En 2024 la ropa recogida en los contenedores de la cooperativa Roba Amiga, encargada de la gestión de estos residuos en Tarragona, volvió a crecer, pasando de las 300 a 326 toneladas (un 9% más). En el conjunto de la demarcación se pasó de las 1.510 a las 1.584 toneladas (un 4,9% más).
Actualmente la entidad, que forma parte de la asociación Formació i Treball, cuenta con 52 contenedores en la ciudad: 49 en la vía pública y tres en la deixalleria. En toda la provincia cuentan con 442.
La gestión de las prendas que se recogen en estos contenedores permiten dar empleo, a través de contratos de inserción, a personas en situación de vulnerabilidad. En la demarcación dan trabajo a cuatro personas en la Botiga Amiga de Tarragona y a tres en la de Reus, así como a cuatro ayudantes de chofer, dos auxiliares de almacén, dos auxiliares de logística y seis personas de selección de prendas.
Previsión de aumento
La previsión es que el reciclaje de la ropa usada siga en aumento, no solo por la concienciación de los ciudadanos, sino porque la nueva Ley 7/2022 del 8 de abril, de Residuos y Suelos Contaminados para una Economía Circular, obliga a los estados miembros de la Unión Europea a la recogida selectiva de residuos textiles, que hasta ahora se hacía de manera opcional y gratuita a través de convenios de colaboración entre los diferentes organismos municipales y entidades de la economía social, en la mayoría de los casos.
Xavi Puig, codirector general de la entidad social, explica que ante este nuevo marco la entidad está «acondicionando una nueva nave de 28.144m2 en la ciudad de Sabadell, que se convertirá en el centro de tratamiento textil más grande y avanzado de todo el sur de Europa. Sin embargo, todavía no están definidas las tasas y la financiación de los costes de recogida, transporte y clasificación de este residuo, situación que preocupa en el sector».
El reto de la reutilización
Otro de los grandes retos en la gestión de la ropa usada es la reutilización. «El 63% del textil gestionado por la Fundación se recupera y canaliza para su reutilización a través de puntos de venta de la marca Moda re-, propios (36) y de todo el Estado (170), para la comercialización solidaria o la donación a familias en situación de riesgo de exclusión social. Así como para exportación internacional, por su alta capacidad de aceptación de la ropa de segunda mano”, añade Puig. Durante 2024 las ventas en estos establecimientos han aumentado registrando un crecimiento de facturación del 16%.
Respecto al reciente reportaje publicado por El País que hacía seguimiento a prendas depositadas en contenedores de toda España que acababan por medio mundo, Albert Alberich, director de la iniciativa Moda Re-, hace una reflexión. «El mayor problema de la ropa usada en el primer mundo es el elevado consumo de moda ultra rápida. En este contexto Europa y España no son una excepción». Hay que tener en cuenta que en España se recogen separadamente algo más de 100 millones de kilos de ropa usada al año, pero son más de 700 millones de kilos los que cada año se depositan en vertedero, sólo en España, señala,
Si a ello le añadimos la baja capacidad de clasificación del residuo textil en muchos países europeos (entre ellos España) y la baja capacidad de reciclar esta ropa a nuevas fibras ya tenemos el núcleo de este problema mundial.
En el caso español tenemos que añadir el bajo consumo de ropa usada. Todavía existe una estigmatización del uso de ropa usada. Si en España no llegan a 400 las tiendas de ropa usada que gestionan entidades sociales, en Inglaterra son más de 11.000 las tiendas de este tipo. Este bajo nivel de reutilización obliga a la exportación de esta ropa reutilizable a terceros países.