El inicio próximo del proyecto de rehabilitación integral del conjunto de la Necròpolis constituye un momento crucial para la recuperación de un conjunto patrimonial único, que ahora mismo es una de las piezas más desconocidas del conjunto arqueológico de Tarraco, reconocido por parte de la Unesco.
El Ministerio de Cultura, a través de los fondos Next Generation, se comprometió en inyectar la suma de siete millones de euros. Y en un momento en el que se está redactando el proyecto para la reapertura del museo y la dignificación de este espacio, el MNAT organizó ayer una jornada técnica sobre los retos y oportunidades que representa este yacimiento de cara a la ciudad.
La sesión abordó los aspectos arqueológicos y patrimoniales que representa la recuperación de este complejo funerario, ahora que se celebra el cien aniversario del inicio de las excavaciones. Sin embargo, también se habló de aspectos urbanísticos, sostenibilidad y turismo, teniendo en cuenta que ahora tan solo el 1,5% de los 800.000 visitantes que recibe el patrimonio de la ciudad acceden a este recinto. «Tenemos un problema, un reto y mucho margen de trabajo y maniobra para captar a más público», decía David Estaller, director de Tourislab.
Estaller se centró en los aspectos turísticos y su recomendación fue clara: «Hay que empezar a trabajar con datos para tomar decisiones». «¿La gente no viene porque está lejos o porque no encuentra información en el punto de venta o una propuesta atractiva que le llame la atención?», se preguntaba. Todos estos elementos son lo que deberá conocer la ciudad para conseguir la anhelada ampliación de la ruta patrimonial más allá del ámbito de la Part Alta.
La puesta en valor de la Necròpolis se produce en un momento en el cual Tarragona se plantea recoser la herida que representa el Francolí. Y tanto este espacio como Tabalacera están llamados a tener un papel protagonista por su ubicación estratégica. «Cuanto más analizamos la Necròpolis más oportunidades le ves», decía el director de los Serveis Territorials de Territori, Xavier Villacampa.
Una de las dificultades es la topografía y salvar la cota. Pese a ello, Villacampa defendía la opción de abrir este espacio hacia la avenida Vidal i Barraquer, generando un parque en las inmediaciones que «ayudaría muchísimo en este diálogo con el río».
La directora del Museu de la Vida Rural de la Espluga de Francolí, Gemma Carbó, puso el acento en el papel de la cultura como «un elemento esencial para dibujar ciudades más sostenibles». Y aquí elementos como los refugios climáticos o la sostenibilidad futura de este jardín que quiere generarse son elementos claves a tener en cuenta desde el momento de la planificación.
Un antes y un después
Por su parte, Àngels Fernández, técnica del Museu d’Història de Tarragona defendió la necesidad de «gestionar» y «planificar» conjuntamente, y de «encontrar un hilo conductor que enlace los diferentes espacios de la ciudad».
La accesibilidad, la democratización de la visita teniendo en cuenta a todos los públicos desde el inicio son otros aspectos que salieron a colación en el momento en el que se hacía este ejercicio alrededor de la Necròpolis del futuro. Y es que el objetivo es que este espacio no tan solo sea para los turistas, sino que los propios tarraconenses también tengan las ganas de acercarse para vivir nuevas experiencias, junto al camposanto paleocristiano más importante de Europa.
Para la directora del MNAT, Mònica Borrell, uno de los elementos a tener en cuenta a la hora de abordar un proyecto de estas características es «el miedo a perdernos en proyectos faraónicos y que no tuviéramos la oportunidad de reflexionar sobre qué hacemos con el patrimonio y cómo lo hacemos».
El proyecto se puso en marcha por los problemas de conservación y la necesidad de intervención para preservar el espacio. El antes y el después puede ser significativo.