Son tiempos revueltos para la Sang, la Soledat y sus congregantes. La justicia ha admitido a trámite una demanda interpuesta contra ambas entidades, por haber cambiado el nombre de la propiedad de la iglesia de Natzaret y de la Casa de la Sang. Hasta 2018, el inmueble era titularidad de la Sang y, con la operación capitaneada por mosén Queraltó, ha pasado a ser compartida con la Soledat. Una parte de los congregantes denuncian que el trámite se llevó a cabo «de manera unilateral, de escondidas y sin el acuerdo necesario de la junta general».
La demanda ha sido interpuesta por el congregante y ex subprefecto de la Sang, Josep Maria Fortuny, y lo que pide es que se declare nulo el documento notarial que implica que la sede de la congregación sea de propiedad compartida. Otro episodio más en la guerra abierta entre dos entidades que, durante siglos, fueron una.
La historia se remonta a noviembre del año pasado, cuando una buena parte de la junta directiva de la Sang decidió dimitir por desavenencias con el prefecto mosén Queraltó. El motivo de la dimisión era la manera como Queraltó llevó a cabo la operación de cambio de propiedad.
Nos ubicamos entorno al año 2017, cuando la junta directiva de la Sang hablaba de crear una especie de archicofradía que integrara a las dos congregaciones, la Sang y la Soledat. La junta acordó que si esta archicofradía tiraba adelante, se cambiaría la propiedad del inmueble formado por la iglesia de Natzaret y la Casa de la Sang. Eso sí, la segunda operación debía ser consecuencia directa de la primera. Finalmente, la archicofradía no acabó cuajando y todo quedó en agua de borrajas. O al menos eso pensaban algunos.
que se declare nulo
el documento que
se firmó en 2018
Sin pasar la propuesta por ninguna junta general ni someterla al voto de los congregantes, mosén Queraltó decidió, presuntamente, presentarse a finales de 2018 ante un notario y cambiar el nombre de la propiedad, sin ningún documento que lo acreditase.
Queraltó alegó entonces que el documento de inmatriculación que se hizo en 1987 –y que ratificaba que el inmueble era titularidad de la Sang–, era erróneo y que la propiedad era compartida con la Soledat. «No tiene ningún sentido.
Josep Maria Fortuny (demandante): «Estamos cansados del ocultismo y la falta de transparencia con las que se hacen las cosas»
En 1987, la congregación de la Soledat no hubiera podido tener inmueble alguno a su nombre ya que no puede obtener CIF propio hasta el año 2014», explica Josep Maria Fortuny, el denunciante, quien añade que «prueba de que se hizo mal es que mosén Queraltó no lo comunica hasta que los miembros de la junta directiva se enteraron de casualidad».
Tanto es así que, incluso en 2020, cuando la idea de la archicofradía se descarta totalmente, la junta decide votar si llevar a cabo el segundo punto del acuerdo –el de cambiar de nombre el inmueble– o, si por el contrario, se dejaba sin efecto. Esto demostraría que, al menos una parte de la junta, no sabía que el trámite ya se había hecho. «Mosén Queraltó y otro miembro de la junta fueron los únicos que votaron que sí», explica Fortuny, quien sospecha que el objetivo era «dejar pasar el tiempo para que no se pudiera impugnar el trámite».
Con todo ello, Fortuny decidió presentar una demanda por lo civil con el objetivo de declarar nulo el documento firmado ante notario por la Sang y la Soledat. El juez admitió a trámite la demanda y, hace una semana, la otra parte –es decir, las congregaciones– presentaron las respuestas, alegando, entre otras cosas, que no era necesario pasar el acuerdo por junta general.
Ramon Mullerat (actual subprefecto): «En 2018, la junta directiva autorizó por unanimidad que el representante legal hiciera el trámite»
«Hemos contestado la demanda con razonamientos jurídicos de mucho peso, ya que los hechos que expone el denunciante no son ciertos», explica Ramon Mullerat, actual subprefecto de la Sang, quien añade que «en el año 2018, la junta directiva autorizó por unanimidad que el representante legal de la congregación rectificase el certificado del año 1987, sin estar condicionado a la archicofradía».
Rafa Pintado (ex subprefecto): «Le pedimos al arzobispo que cambiara al prefecto de la Sang»
No descarta la vía penal
Ahora, el juez deberá señalar audiencia previa y, si no se llega a un acuerdo, se propondrán las pruebas. Será entonces cuando el caso quedará a la espera de juicio. Fortuny no descarta iniciar también la vía penal, «en caso de que sigan mintiendo», ya que «también podría haber un presunto delito de falsificación en documento público y administración desleal».
El denunciante explica que ha decidido interponer la demanda porque «estamos cansados de la manera en la que se hacen las cosas. Siempre con ocultismo y con falta de transparencia», añade.
¿Dimisión?
Tras la dimisión de buena parte de la junta, en noviembre del año pasado, algunos congregantes pidieron reunirse con el arzobispo de Tarragona, Joan Planellas. «Le dijimos que no estábamos de acuerdo en cómo actuaba mosén Queraltó. Le pedimos que lo cambiara», explica Rafa Pintado, ex subprefecto de la Sang, quien quiere dejar claro que «no dimitimos por el cambio de nombre, sino por la manera cómo se hizo».
Fuentes del Arzobispado: «Esta semana, el arzobispo Planellas tomará alguna decisión sobre este tema»
Desde el Arzobispado desmienten los rumores sobre que el arzobispo habría pedido a mosén Queraltó que dimitiese, y explican que, a partir de la semana que viene, se tomará una decisión al respeto.
Por su parte, ni la priora de la Soledat, Maria Dolores Nolla, ni el prefecto de la Sang, mosén Queraltó, han querido pronunciarse, ya que aseguran que el caso se encuentra en vía judicial.
Cronología
1550. La Sang compra a un particular la Casa de la Sang.
1738. El Arzobispado cede el solar de la iglesia a la Sang, con la condición que vuelva a edificar un templo de culto.
1742. Se construye la iglesia de Natzaret.
1876. Nace la congregación de la Soledat y se aprueba un reglamento de gestión.
1987. La Sang inmatricula el inmueble –iglesia y Casa–. Ya era antes de su propiedad, pero se habían perdido los registros.
2014. La Soledat consigue personalidad jurídica propia y se inscribe como entidad independiente.
2016. Las congregaciones empiezan a hablar de la idea de crear una archicofradía con ambas entidades.Finalmente, se descarta la opción.
2018. Mosén Queraltó y una representante de la Soledat firman ante notario que el documento de 1987 era erróneo y cambian la propiedad del inmueble.
2020. La junta directiva vota si cambiar o no la titularidad de la finca y gana el no. El trámite ya estaba hecho.
Noviembre 2023. Parte de la junta dimite.
Diciembre 2023. Fortuny interpone la demanda.
Abril de 2024. La Sang y la Soledat responden el escrito.