La construcción del nuevo barrio de la zona de Ponent para 4.000 personas en el que se ubicará la futura tienda de IKEA empezará el próximo mes de septiembre. Así lo anunció ayer al Diari el concejal de Urbanisme del Ayuntamiento de Tarragona, Josep Maria Milà (PSC), quien asegura que, en breve, el Consistorio adjudicará formalmente la urbanización del terreno situado junto a la T-11, entre Les Gavarres y el Anillo Mediterráneo de Campclar, que cuenta con una superficie de 302.000 metros cuadrados y cuyo coste será de 10,2 millones de euros.
Las primeras actuaciones se centrarán en el movimiento de tierras que servirán para que, una vez finalizada esta primera fase, se pueda iniciar la urbanización del entorno y la construcción del inmueble que alzará la empresa IKEA en la ciudad, el primero que se situará fuera del área metropolitana de Barcelona.
«Esperamos que en septiembre ya se puedan iniciar las intervenciones. Ya se ha decidido la empresa que hará la urbanización y, ahora, falta adjudicar el encargo de una manera oficial» explica Josep Maria Milà, quien calcula que el periodo que será necesario para aplanar el terreno y situarlo a la cota prevista en el proyecto será de unos tres meses. «Será entonces cuando IKEA podrá empezar a construir su edificio» explica el máximo responsable del área municipal de Territori.
Ya ha pagado 288.000 euros
Este calendario situaría la colocación de la primera piedra del esperado centro comercial a principios de 2018. Actualmente, la empresa originaria de Suecia ya ha recibido la licencia comercial por parte de la Generalitat de Catalunya y, el pasado mes de enero, presentó el proyecto básico para poder solicitar la licencia de obras a la administración municipal.
Cuando la corporación local adjudique de manera definitiva la urbanización del entorno, IKEA podrá recibir entonces la licencia de obras. En ese momento, sin embargo, aún no podrá empezar a construir, ya que necesitará que finalicen los movimientos de tierras que empezarán el próximo mes de septiembre. Sin embargo, de forma paralela, la compañía nórdica podrá solicitar entonces el permiso de obras, que le obligará a entregar al Ayuntamiento el proyecto ejecutivo para concretar la edificación.
«Esto será un trámite, ya que cuando se entrega el proyecto básico se firma un documento en el que se estipula que el ejecutivo no puede variar respecto al proyecto inicial» explica Milà, quien remarca que una vez la administración municipal reciba el texto definitivo tardará «una semana» en resolver. «En ese momento sólo miraremos la volumetría, la ocupación y la altura, ya que la estructura y las instalaciones ya han quedado definidas en el primer documento» explica el edil socialista.
A día de hoy, IKEA ya ha pagado una tasa de 288.000 euros para solicitar la licencia de obras. Una vez reciba el permiso de obras hará efectivo el pago de los 15,7 millones de euros a los que se comprometió en 2012 para adquirir los derechos comerciales. Asimismo, ya en 2018 y con las obras empezadas, la compañía sueca abonará otros 833.000 euros para sufragar el impuesto municipal relativo a Construcciones y Obras.