La plataforma del Miracle, popularmente conocida como Mamotreto, ya tiene fecha de caducidad: el año 2024. Así lo asegura al Diari el concejal de Medi Ambient del Ayuntamiento de Tarragona, Guillermo García (PSC), quien avanza que los técnicos municipales de distintos departamentos ya están «ultimando» el proyecto para que pueda estar listo «a finales de este mes de agosto».
«Esta será la primera de las 15 acciones previstas en el Next Generation GreenBelt. Nos servirá para quitarnos una espineta, un tema histórico de la ciudad que nos ha costado mucho de dejar atrás», indica el edil socialista. A juicio de García, la actuación –cuyas concreciones aún están en fase de redacción– «tendrá un impacto sustancial», que «permitirá crear espacios más humanos y habitables» y «hacer posible un paisaje menos artificial que el que tenemos en la actualidad».
Una década cerrada
La instalación se inauguró en junio de 2001, tras una inversión de 8,4 millones de euros del Estado. Sin embargo, la apuesta nunca llegó a arrancar de forma sólida, y en 2013 –a raíz de un informe de urgencia del departamento de Costas del propio Gobierno Central tras un accidente de un ciudadano– se decidió cerrarla «por motivos de seguridad».
A partir de ese momento empezaron a surgir las ideas para reabrir el espacio con restaurantes, chiringuitos o bares. Pese a ello, ningún proyecto llegó a fructificar y fue en la negociación de los presupuestos de 2022 –que nunca se ejecutaron– que ERC, CUP y Junts per Tarragona acordaron con En Comú Podem impulsar el derribo, que se ha vehiculado mediante las ayudas europeas Next Generation del proyecto de renaturalización Greenbelt 26, por el que el consistorio tarraconense recibió una ayuda de 3,3 millones de euros en acciones a ejecutar antes de 2026.
2.864 m3 de hormigón armado
El desmantelamiento del Miracle comportará la deconstrucción de una estructura de 7.200 toneladas de hormigón armado o, lo que es lo mismo, de 2.864 metros cúbicos. Con su desaparición, ahora se abre el debate sobre qué hacer en el entorno en el futuro. ¿Debe haber aparcamiento? ¿Debe renaturalizarse al 100% el entorno vetando el acceso de los vehículos?
Desde el ejecutivo de la Plaça de la Font, el concejal Guillermo García evita entrar en especificaciones, si bien avanza que «nuestro objetivo global como gobierno es apostar por las renaturalizaciones y, en el caso de la plataforma del Miracle, también».
Desde la oposición, ERC, Junts per Catalunya y En Comú Podem lo tienen claro: debe reducirse o incluso prohibir el acceso de los coches. «La finalidad con que ganamos la financiación por este proyecto está clara: la renaturalización de un espacio muy hormigonado, dar la vuelta a los valores con los que se hizo –un aparcamiento muy artificial– por los valores de la sostenibilidad según los que en la playa se va a pie, en bici o en bus», afirma el portavoz adjunto de Esquerra Republicana, Xavier Puig.
El extitular de Territori durante el pasado mandato añade que «una vez sacado el aparcamiento, ese espacio debe ser una zona verde junto al mar, con muchos árboles, sombras, dunas, caminos, bancos donde descansar... Y también con la continuidad del camino por los peatones y el carril bici litoral». Asimismo, respecto a las posibles actividades, ERC considera que «todo chiringuito y programación cultural y lúdica respetuosa con la naturaleza puede tener cabida, de forma muy estudiada previamente».
De forma parecida se expresa Elvira Vidal (Junts). «Creemos que no podemos perder el Next Generation para el derribo de la Plataforma. Debemos apostar por la renaturalización del entorno, como continuación del bosque de Mas Rosselló, pudiendo ser el enlace con el carril bici de Llevant», afirma la edil juntaire, quien añade que «este espacio también debe contar con una zona de aparcamiento para personas con movilidad reducida y zona deportiva, lavabos adaptados y un espacio de ocio para la juventud, como por ejemplo chiringuitos».
Desde En Comú Podem, Jordi Collado considera que «desmontar el Mamotreto para dejar un parking de cemento en el sol es una barbaridad. Nuestra opción es renaturalizar en la medida en que técnicamente sea posible», afirma el portavoz de la formación progresista, quien añade: «Necesitamos sombras, zona de esparcimiento y vegetación mediterránea generando un espacio agradable para la vida y para la gente. Hay que trabajar y colaborar con las entidades ecologistas y tener una mirada larga sin que se eternicen los temas», ya que «no vale con desmontarlo y que eso pase a ser un nuevo trabajo inacabado del consistorio durante años».
Maria Mercè Martorell (PP) se desmarca en parte del resto de la oposición. «La desaparición de la plataforma es una oportunidad de oro para reorganizar toda la zona. El parque Ana Maria Matute debe convertirse en un gran parque urbano, marítimo y patrimonial integrando el fortín de Sant Jordi. Tiene que haber espacio para todo: zonas con árboles y jardines, aparcamientos con sombras y una zona de actividades saludables. También proponemos la habilitación de chiringuitos para potenciar un ocio tranquilo, responsable y vinculado con un espacio natural y patrimonial», afirma.
Finalmente, Javier Gómez (Vox) afirma que «es una obra mastodóntica de hormigón que los ciudadanos nunca comprendimos», y añade que «con su derribo, recuperaremos un lugar en un entorno privilegiado que redundará en nuestro beneficio demostrando que nuestra ciudad puede evolucionar y prosperar sin sacrificar la maravilla natural que nos define».