Ocho de cada diez viviendas que se revisan en Tarragona son ineficientes y malgastan energía. Se trata de un problema que no es propio de la ciudad, sino que se traslada a todo el país, pero que afecta especialmente a zonas con edificios más antiguos, como pueden ser los barrios de Ponent, cuyos inmuebles tienen más deficiencias por cuestiones como la falta de aislamiento térmico en paredes o ventanas que dejan escapar el frío o el calor.
Los registros de la ciudad, facilitados por el Col·legi d’Aparelladors, Arquitectes Tècnics i Enginyers d’Edificació de Tarragona (COAATT), ponen sobre el tapete que Bonavista, Torreforta, La Granja y Campclar concentran la mayoría de edificios cuyas etiquetas energéticas se sitúan entre la letra E y la G –las peores–, con un 91% del total de revisiones en el primer barrio y un 89% en los otros tres.
Eficiencia energética de las viviendas de la ciudad por distritos
Fuente: Col·legi d’Aparelladors, Arquitectes Tècnics i Enginyers d’Edificació de Tarragona (COAATT)
Por otra parte, La Móra, Sant Pere i Sant Pau y las urbanizaciones de Llevant son los puntos de la ciudad con una mayor eficiencia, es decir, los que tienen menos certificados energéticos –obligados en caso de querer construir, vender, alquilar una vivienda o pasar la inspección técnica, entre otros motivos– entre la letra E y la G, con un 74% en el caso de La Móra y un 79% en el barrio cooperativista y en Llevant, que, por otra parte, son las dos zonas de Tarragona en las que más revisiones se han llevado a cabo.
Desde el gabinete técnico del COAATT, Ramón Rebollo comenta que «estos datos van muy ligados al año de construcción de los edificios; en todos los barrios, la etiqueta que más se pone es la E».
En el conjunto de la ciudad, se han producido un total de 22.186 inspecciones, 3.427 de las cuales –un 15%– están entre las etiquetas A y D, mientras que 18.759 –un 85%– se encuentran entre las letras E y G.
No obstante, solo un 5,7% de los edificios están entre los niveles más eficientes –A, B y C– y un 28,9% se colocan entre los que más desperdician –la F y la G–. La última categoría, de hecho, es la segunda que tienen más construcciones en la ciudad, por detrás de la E.
«Hasta inicios de los años 90, no había exigencias en materia energética para las viviendas», Ramón Rebollo, miembro del gabinete técnico del COAATT
Los motivos por los cuales se realizan estas revisiones son variados, pero los mayoritarios son el hecho de querer vender una vivienda (54,8%) o alquilarla (32,9%), siendo la voluntariedad del propietario o propietaria un 6,5% y la solicitud de ayudas un 3,5%.
Tarragona está mejorando ligeramente, pues los datos de hace un par de años lo ponen de manifiesto: a estas alturas de 2022, se habían emitido 14.859 expedientes, de los cuales 13.385 –un 90%– se englobaban en las tres peores categorías. La ciudad ha recuperado un 5% en dos años, pero aún no es suficiente.
Rebollo manifiesta que «por lo que respecta a los edificios nuevos, desde 2019 solo pueden construirse edificios con la letra A o B». «Sin embargo, la mayoría de los existentes son del grupo E –que marca un desaprovechamiento por encima de la media– o inferiores», añade.
«Hasta inicios de los años 90, no había exigencias en materia energética para las viviendas: se construían sin aislamiento térmico en las fachadas, con ventanas muy malas, instalaciones deficientes...», afirma, aunque mantiene que «normativamente, es algo que ya se ha solucionado».
«Desde 2019, los edificios nuevos solo pueden construirse con la letra A o B», Ramón Rebollo, miembro del gabinete técnico del COAATT
Rebollo también apunta que, generalmente, el ritmo de inspecciones realizadas va viento en popa: «No está pasando como con de la Inspección Técnica de Edificios (ITE)». En ese caso, tal y como muestran los datos, solo un 19% de los edificios que deben pasarla en Tarragona la ha superado.
Ayudas para mejorar
Tanto los ayuntamientos de diferentes municipios de la demarcación como la Generalitat de Catalunya han ido activando líneas de subvenciones y de bonificaciones para mejorar la eficiencia energética de los edificios.
El Ayuntamiento de Tarragona había bonificado el Impuesto sobre Bienes Inmuebles por la instalación de placas solares, medida que se derogó el pasado año argumentando que tanto el Estado como la Unión Europea (UE) ya ofrecen subvenciones.
Por otra parte, hay otros municipios como Cambrils, Salou y Vila-seca, en los que hay bonificaciones o subvenciones. En el caso de Reus, las ayudas se han ampliado en estas ordenanzas fiscales a todas aquellas obras que reduzcan el gasto energético.
«La situación de TGN es similar a la del resto de Catalunya y a la de España», Ramón Rebollo, miembro del gabinete técnico del COAATT
«Se han instalado muchas placas solares en los últimos años, en gran parte por las bonificaciones fiscales», destaca el gabinete técnico del COAATT. Sin embargo, comenta que «especialmente, se ha dado en los barrios con un mayor poder adquisitivo, como las urbanizaciones de Llevant, que igual es donde menos falta hace en términos de eficiencia energética».
Tarragona ha mejorado en los dos últimos años en este sentido, pero la situación no es aún la deseable: «Es algo que se da en el resto de Catalunya y de España», puntualiza Rebollo.
La ciudad no destacaría, en cualquier caso, por encima de la media, sino que lo haría por debajo, ya que el gran momento de la construcción y de crecimiento, entre los 60 y los 70, coincidió con la no existencia de una norma que regulara las exigencias energéticas.