En los últimos días, Siria ha sido noticia por la intensificación de su guerra civil, que comenzó en 2011. Una reciente ofensiva de grupos opositores, liderada por el grupo terrorista Hay’at Tahrir al-Sham (HTS) –clasificado como terrorista por varios gobiernos en Occidente y Medio Oriente, y por el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas– en el norte del país, ha desafiado al régimen de Bashar al-Assad.
Este grupo controla Idlib, último bastión rebelde, y busca recuperar territorio. Paralelamente, Turquía ha realizado ataques en áreas kurdas. El conflicto ha dejado decenas de civiles muertos y desplazados, mientras Rusia e Irán refuerzan su apoyo a Assad.
«Mi padre nunca pudo volver a Siria por ser opositor al régimen, y le hubiera gustado vivir este momento»
Desde Tarragona, Husam Dabbagh (Reus, 1985) es nacido en el territorio, pero sus padres nacieron en Siria. De hecho, su padre, A. Tarif Dabbagh falleció en 2020, cuando llevaba más de cuatro décadas en Tarragona: «Nunca pudo volver a Siria por ser opositor al régimen, y a él le hubiera gustado vivir este momento». «Cuando él ya había fallecido, fueron a preguntar por mí a nuestra casa familiar en Siria», añade.
Dabbagh argumenta que «lo que ha ocurrido obviamente es algo muy positivo para el país, porque ha sido una familia gobernante con mano de hierro, muy sectaria y que ha saqueado el país, tanto a nivel material como a nivel intelectual, como a nivel político y económico».
«Lo que ha ocurrido obviamente es algo muy positivo para el país, se trata de una familia gobernante con mano de hierro y que es muy sectaria»
Afirma que el régimen, «durante más de 54 años, ha dejado el país muy maltrecho, y más después de los últimos quince años de conflicto, en el que lo que ha hecho es todavía masacrar más al pueblo que no estaba a favor de la dinámica del país, es decir, que estaba en contra de esa dictadura y que pedía libertades para poder llegar a una democracia plena con igualdad de condiciones».
«La noticia es positiva porque finalmente ha sido derrocado él con todo el séquito y todos los que apoyaban esa dictadura; principalmente gente que ni siquiera era de Siria porque muchos venían desde Irán, por ejemplo, imponiendo algunas de sus leyes o convicciones, ya que Irán tiene una mayoría o una población significativamente alta de chiíes y en Siria no es así», comenta Dabbagh.
«Durante más de 54 años, el régimen ha dejado el país muy maltrecho»
Añade también que «a raíz del conflicto, sí que en muchos barrios se ha notado esa discriminación hacia la mayoría de la población siria con respecto a estas minorías que venían de fuera, tanto desde Irán como desde Líbano; era un régimen artificial y que tenía la ayuda de gobiernos externos, como puede ser el ruso principalmente».
¿Qué queda ahora?
«Ahora, lo que viene es una fase muy crítica y delicada, una fase donde va a ser muy importante que se hagan las cosas bien... No es el caos en este caso, pero sí una decadencia, a nivel de infraestructuras y de todo lo que se necesita para poder tener una sociedad plena, no solo a nivel de vivienda, sino todas las entidades necesarias para que se pueda gobernar el país y ser próspero a nivel de recursos, educación, sanidad, industria o a nivel energético», destaca Dabbagh.
«Ahora, lo que viene es una fase muy crítica, una fase donde va a ser muy importante que se hagan las cosas bien»
«Entonces, hay una tarea muy importante que se tiene que hacer; también es verdad que hay actores internacionales por la importancia geoestratégica de la zona, que es un paso muy importante entre Oriente y Occidente, por lo que hay muchas manos externas que quieren aprovechar esa situación», añade.
Pone el ejemplo de Estados Unidos, Turquía, Rusia –que dispone de su única base militar naval con acceso al Mediterráneo– y de Israel: «Como hemos visto, aprovecha cualquier situación para, de una manera impune, atacar a cualquier país vecino, imponer la ley a base de fuerza y siempre con el victimismo que les caracteriza: se suponía que al-Assad y su familia eran los enemigos de Israel y nunca hicieron lo que están haciendo ahora, cuando finalmente cayó».
«Lo crucial, que era que cayese ese clan familiar, ya se ha producido»
Para Dabbagh, lo realmente importante es «que se pueda reconstruir el país, y que muchos de los sirios que tuvieron que huir puedan volver». «Lo crucial, que era que cayese ese clan familiar, ya se ha producido, entonces ahora lo que falta es que se pueda reconstruir el país de la mejor manera posible, que no haya injerencia extranjera y que de alguna manera los sirios puedan tener un país a su medida, que englobe a todos los sirios y que finalmente después de 54 años de mano dura se pueda volver a vivir en ese país de una manera plena».
En la actual revolución, desde marzo de 2011, «más de 500.000 personas han perdido la vida a causa de la brutal represión del ejército sirio junto con la ayuda de las milicias iraníes y la aviación rusa». «Más de diez millones de sirios han tenido que huir del país y cientos de miles han sido encarcelados y torturados. Es necesario pasar página, mirar hacia el futuro y reconstruir un país por y para todos los sirios», sentencia Dabbagh.