Tarragona participa en el proyecto internacional Ocean Citizen, una iniciativa de investigación para el estudio y la restauración de hábitats marinos, que por primera vez se centra en recuperar la biodiversidad de las profundidades. El trabajo se está desarrollando en cinco ecozonas marítimas con unas características ambientales distintas, entre las cuales se incluye la Platja Llarga y la Punta de la Móra. Tenerife, Noruega, Dinamarca e Israel (Mar Muerto) son las otras ubicaciones que forman parte de esta iniciativa pionera, que debe permitir establecer unos protocolos de actuación extrapolables a otros territorios.
El proyecto se ponía en marcha en enero de 2023 y se prolongará por espacio de cuatro años. Con una financiación total de 11,6 millones de euros, aportados por las instituciones europeas, este busca fomentar la cooperación público-privada alrededor de un consorcio formado por especialistas a nivel mundial, que reúne a 23 entidades cada una con sus equipos.
Puri Canals, Laura Busquier y Sergio Rossi son el equipo que ha cogido el liderazgo científico del trabajo que se está ejecutando en el litoral tarraconense. «Durante este primer año se ha hecho la parte de evaluación para entender las diferentes zonas y coordinar los equipos dentro del consorcio», indica Busquier. Estos primeros estudios han permitido entender el tipo de fondo marino, las problemáticas de las diferentes zonas y cómo quiere regenerarse.
El inicio
Al respecto, se han hecho las primeras prospecciones que han permitido obtener datos concretos. Esta se han hecho en colaboración con la UB, que ejerce como partner. Para ello se ha utilizado un robot que se conoce como ROV –un aparato similar a un dron submarino– que ha permitido captar imágenes debajo del agua y que complementa la información obtenida en los buceos. También se estudiará el ADN ambiental, lo que dará una idea de las especies que habitan la zona. Esta parte se complementará con batimetrías, estudios de las corrientes, de salinidad y sobre el pH, entre otros elementos, lo que permitirán obtener una radiografía general.
En base a estos primeros estudios, Canals asegura que lo que ha podido constatarse es que «está muy degradado». «Cuando hablas de los problemas de la costa, estos no se arreglan con aportaciones de arena. Debemos conocer la dinámica de la costa en todo este tramo entre el Port de Tarragona y Torredembarra para saber cómo está funcionando», señala.
Falta de biodiversidad
Los estudios se han hecho en un ámbito con una profundidad entre 20 y 45 metros y lo primero que se ha constatado es la «falta de biodiversidad» y un ambiente «arenoso». «Tenemos un problema de conexión entre los hábitats costeros y el mar», lamenta Busquier. Aunque la Punta de La Móra forma parte de un PEIN y, por tanto, está incluida dentro de la Xarxa Natura 2000, uno de los principales problemas es que «no se ha hecho una gestión de la naturaleza marina».
Lo que en circunstancias habituales deberían ser espacios de fanerogramas –posidonia y cymodocea–, en los estudios preliminares no se ha detectado la presencia de estos hábitats. «Es un claro síntoma que el hábitat está muy fragmentado, lo que significa que ha habido un exceso de presión durante muchos años por los emisarios submarinos y la acción física del hombre, con la pesca», argumenta Canals.
Retener la arena
La pérdida de estos hábitats estaría detrás de los problemas de regresión de la costa, que se repiten cada vez que hay un temporal. «Necesitamos soluciones que funcionen para retener la arena, mejorar la calidad del agua y, sobre todo, que esta sea más rica, lo que incrementará las especies de interés pesquero», indica Canals.
El proyecto busca revertir esta situación, generando hábitats que permitan la recuperación de especies de la zona. Es lo que desde Ocean Citizen se conoce como un trabajo de jardinería, es decir, definir una estrategia de regeneración, que permita desarrollar ecosistemas con estructuras vivas fijas, que generen un hábitat para otras especies, dentro de lo que se conoce como bosques marinos. «Veremos si tenemos que diseñar espigones suaves o el tipo de soluciones concretas que nos permitan generar un nuevo estado de equilibrio del ecosistema que nos sirva», afirman.
‘Un traje a medida’
Una de las claves es que va a hacerse un «traje a medida» para cada uno de los hábitats. Esta hoja de ruta que empezará a diseñarse e implantarse este mismo año, de forma que los últimos dos años del proyecto se dedicarán a hacer una monitorización y la redacción de los protocolos, que sirvan como estrategia de regeneración para nuevos entornos.
La empresa barcelonesa Underwater Gardens es el alma mater del proyecto. Fundada en 2010, la compañía se dedica al impulso de iniciativas regenerativas marítimas. «Como entendemos que de mar tan solo hay uno debemos preservarlo», indica Marc García-Durán Huet, fundador de esta start-up. El modelo de cooperación es el que desde un primer momento ha marcado la razón de ser de un proyecto, en el que la comunidad científica ya ha empezar a trabajar. «Si no cooperamos no encontraremos las soluciones que necesitamos», concluye García-Durán.