«Hay días puntuales en que estaremos por encima del 90% de ocupación, pero la media de todo el puente oscilará entre el 85 y el 90%. Las previsiones son buenas, es un puente importante porque de alguna manera da inicio al momento más importante de la temporada turística», desgrana Albert Canadell, director general del Grupo Blaumar, sobre su hotel en el Passeig Jaume I de Salou.
En ese baremo se mueve la previsión de ocupación de hoteles, apartamentos turísticos y campings en el Camp de Tarragona y las Terres de l’Ebre para este Sant Joan. No va a haber lleno, pero casi, prolongando la esperanzadora inercia que se está viendo desde Semana Santa, en ese gran objetivo para el sector de igualar o, al menos, quedarse muy cerca de las cifras ‘top’ de 2019. «Todos firmaríamos quedarnos cerca, y nos estamos aproximando. El ambiente es positivo, vemos una cierta predisposición al gasto», cuenta Xavier Guardià, portavoz de la Federació Empresarial d’Hostaleria i Turisme de la província de Tarragona (FEHT). «El puente solo es un día más pero se da un efecto llamada. La campaña está yendo bien, primero con la llegada de jóvenes de Aragón que han acabado la selectividad y van a Cambrils o Salou, luego con los torneos de fútbol; también ayuda este calor que hemos pasado».
Guardià cifra esa ocupación en una horquilla de entre 85 o 90%, que puede oscilar: «A un hotel grande le costará más llenar pero lo importante es que hay muchas ganas de moverse. Hay un cliente de automóvil muy fidelizado y de segunda residencia, de lugares como Zaragoza, Lleida o Pamplona, pero también empezamos a ver un público británico, también irlandés o francés. Todos los mercados tendrán una evolución similar al alza».
Aumento de precios
Se mueve el turismo entre dos grandes fricciones. Por un lado, están las ganas de salir y viajar en el primer verano de normalidad total y sin restricciones tras la pandemia, con el aliciente del visitante extranjero; por el otro, amenaza una enloquecida inflación de más del 8% en los últimos meses en Tarragona, lo que aumenta irremediablemente los precios, aunque con algunos matices.
«Creemos que el impacto se va a notar más el año que viene, porque en este la gente que no ha viajado tanto por la Covid tiene ahorros y muchas ganas de salir. Tampoco hemos visto mucho encarecimiento de precios, porque algunas ofertas, por ejemplo, de touroperadores, ya estaban cerradas desde el año pasado. Y tampoco puedes subir tú mucho los precios porque entonces puedes perder clientes con el hotel de al lado», cuenta Guardià.
Canadell, desde Blaumar, cree que «el objetivo es quedar como más cerca mejor de los datos de 2019», aunque matiza: «En términos de rentabilidad estaremos lejos, porque la inflación, como todos, también la notaremos. Ya lo venimos viviendo, con estancias más cortas que en 2019. En lugar de salir seis días te vas tres».
Sin embargo, se impone una sensación de cierto ‘carpe diem’. «A partir del tercer y cuarto trimestre la inflación puede afectar más, pero parece que ahora aún pueden más las ganas de salir», diagnostica Canadell.
Magí Mallorquí, presidente de la Associació Hotelera de la Província de Tarragona, define las previsiones como «altas», con una ocupación «entre el 90 y el 100%, tanto en la costa como en el interior», en buena parte por la recuperación del mercado internacional. «Estamos teniendo muchas reservas. Semana Santa ya fue muy bien y esperamos un Sant Joan muy bueno, que anticipa ya las sensaciones que puede haber en verano. En la costa podríamos hablar de una ocupación del 90 o el 95% y en el interior del 70 o el 80%», comenta Mallorquí, optimista pese a los costes: «Vemos mucho turista francés, también inglés, holandés y francés. Por descontado hemos tenido que subir precios, porque nos hemos visto obligados, aunque lo intentamos minimizar».
¿Igualar el balance de 2019?
Superar los balances de 2020 y 2021 va a ser sencillo, y Mallorquí cree que se puede aspirar a más: «Igualaremos seguro a 2019 y creo que en algunas zonas se puede superar incluso». En la movilidad posCovid las proyecciones son más volátiles e inciertas, pero igualar los registros de 2019 es un objetivo claro después de que el sector se quedara al 50% de su recuperación en 2021, con un 43% menos de pernoctaciones y 2.500 millones que se dejaron de facturar respecto a ese 2019 de récord, previo al estallido del virus. «Es difícil decir, porque no sabemos qué pasará en septiembre u octubre, porque las reservas son ahora mucho más inmediatas. Ahora se hacen con menos antelación, porque venimos de una época en la que la gente ya se había acostumbrado a tener que cancelar. Ahora no se tiene tanta prisa, porque en los últimos años no ha había habido problemas de reservas y muchos se confían», dice Guardià.
Joan Calvet, presidente de la asociación de apartamentos turísticos en la provincia, apunta a que «estamos en una ocupación del 85-90%, lo que es prácticamente un lleno técnico». Calvet añade que «en un 90% se trata de familias con niños, que vienen aprovechando que ha terminado el colegio, y el otro 10% son jóvenes que se apuntan también al ocio que genera la verbena de Sant Joan».
Calvet cree que «2019 fue un año de récord total, pero igualar cifras de 2017 y 2018 ya estaría muy bien». Las mismas sensaciones halagüeñas abundan en los campings. «Las previsiones para el puente son buenas, hablamos de cifras similares a las de 2019. Lo son para toda la temporada, si no pasa nada», comenta Mireia Sans, presidenta de la Associación de Campings de la Costa Daurada y las Terres de l’Ebre. «Los extranjeros ya están llegando, franceses, holandeses, belgas, irlandeses, ingleses. También va a ser un puente muy nacional, que a la vez es el pistoletazo de salida definitivo a la temporada. Estamos en una ocupación media del 90% y en cifras similares a 2019», admite Sans.
«La previsión es muy buena»
El portavoz de la Associació de Turisme Rural de les Terres de l’Ebre, Juanjo Bel, reconoce que «no estamos al 100%, pero sí al 95%, y la previsión es muy buena, mejorando lo que hicimos en 2021». Bel no cree que un eventual aumento de tarifas tenga demasiado impacto: «Cada propietario es libre. Yo no he subido precios, pero si lo hubiera hecho, un 5 o un 10%, creo que el cliente que lo tiene decidido va a viajar igual».
El responsable ebrense de casas rurales incluso dibuja una alerta territorial que tiene que ver con el turismo pospandemia y que, precisamente, parte de ese éxito del que goza el destino: «Nos topamos en algunos lugares con una masificación. Ya se notó el año pasado y se vuelve a ver en este. Ese componente de turismo tranquilo que tenía el Delta se está perdiendo y, como todo, es conveniente una regulación».