El Saló de Plens del Ayuntamiento de Tarragona está viviendo el mandato más inestable que se recuerda desde la restauración de los ayuntamientos democráticos, en 1979. No es el más trágico –en el anterior fallecieron hasta tres ediles (María Isabel Negueruela, Albert Abelló y Ana Santos)– pero sí el más intenso, no solo por la explosión en Iqoxe de enero de 2020 ni por la aparición de la pandemia del coronavirus, sino por el gran número de cambios, altas y bajas que han protagonizado los 27 ediles que iniciaron desde el inicio de la presente legislatura, el 15 de junio de 2019.
A lo largo de los últimos 24 meses el órgano deliberativo de la Plaça de la Font ha sufrido la baja del 15% de los concejales que empezaron el mandato, dos de ellos cabezas de lista en las últimas Elecciones Municipales: Rubén Viñuales (Cs) y Laia Estrada (CUP). El primero dejó la formación naranja en diciembre de 2020 para dar el salto al Parlament con el PSC, mientras que la segunda abandonó el pleno en abril, tras ser la candidata de las cupaires en las Autonómicas del pasado 14F. Asimismo, también se han ido la exconcejal de Turisme, Laura Castel (ERC) –para centrarse en su responsabilidad de Senadora– y Francisco Domínguez, quien después de ser el ‘2’ de Ciutadans abandonó el pleno hace un mes para volver a su plaza de funcionario en la propia administración municipal.
A todo ello, hay que recordar que hasta un 26% de los representantes municipales han roto el carné del partido con el que se presentaron a la cita con las urnas hace hoy 739 días. Así, Viñuales, Sonia Orts y José Luis Calderón han dejado Ciutadans; Dídac Nadal y Cristina Guzman han hecho lo propio con el PDeCAT; Jordi Fortuny se ha dado de baja de MES; y Hermán Pinedo fue expulsado primero de Podem y, la pasada semana, del grupo municipal de En Comú Podem. Además, a raíz de la apertura del juicio oral por el caso Inipro, Josep Fèlix Ballesteros y Begoña Floria permanecen con una suspensión temporal de militancia por parte del PSC.
Todo este tsunami ha provocado que, a día de hoy –con la marcha de Carla Aguilar del gobierno municipal y la permanencia de Hermán Pinedo pese a la oposición de ECP–, el grupo de concejales No Adscrits se haya convertido en la tercera fuerza del Saló de Plens, con un total de tres integrantes: Sonia Orts, José Luis Calderón y el propio Hermán Pinedo. Esto se debe al hecho de que las dos primeras formaciones –PSC y ERC– se mantengan con siete ediles, pero ha habido variaciones en Ciutadans, ya que ni Orts ni Calderón han devuelto sus actas, por lo que la formación naranja ha pasado de tener cuatro ediles electorales a poder gestionar solo dos. Por ello, tras las dos primeras formaciones, en tercera posición del ranking están en este momento Junts per Tarragona y los No Adscrits, que cuentan con tres integrantes. Pese a ello, cabe señalar que este último grupo no actuará de manera uniforme, ya que mientras Orts y Calderón están en la oposición, Pinedo se mantiene en el ejecutivo.
Todo esto, por si no fuera poco, a la espera de un segundo tramo del mandato municipal que no se divisa en el horizonte con visos de tener más estabilidad. Más bien al contrario. El camino hasta 2023 se perfila igual de inestable. O más.