«Es una sensación horrible. A partir de las siete de la tarde, cuando el sol se va, ya no podemos salir a la calle. Los mosquitos se adueñan del ambiente y los vecinos tenemos que vivir pegados a un repelente de mosquitos», asegura Roser Barrio, secretaria y portavoz de la Associació de Veïns del Parc Francolí, entidad que denuncia la presencia de estos insectos, no solamente en el parque, sino también en las calles adyacentes. Y es que los espacios donde hay agua estancada favorecen la proliferación de los mosquitos.
La situación se repite año tras año, pero los vecinos coinciden en que esta vez la problemática es más grave que nunca. «Creemos que las lluvias han llegado muy pronto, lo que hace aparecer charcos y agua estancada, sinónimo de mosquitos», explica Barrio, quien también culpa de la presencia de estos mosquitos a los aspersores rotos que hay en el Parc Francolí.
«Es imposible salir a la calle. La mayoría de vecinos optamos por quedarnos en casa. El otro día decidí sentarme en un banco a esperar a mi marido y tuve que esconderme. Me estaban acribillando», explica Antònia, una vecina de la calle Arquebisbe Josep Pont i Gol, quien confiesa que no es capaz de salir de casa sin su repelente de mosquitos. «Lo llevo siempre encima, como el monedero o el móvil», asegura.
Por su parte, el Ayuntamiento de Tarragona asegura que el Parc Francolí recibe tratamientos desde el pasado mes de abril, que se alargarán hasta el mes que viene. «No tenemos constancia de que este año sea peor que otros o que sea necesario hacer más tratamientos», aseguran fuentes municipales.
La asociación de vecinos, por su parte, no ha llevado a cabo ninguna queja formal al respeto. «Tenemos pendiente alertar de la situación, pero creemos que el equipo de gobierno debería poner más atención a una zona como es el Parc Francolí», asegura la portavoz de la entidad.