Tarragona cada año defrauda más al seguro. Siguiendo la línea de todo el país, la demarcación registra cerca de un 9% de partes ilegales, el doble que el 4,5% que se daba antes de la pandemia. Los datos quintuplican a los de hace dos décadas.
Algunas de las tramas más habituales que indica la aseguradora Línea Directa, que elabora un barómetro cada año, son motoristas que declaran haber sufrido un accidente en una gasolinera cuando, en realidad, ha sido circulando a todo gas en un circuito de carreras.
La compañía también pone el ejemplo de una persona que reclama una incapacidad permanente y una costosa reforma en su casa para adaptarla a su supuesta discapacidad mientras sigue trabajando en su bar con normalidad, o un trabajador con una baja laboral prolongada que, a pesar del accidente y sus «graves» lesiones, demuestra conservar un excelente toque futbolístico.
La razón de este incremento es la actual situación económica, marcada por la reducción del poder adquisitivo de los ciudadanos por la inflación y el alza de los tipos de interés. Además, también se han mejorado los medios de detección del fraude basados en la Inteligencia Artificial, que permite identificar parámetros, señalar posibles conexiones de los implicados y destapar incoherencias en sus declaraciones.
El perfil más habitual de defraudador al seguro es un hombre joven de menos de treinta años desempleado o con un trabajo precario. En los últimos años se le ha ido sumando el de un hombre de más de cuarenta años que realiza estas prácticas para obtener un «dinero extra» o para no tener que pagar una reparación.
La estafa más común es tratar de incluir en el parte daños ajenos al siniestro, siendo más habitual en un coche antiguo (de once a catorce años), en el lado derecho del vehículo y, generalmente, por no tener cobertura en su seguro para reparar los daños declarados. En cuanto a la época, se ha detectado un trasvase de estafas desde el verano al otoño (meses de octubre y noviembre), siendo los lunes y martes los días de la semana más propicios para los engaños.
Las redes organizadas recuperan su actividad
Lo que más preocupa a las aseguradoras son las redes organizadas, grupos de delincuentes que cometen fraudes «en carrusel» a distintas compañías con el objetivo de obtener indemnizaciones declarando lesiones falsas.
A menudo, estas redes están conectadas con delitos mucho más graves, están dirigidas por dos o tres cabecillas y suelen estafar, de media, más de 8.300 euros por caso, unas 10,5 veces más que los engaños de los conductores particulares.
Los fraudes de estas bandas suelen consistir en simular siniestros que nunca han existido o, directamente, causarlos implicando en ocasiones a terceros inocentes.
Lo cierto es que, en el anterior Barómetro, el confinamiento y las restricciones de movilidad derivadas de la pandemia habían causado muchos apuros logísticos a estas organizaciones. Sin embargo, la vuelta a la normalidad ha situado las actividades de estas mafias a niveles previos a la Covid-19.
De hecho, en los dos últimos años, Línea Directa detectó 211 organizaciones delictivas, un 11% más que en el Barómetro anterior, lo que eleva a más de 900 el número de mafias identificadas en los últimos nueve años.