Dicen que la atención primaria es la puerta de entrada al sistema sanitario. El problema es que, durante y después de la pandemia, esta puerta se ha quedado atascada y, en ocasiones, ha sido imposible abrirla –en sentido figurado, claro–. La dificultad a la hora de acceder a los ambulatorios es una de las principales quejas de la población. La falta de médicos de familia es otra de las preocupaciones, tanto del Departament de Salut como de los usuarios, por aquello de las listas de espera. Ayer, más de mil directivos de los centros de atención primaria de toda Catalunya se dieron cita en el Palau de Congressos de Tarragona para tratar estos y otros retos de futuro a los que debe hacer frente el colectivo.
Las jornadas tenían como objetivo «parar por un día, estar juntos y compartir las experiencias y vivencias de los últimos meses», explicaba Ariadna Mas i Casals, directora asistencial de atención primaria y comunitaria del Institut Català de la Salut (ICS), quien aseguraba que «se están haciendo las cosas muy bien, pero deben comunicarse mejor. Este es uno de los retos de los que hablaremos hoy», decía antes de las jornadas. Desde 2006, que no se celebraba un encuentro como el de ayer.
La pandemia obligó a cerrar los ambulatorios para que los sanitarios pudieran centrarse en la lucha contra la Covid. Por ello, algunos diagnósticos se demoraron y dejaron de atenderse pacientes complejos y crónicos con tanta regularidad. Fue entonces cuando se activaron los medios tecnológicos que permitían acceder más rápidamente al sistema. Es el caso de la eConsulta o de las visitas al médico online. Para la población joven, este avance fue y sigue siendo todo un acierto. Aquello de tener que esperarse dos horas en la sala de espera del ambulatorio ya es historia.
Sin embargo, la gente más mayor –que al fin y al cabo son los que más a menudo acuden al CAP–, no acaban de acostumbrarse a esta nueva manera de hacer. Este cambio en el modo de acceder al sistema sanitario es una de las inquietudes para el sector.
Otro de los quebraderos de cabeza es la falta de médicos de familia. O eso pensábamos. Ayer, durante la jornada, descubrimos que no es que falten médicos, sino es que faltan «más horas de médicos haciendo de médicos», decía Daniel Ferrer-Vidal Cortella, director de la atención primaria Camp de Tarragona. «Actualmente, un 85% de las consultas llegan directamente al médico. Nos planteamos que la gran mayoría de estas consultas las podrían resolver otros profesionales, como enfermeras o auxiliares. De esta manera, los médicos podrían atender a las personas que realmente lo necesitan», aseguraba ayer Mas, quien añadía que «debemos maximizar las competencias de nuestros profesionales.
El debate sobre hacía dónde debe ir la atención primaria ya estaba encima de la mesa, incluso, desde antes de la pandemia. El objetivo a medio plazo ya ha empezado a caminar. Se trata de que cada usuario tenga a su disposición un equipo formado por diferentes profesionales: médico, enfermera, auxiliar, administrativa, psicóloga, etc. Dependiendo del trámite o de la dolencia, el sistema decidirá quién debe atender al paciente. No es necesario que todas las consultas las deba resolver el médico. De hecho, en muchos aspectos, la enfermera o auxiliar resulta más eficiente. El triaje, en este caso, es fundamental. Es momento de romper con aquello de: «pase lo que me pase, quiero que me visite el médico». Una manera de entender la sanidad que deberá a cambiar a partir de ahora.