Tarragona cuenta con una red de fortines y baluartes que son completamente desconocidos para sus ciudadanos. La mayoría de estos los construyeron los ingleses durante su estancia en la ciudad, en el marco de la Guerra de Sucesión entre 1709 y 1811. Sin embargo, con el paso de los años quedaron abandonados y nunca se les ha puesto mayor atención, más allá del Fortí de la Reina.
A escasos metros del antiguo restaurante, el Fortí de Sant Jordi está a punto de iniciar una nueva etapa. Desde el Àrea de Patrimoni del Ayuntamiento de Tarragona se está trabajando para recuperar este espacio y que pueda ser accesible de cara a la población. Por el momento, el equipo que lidera Hermán Pinedo ya lo ha visitado en varias ocasiones y ha podido comprobarse que «está en buenas condiciones». De hecho, según el Catàleg de Béns a Protegir, en 1990 se llevó a cabo un proyecto de restauración, por parte del arquitecto Bacquelaire. Y esto ha dado pie a considerar un proyecto de ‘mínimos’ para una puesta a punto que permita su reapertura en los próximos meses.
PIE: Una puerta metálica impide el acceso al interior del recinto, ubicado en la zona del Miracle. FOTO: FABIÁN ACIDRES
El edificio, que fue utilizado durante la Guerra del Francès para proteger la ciudad, cuenta con unas vistas inmejorables tanto de la zona del Miracle, como de la fachada marítima. Este está formado por una planta, de forma trapezoidal, prácticamente reducida a las murallas, sin estructuras interiores, y que está construida con piedra y argamasa.
La antigua fortificación, que fue utilizada para proteger la ciudad, está estructurada en tres partes. La primera, la rampa de acceso, ahora deteriorada por el paso de los años y que lleva a una puerta de hierro cerrada con un candado. Superado este obstáculo, se accede al interior del fortín que podría decirse que es como una plaza rodeada por las paredes de la piedra, con dos rampas que permiten subir al paso de ronda.
Ahora toda esta zona interior está llena de hierbas y maleza, fruto de los años de falta de mantenimiento. Por este motivo, una de las primeras cosas que va a abordarse es una limpieza profunda del interior, para recuperar el espacio. «Es un tema que ya está encargado y calculo que esta parte podrá iniciarse este mismo año», avanza Pinedo.
PIE: Hermán Pinedo en la sala interna, que se utilizaba como almacén de materiales. FOTO: FABIÁN ACIDRES
Según los primeros cálculos, estos trabajos de limpieza costarán unos 15.000 euros. A partir de ahí, se analizará si hay que hacer reparaciones en algunos de los elementos de los muros, así como se equipará con bancos y demás elementos de mobiliario para que puedan celebrarse actividades. «Estamos hablando de elementos efímeros que puedan montarse y desmontarse como puede ser un escenario o incluso unas food trucks, y que nos permitan hacer un espacio más amable y accesible», sigue explicando Pinedo.
Con todo, la inversión total prevista para esta primera fase oscila entre los 50.000 y los 70.000 euros, que el gobierno desvincula de la aprobación de los presupuestos para el año que viene. «Habrá una partida, pero independientemente de lo que pase, esto seguirá adelante ya que tendremos dinero para conservación», argumenta el representante municipal.
El aforo es para unas 300 personas y el objetivo con el que se está trabajando es que pueda reabrir «antes del verano» para que puedan programarse actividades culturales de pequeño formato, como las que ya se están llevando a cabo en el Fòrum de la Colònia. Asimismo, Pinedo afirma que se está trabajando con el Àrea de Joventut para estudiar que algunas de las actividades que se hacen desde este departamento, puedan descentralizarse. «Es un espacio al aire libre precioso para que pueda hacerse cualquier actividad», defiende.
PIE: Un ciclista paseando por la zona. FOTO: FABIÁN ACIDRES
Otra de las opciones que se estudiará es que el Fortí de Sant Jordi sea accesible más allá de estos eventos concretos y que el recinto se abra por la mañana y vuelva a cerrarse por la noche, como se hace en algunos parques como el de la Ciutat o el Saavedra.
La fortificación cuenta también con unas salas internas en las que antiguamente se almacenaban los víveres y el material defensivo. Se accede a través de una pequeña puerta, con unas escaleras con una fuerte pendiente que desembocan en una sala con bóvedas, que tan solo cuenta con una pequeña ventana que le proporciona iluminación natural. El suelo es de arena y «aparentemente está en un buen estado de conservación», añade el representante municipal.
PIE: El concejal Pinedo, dando explicaciones. FOTO: FABIÁN ACIDRES
En este caso, para que sea accesible tendrá que esperarse a una segunda fase, ya que deberá consolidarse la estructura y tendría que excavarse. Y es que, más allá de esta intervención de urgencia que debe permitir su reapertura, Pinedo defiende que en un futuro el fortín esté equipado para la celebración de eventos, lo que requiere dotarlo de una red de alcantarillado y unos baños que ahora mismo no tiene. «Para hacer cualquier cosa más ambiciosa hace falta un plan especial y estamos hablando, como mínimo, de dos o tres años. Si nos planteamos hacerlo todo desde el inicio seguirá cerrado durante mucho tiempo y lo que queremos hacer es abrirlo», concluye el responsable de Patrimoni.