«Hay que hacer que la gente coja confianza los primeros días, porque nunca sabes la situación que traen... Y vale la pena tener paciencia, porque después se esfuerzan y el trabajo sale mucho mejor», cuenta Youssef Fillali mientras recoge las bolsas del contenedor de Roba Amiga de la calle Sant Antoni Maria Claret.
Youssef sabe bien de lo que habla: es conductor en plantilla de la Fundació Formació i Treball, aunque antes hizo un itinerario de inserción en la misma entidad, que le dio la oportunidad de encontrar un empleo cuando parecía algo imposible. Ahora le explica todo lo que sabe a Mohamed Khalifa.
Mohamed, casado, padre de un niño y derivado de Serveis Socials, cuenta que entrar en el programa le ha dado una tranquilidad y una estabilidad a su familia que no se cansa de agradecer.
Él es una de la treintena de personas que tiene un empleo de inserción en la ciudad relacionado con la recogida y reutilización de textiles de la mano de la fundación Formació i Treball. Se trata de personas inmigrantes que consiguen regular su situación; jóvenes extutelados; víctimas de violencia de género; madres de familia monoparental; parados de larga duración... Personas con una pesada mochila, como bien cuenta Youssef.
Trabajo en toda la cadena
Idoia Jiménez, coordinadora de la delegación en Tarragona de Formació i Treball, explica que «para nosotros el textil no es un residuo, sino un recurso laboral».
Además de contar con alguien como Yousef, que le explica en qué consiste el trabajo; Mohamed tiene una tutora individual, una integradora que lo acompaña para mejorar todas las habilidades personales que le ayuden a insertarse en el mercado de trabajo ordinario. El itinerario que dura como máximo tres años.
Pero la creación de empleo no se restringe a la recogida de la ropa, con el proceso se crea empleo en toda la cadena. También son trabajadores de inclusión quienes se ocupan de la selección y el procesamiento de las prendas en la planta de la fundación en Sant Esteve Sesrovires (Barcelona). Y lo mismo sucede con quienes trabajan y atienden en las tiendas ‘Moda re-’, una de las cuales está en Tarragona.
¡Ay qué calor!
El año pasado se recogieron en Tarragona 286 toneladas de ropa usada en los 55 contenedores que hay colocados en la vía pública y en los tres de la deixalleria. Se prevé que este año la cifra aumente.
La recogida, no obstante, no es lineal, y hay picos que coinciden con los cambios de temperatura, como constata Youssef, que explica que llevamos ya unas semanas en plena operación cambio de armario. Si habitualmente se recogen entre 3.000 y 3.500 kilogramos, actualmente estamos entre los 6.000 y 7.000 kilogramos.
El camino por recorrer en lo que tiene que ver con la ropa que desechamos es enorme. «Casi el 90% de la ropa usada va a un vertedero», señala Jiménez, a la par que recuerda que la industria textil es la segunda más contaminante del planeta.
El 63% del textil que recogen y gestionan es reutilizable, pero solo en torno a un 10% se queda en España, debido a que la adquisición y uso de ropa de segunda mano todavía es una costumbre minoritaria. El resto lo dedican a la venta internacional, aunque aseguran que en ningún caso «es residuo reciclable ni de rechazo, sólo y únicamente ropa reutilizable en buen estado, que en España podría consumirse si tuviéramos la ropa usada como un hábito incorporado».
Justamente esa es una de las motivaciones, asegura Jiménez, «para abrir nuevas tiendas que acerquen la compra de la segunda mano a la sociedad y eliminen el estigma de las tiendas ropero».
La ropa que no está en condiciones de ser reutilizada (en torno a un 30%) se emplea para producir nuevas fibras que se usan en la industria del automóvil y en aislamientos técnicos y acústicos, entre otros.
A nivel estatal las cifras de reciclaje irán en aumento debido a la puesta en marcha de la nueva Ley 7/2022, del 8 de abril, de residuos y suelos contaminantes por una economía circular, que obliga a los estados miembros de la Unión Europea a la recogida selectiva de residuos textiles, antes del 1 de enero de 2025.
En el caso de la ciudad de Tarragona, Formació i Treball resultó ganadora del lote del concurso de la basura que se dedicará al reciclaje de textiles que todavía no ha entrado en vigor.
EL RECORRIDO PASO A PASO
1-Todo al contenedor
Al contenedor de ropa usada pueden ir los zapatos, bolsos, cinturones y todo tipo de textiles (también del hogar) independientemente de si están rotos o desgastados. Se recomienda colocarlo todo en bolsas cerradas.
2-Recogida
Los contenedores de la ciudad se vacían al menos dos veces por semana, generalmente temprano por la mañana. El diseño se ha ido cambiando para mejorar la seguridad y cuentan con un sensor que avisa cuándo están llenos.
3-Traslado
Las furgonetas descargan las bolsas recogidas en los 58 contenedores de la ciudad y las llevan a una nave en el polígono de Constantí, donde se hace una primera criba. De allí van a la planta de Sant Esteve Sesrovires.
4-Selección
En la planta de Sant Esteve Sesrovires se realiza la selección de las prendas. El 63% se recupera para su reutilización a través de puntos de venta propios (‘Moda re-’) y de todo el Estado, así como para exportación internacional. En la planta se higieniza con tecnología de ozono.
5-Nuevos productos
En la planta, una máquina permite conocer la composición exacta de los tejidos. Las prendas que no están en condiciones de ser reutilizadas (el 31%) se destinan a producción de nuevos productos textiles, para la industria del automóvil, aislamientos térmicos, acústicos...
6-En la tienda
La ropa se vuelve a oxigenar con vapor si hace falta. Las etiquetas con el precio se ponen bajo criterios de tipología de prenda, calidad, marca y estado. Las prendas se disponen en la tienda. La de Tarragona está en la calle Apodaca.
7-Hasta el usuario
La ropa se pone a la venta al público general. También hay programas de entrega social para familias vulnerables que pueden ir a probarse las prendas y elegir en función de sus preferencias. De esta manera se rompe el estigma y se dignifica la entrega.
Youssef Fillali, una de las personas que cada día se encarga de vaciar los contenedores de la ciudad, explica que, de tanto en tanto, reciben llamadas de usuarios que han tirado por error objetos junto con la ropa. Las llaves de casa y del coche, así como los teléfonos móviles, son un clásico; pero también se han encontrado chaquetas y abrigos con carteras y documentación, o plantillas ortopédicas. Una vez, incluso, un usuario dijo que su mujer había tirado por error una prenda con mucho valor sentimental para él que resultó ser una bolsa con dinero y joyas. En estos casos, los usuarios deben acreditar que son los dueños y el contenedor se suele abrir delante suyo.