, comenta que «aunque Tarragona no encabeza la lista, es notorio que estamos viviendo un cambio de paradigma en el comercio tradicional».

Los 1.502 establecimientos vacíos con los que cuenta la ciudad representan un 31% del total de locales, que son 4.800, según la radiografía generada por el Departament d’Empresa i Treball. La propia diagnosis ofrece un baremo indicador para medir el aprovechamiento del tejido comercial de la ciudad. Por debajo de un 70% de ocupación, la situación es de «desertización». Tarragona está en un 69%, cerca del límite. Se ha de destacar que este 69% es una media de toda la ciudad.

«El comercio de la ciudad está vivo, pero le faltan ayudas para ser más competitivo», Florenci Nieto, presidente de PIMEComerç Tarragona

«Tarragona está preparada para afrontar los nuevos retos del comercio; sin duda, el proyecto ‘Tarragona Centre Comercial Obert’, subvencionado por los Next Generation y que ejecutara la empresa de Mercats, será una buena herramienta», explica Nadal.

Zonas como la de la rambla President Companys, l’avinguda Catalunya y Rambla Nova-Corsini están entre el 80 y el 100% de ocupación. Por otra parte, el Serrallo y la Part Baixa muestran relativamente poca actividad.

La Part Alta y alrededores es donde hay más cantidad de locales. Sin embargo, no registra una ocupación significativamente alta, mientras que, en la parte noroeste de la ciudad, sucede más bien lo contrario. El conseller de Comerç de la Cambra de Tarragona, Lluís Colet, expone que «hay calles activas comercialmente: Prat de la Riba, Pere Martell... Sin embargo, hay algunas, como Unió y Apodaca, que no lo son tanto».

Uno de los motivos por el que muchas instalaciones están vacías es que algunos propietarios prefieren tener el local cerrado que alquilarlo por precios bajos. Es una tendencia que confirma el presidente del Col·legi Oficial d’Administradors de Finques de Tarragona, Fabià Huguet: «Creen que, si alquilan por un precio bajo, como los contratos son de años, la situación económica mejorará y ellos estarán años cobrando una cantidad inferior al resto». «Yo pienso que los precios acabarán bajando», añade. En palabras de Nadal, «es necesario que los precios de los locales no asfixien a los emprendedores».

«Es necesario que el precio de los locales no asfixie a los emprendedores», Dídac Nadal, conseller de Comerç del Ayuntamiento de Tarragona

De los 3.298 negocios que sí que están abiertos, 343 se catalogan como «equipamientos para la persona», 156 son tiendas para el hogar, 311 de compra alimenticia cotidiana, 177 están dedicados a la cultura, 587 a la hostelería, 1.195 a los servicios y 120 a la automoción. Por otra parte, en 149 locales se realizan otras actividades comerciales y en 260 se llevan a cabo actividades que no son comerciales.

Los locales de compra no cotidiana están ubicados especialmente en la zona del Parc Central y alrededores, donde registran entre un 30 y más de un 40% de presencia. Entre ellos, se incluyen las tiendas para el hogar y de cultura y ocio.

Las calles más destacadas

El Mapa marca la zona del carrer d’August como un «eje con buena ocupación de establecimientos y un mix comercial potente y que atrae consumidores residentes y de otras áreas geográficas». Ante esta situación, se proponen ciertas medidas, como por ejemplo un monitoreo de la actividad, un plan de usos revisado con datos actualizados, medidas de dinamización y, por último, estudios de localización para implementar nuevas ideas de negocio, con el fin de evitar la pérdida de diversidad. Según Colet, «en los últimos meses, se han abierto bastantes tiendas, y en la plaça Verdaguer también, las plazas están cambiando comercio por restauración».

«Hay propietarios que prefieren tener el local vacío antes que alquilarlo por menos de lo que piden», Fabià Huguet, presidente del COAFT

La avinguda Ramon i Cajal se cataloga como un «eje sin problemas de desertización y con un mix comercial consistente, sin una pérdida sistemática de consumidores residentes». Además de las medidas previamente mencionadas, se propone divulgar información económica del municipio para atraer inversores.

Otra de las calles que aparece en la radiografía es la de Rovira i Virgili, como un «eje con desertización incipiente, pero reversible, y con un mix comercial consistente». Ante esta situación, se plantea el cambio de usos de los locales comerciales en las zonas más afectadas por la desertización, además del impulso de la ocupación de locales vacíos a través de acciones combinadas con los agentes inmobiliarios, los propietarios y las asociaciones de vecinos. «Es necesaria una mesa de comercio donde se traten estos temas», propone Nieto.

«Sorprende que el área Tarragona-Reus esté dentro del grupo de riesgo, algo que desde la Cambra de Comerç de Tarragona hemos intentado trasladar a los diferentes gobiernos locales con propuestas concretas», exponen fuentes del ente cameral. «Hay que ofrecer soluciones a la desertización, los APEU pueden ser positivos, pero entre tener uno y no tener nada hay intermedios», añaden.

«El impulso ha de venir acompañado de una serie de políticas urbanísticas», Lluís Colet, conseller de Comerç de la Cambra de Tarragona

327 comercios menos desde 2017

De 1.865 establecimientos puramente comerciales hace seis años en la ciudad de Tarragona, se ha pasado a 1.538 en 2021, según los últimos datos ofrecidos por el censo de la Generalitat de Catalunya.

En palabras de Nieto, «el comercio de Tarragona está vivo, está haciendo bien las cosas, pero se enfrenta a una situación de ciudad compleja, y es que no tiene las ayudas ni el soporte que tienen otros municipios de la demarcación o del resto de Catalunya». «No es una crítica al tejido empresarial, yo creo en el de Tarragona, pero el Ayuntamiento debería trabajar de su para que este sea un comercio de excelencia, parece que su obligación se quede en los Bons Comerç», añade.

En esta línea, Nadal argumenta que «proteger y potenciar el sector requiere de una visión transversal». Para Colet, «esta es una ciudad muy compleja de analizar, depende de qué zona o sector mires; el de moda, por ejemplo, se ha ido yendo hacia el Parc Central, pero están abriendo otras tipologías de negocios». «El impulso del comercio ha de venir acompañado de políticas urbanísticas», añade.

La inflación, la pandemia y el aumento del comercio electrónico han provocado muchos cierres. A ello se suma el precio de las materias primas, algo que está ahogando a los establecimientos: «Tras la Covid-19, el sector se ha reinventado», expresa Nieto. Según Colet, «hay que tener en cuenta el cierre de muchas sucursales bancarias que se situaban en estos locales».

El coronavirus perjudicó mucho al comercio de proximidad, los cierres y los establecimientos vacíos así lo muestran. Para salir del pozo, los agentes implicados coinciden en que el trabajo conjunto es una de las salidas.

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