No son tiempos fáciles para el comercio de proximidad. En 2021, había en la demarcación de Tarragona 462 establecimientos menos que en 2017, según el censo de la Generalitat de Catalunya. Después de sumar los que se crean y restar los que cierran, el saldo es negativo. Casi diez menos por mes. En cuatro años, se ha pasado de 10.877 establecimientos –6.808 en el Camp de Tarragona, 2.875 en las Terres de l’Ebre y 1.194 en el Baix Penedès –a 10.415– 6.417 en el Camp, 2.808 en el Ebre y 1.190 en el Penedès–. La pérdida total ha sido de casi un 5% en la demarcación, de cerca de un 6% en el Camp, de un 2,3% en el Ebre y de un 0,3% en el Baix Penedès.
Pandemia, crisis inflacionaria y la fiebre del comercio electrónico son algunos de los factores que han provocado el cierre de muchas pequeñas empresas. El presidente de PIMEComerç Tarragona, Florenci Nieto, expresa que «todas estas causas han castigado mucho al comercio de proximidad».
«Las restricciones de movilidad, la crisis... son factores que han castigado al comercio de proximidad», Florenci Nieto, presidente de PIMEComerç Tarragona
«No obstante, percibimos que el e-commerce se ha estabilizado, hay muchas reclamaciones de gente descontenta con los productos que recibe», añade. La secretaria general de la Federación de Consumo y Movilidad de UGT Tarragona, Esmeralda Valiente, expone que «la crisis sanitaria ha hecho mucho daño, además del alto precio del alquiler y de empresas como Amazon». Para Ana Jiménez-Zarco, profesora de los estudios de Economía y Empresa de la UOC, «los negocios tuvieron que buscar soluciones creativas como, por ejemplo, introducirse en las redes sociales; sin embargo, con la inflación, están recortándose gastos». «El hecho de que la cesta de la compra cueste cada vez más beneficia a los grandes establecimientos, ya que los pequeños no tienen músculo suficiente para hacer frente a una bajada de precios», añade.
En el período en el que el coronavirus empezó a relajarse, desde PIMEC se identificó la tendencia de observar los productos deseados a través de internet para luego comprarlos presencialmente: «A partir de ahí, el comercio local tuvo un cierto repunte», recuerda Nieto. Pero llegó la bala de la subida de precios.
Energía, gasolina, productos... En palabras de Valiente, «últimamente, la impresión que da es que la gente ha vuelto a la ‘comodidad’ de las grandes superficies». Todo se ha echado encima de los pequeños empresarios. Tanto, que algunos negocios han tenido que mudarse a locales más pequeños por el precio abusivo del alquiler.
«El consumo se ha reducido por la inflación y eso tampoco ayuda», Esmeralda Valiente
Secretaria general de la Federación de Consumo de UGT Tarragona
«Sí que subió todo para todos; los fletes también se multiplicaron exponencialmente, de 1.300 euros a 14.000 si hablamos de un contenedor que viniera de los Estados Unidos o de Oriente», argumenta Nieto. Valiente indica que «el consumo se ha reducido por culpa de la inflación y eso tampoco ayuda». Ante estos cierres, propone medidas como bonificaciones fiscales para el comercio de proximidad: «Ayudar para que se fomente la contratación de personas por parte de estos pequeños empresarios». «Cualquier soporte es positivo, pero la competencia de las grandes superficies es muy fuerte, así que acciones para reducir los costes de los pequeños comerciantes serían muy efectivas», apunta Jiménez.
Más tiendas en los pueblos
Gran parte de la oferta comercial tarraconense está concentrada en nueve municipios: Tarragona, que tiene 1.538 tiendas; Reus, con 1.329; Tortosa, con 499; el Vendrell, con 461; Cambrils, con 430; Salou, con 350; Amposta, con 345; Valls, con 341, y Calafell, con 312. Estas zonas concentran 5.605 tiendas, un 54% de todas las que hay en la demarcación.
No obstante, la prominencia de estas zonas ha ido reduciéndose con el paso de los años, puesto que, si se observan los datos de 2017, las mismas ciudades representaban un 60% del tejido. El dato ha caído después de la pandemia, ya que, en 2018 y 2019, seguía en el 60%.
Hay ciertos pueblos pequeños que están sufriendo un abandono porque las nuevas generaciones no encuentran futuro ni servicios: «Ven que allí no hay vida y deciden marchar», apunta Nieto. «Si no hay expectativas de futuro, el pueblo está muerto», añade. El hecho de que se vayan tampoco ayuda a que la situación mejore en cuanto a comercios. En la Conca de Barberà, por ejemplo, hay muchos que no tienen ni una panadería, por lo que, durante la semana, debe pasar una furgoneta a descargar.
Sin embargo, parece que la situación está cambiando últimamente. En 2017, había 21 municipios de la demarcación –un 11%– sin ningún comercio y 60 –un 32%– con menos de cinco. En 2021, son tres sin absolutamente ninguna tienda –un 2%– y 38 –un 21%– con menos de cinco. Los pueblos pequeños que antes no contaban con ningún establecimiento, poco a poco han ido recuperando terreno frente a la pérdida de las grandes zonas, cuya presencia se ha reducido un 12%.
«Es vital que se dé la vuelta a la tendencia que venía asomando, ya que la creación de comercio arrastra riqueza, y la gente se está dando cuenta de lo importante que es», indica Nieto. Que los pueblos puedan volver a tener vida es un factor que retroalimenta a todos los sectores, como por ejemplo la payesía, crucial para paliar los daños provocados por los incendios.
«En un municipio pequeño, el comercio es un servicio básico», Josep Maria Piñol, técnico de la Càtedra Universitat i Regió del Coneixement URV
Establecimientos vacíos
Para el comercio es también preocupante la cantidad de establecimientos vacíos que se reparten por el conjunto de la demarcación. El Mapa Comercial de Catalunya 2022 especifica que en las principales ciudades de la demarcación de Tarragona hay, al menos, 6.215 locales vacíos. 2.764 están en Reus, la ciudad que más tiene con diferencia, 1.502 en Tarragona, 535 en Cambrils, 385 en Valls, 333 en el Vendrell, 221 en Tortosa, 204 en Vila-seca, 118 en Amposta y 49 en Salou.
El informe sostiene que «el área comercial Tarragona-Reus muestra una ocupación de locales por debajo del límite de desertización severa del 70%, y una atracción comercial y número de comercios por cada cien habitantes suficiente».
Sobre la zona del Ebre, el análisis apunta a que «el área comercial Tortosa-Amposta muestra una ocupación de locales por debajo del límite saludable del 80%, una atracción comercial potente y un número de comercios por cada cien habitantes suficiente».
«El hecho de que la cesta de la compra cueste cada vez más beneficia a las grandes superficies», Ana Jiménez-Zarco, profesora de los estudios de Economía y Empresa en la UOC
«Lo de los locales vacíos es un tema que nos preocupa muchísimo, que haya tantos me parece patético porque además hay muy pocos de esos que estén adecuados y preparados para abrirse y trabajar», destaca Nieto.
«Los gobiernos deberían de poner más de su parte adecuando e invirtiendo una cantidad importante para que zonas específicas de los municipios no caigan en decadencia ni se conviertan en nidos de delincuencia», añade. Desde PIMEC advierten que recuperar un equipamiento deteriorado sale mucho más caro que si se le va realizando un mantenimiento.
Los locales vacíos y la pérdida de músculo por la situación económica son las dos grandes amenazas para la vida comercial de los grandes municipios de la demarcación de Tarragona. Los pueblos pequeños, poco a poco, van ganando alguna tienda y cada día quedan menos sin servicios.