Las discotecas catalanas han empezado a repartir tapavasos entre su clientela para evitar que les puedan echar droga en la bebida. Se trata de una medida para aumentar la seguridad de las mujeres, principalmente, que en ocasiones son víctimas de agresiones sexuales por sumisión química. En el caso de la provincia de Tarragona, el club Tropical Salou será el primero en disponer de estos protectores de copas, entre otras medidas.
Para hacerse una idea de la situación, desde 2016 y hasta 2021 se ha detectado un incremento del 18,36% de los hechos conocidos en el ámbito de la violencia sexual (de 3.529 a 4.177) y un incremento del 24% de las víctimas que denuncian (de 2.577 a 3.194). Son las cifras presentadas por los Mossos d’Esquadra el pasado 28 de junio, y que si desgranamos por regiones vemos que las Terres de l’Ebre y el Camp de Tarragona son la segunda y la tercera región policial donde más crecieron estos hechos delictivos en 2021 respecto al 2019, un 28 y un 24%, respectivamente.
Con todo, los datos policiales recogen que durante el 2021 y hasta el 12 de junio de 2022 se registraron un total de 288 casos en que la víctima, según su relato, estaba drogada. En 167 ocasiones por sumisión química –drogada por el agresor– y en 121 por vulnerabilidad química –cuando la víctima había consumido droga voluntariamente y el agresor se aprovechó de ello–. Y hablamos de casos «según el relato de la víctima» porque los investigadores se encuentran con la dificultad de encontrar restos de la sustancia en sangre y/u orina a menudo porque la denuncia se ha realizado horas más tarde y la posibilidad de localizar restos es ínfima. A pesar de ello, la declaración de la víctima se recoge en el atestado policial y se investiga en base a su testimonio y a los hechos que le han sucedido, aseguran desde el cuerpo de Mossos d’Esquadra.
En esta misma línea, el Hospital Clínic de Barcelona hizo público un informe en el que señalaba que entre enero y octubre de 2021 atendieron en urgencias a 368 víctimas de agresiones sexuales, de las cuales en el 30% se observaron indicadores de sumisión química. Más de la mitad (un 55%) eran menores de 25 años.
El alcohol, la benzodiacepina, el éxtasis líquido, la ketamina y la burundanga son las drogas más utilizadas por los agresores.
El Tropical, pionero en Tarragona
Los tapavasos ya se están repartiendo en alrededor de 25 discotecas de Catalunya, como es el caso de la Sala Apolo, Pacha, Input, Bling Bling y Opium, en Barcelona, y en varias de Lloret de Mar. En la provincia de Tarragona será el Tropical Salou el primer local en adoptar esta protección, que forma parte de todo un conjunto de medidas en el marco del International Nightlife Safety Checked (INSC), un certificado de excelencia en el ámbito de la seguridad que otorga la Asociación Internacional de Ocio Nocturno. Así, durante el último mes el negocio salouense ha estado inmerso en todo el proceso para recibir este sello de calidad, que además de los tapavasos –que llegarán al club en los próximos días– también incluye otras medidas de seguridad. Así, ya disponen de un dispositivo anti-atragantamiento, un reanimador manual en caso de paro cardíaco, un alcoholímetro para que los clientes puedan asegurarse de que están en condiciones de conducir y un par de espadas detectoras de metales para evitar que se introduzcan en la discoteca armas o elementos peligrosos.
En la línea de la seguridad de las mujeres ante agresiones sexuales, la discoteca, y en el marco del certificado de calidad, también ha implantado el protocolo ‘Ask for Angela’, que traducido del inglés significa: pregunta por Angela. Este consiste en que si una mujer está siendo víctima de un abuso sexual en el local, se dirige a la barra y pregunta por Angela. En ese momento, los trabajadores, que han recibido una formación, aplican el protocolo para proteger a la chica.
«La mayor parte de estas agresiones sexuales por sumisión química se producen en botellones y fiestas privadas, y no tanto en discotecas», defiende Joaquim Boadas, presidente de la Federació Catalana d’Associacions d’Activitats de Restauració i Musicals (Fecasarm), que añade, no obstante, que «con medidas como el tapavasos o la formación al personal lo ponemos tan difícil como podemos a aquellos que vengan a los locales de ocio nocturno a hacer daño». Paralelamente, señala también que los casos de sumisión química también se dan en hombres: «Les drogan y les llevan al cajero para que saquen dinero y les roban».
Por su parte, Hilario Benítez, gerente del Tropical Salou, explica que «hemos visto que han ocurrido violaciones por sumisión química en Barcelona y en otras partes de España y, aunque en Salou no se haya dado, hemos querido tomar esta medida de forma preventiva, para reducir el riesgo de que ocurra aquí», a la vez que defiende que «intentamos implantar todo aquello que esté relacionado con mejorar la seguridad en la discoteca». Hay otros locales de la demarcación de Tarragona interesados en repartir el protector de copas entre su clientela.
Responsabilizar a la víctima
A todo esto, hay quienes denuncian que la implantación de los tapavasos no hace más que responsabilizar a la víctima y limitar su libertad. Ya lo criticó a finales de mayo la Consellera d’Igualtat i Feminismes de la Generalitat de Catalunya, Tània Verge, aunque valoró positivamente que se trate de una medida de prevención. En la misma línea, Ariadna Vilà, psicóloga experta en el abordaje de violencias machistas y vocal de la Junta de Govern del Col·legi Oficial de Psicologia de Catalunya, lamenta que «con esta medida estamos responsabilizando a la víctima, e implica generar más miedo a con el que ya viven las mujeres». Defiende que «está bien adoptar estas medidas preventivas, pero que protejan a la mujer y no limiten su libertad, como puntos lila y protocolos contra delitos sexuales en las discotecas».