«Fragmentada» y «poco extensa», así es la red de carriles bici de Tarragona

Cuando todavía no se ha tomado una decisión respecto a Pere Martell, los próximos proyectos que se pondrán en marcha son Prat de la Riba, la Avinguda d’Andorra y Llevant

06 enero 2025 19:46 | Actualizado a 07 enero 2025 07:00
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Tarragona tan solo suma 20,1 kilómetros de carriles bici segregados. Así lo recoge el Pla de Mobilitat Urbana Sostenible (PMUS) 2030, que tenía que aprobarse a finales del pasado 2024 por parte del Ayuntamiento. Su tramitación se ha ido demorando desde que en 2017 caducó el antiguo plan –que no acabó de desplegarse– lo que deja la ciudad atrás respecto a la transformación que en materia de movilidad sostenible han hecho muchas de las grandes poblaciones en los últimos tiempos.

Los déficits son más que evidentes. A pesar de que el nuevo PMUS todavía no se ha dado a conocer por parte del gobierno municipal, este puede consultarse a través de la página web del Ayuntamiento. Y la diagnosis es elocuente. «Tarragona no dispone de una red ciclista continua y segura», afirma el documento.

En cuanto a los carriles segregados –que discurren en acera o a través de la calzada– los veinte kilómetros de plataforma existente tan solo representan el 8% de la superficie viaria de la ciudad, lo que deja una red «poco extensa» y «fragmentada» de cara a los usuarios de esta modalidad de transporte. Así lo apunta el documento, el cual también hace un análisis detallado de la infraestructura existente. Y, al respecto, concluye que «en muchos casos» esta presenta «déficits de diseño» con «anchuras insuficientes» y «de señalización».

Los tramos de Pere Martell, la Rambla de Ponent y la calle Riu Segre son algunos de los que no disponen de esta anchura mínima, que sí cumplen el 86% de los ejes. Mientras, tan solo el 19% de la infraestructura dispone de señalización vertical o en casos como el carril bici de la N-340 la plataforma discurre por la acera, dejando poco espacio para los viandantes.

Ciutat 30

La mayor parte de la red pedaleable son calles con la regulación de velocidad a 30 km/h (88% y 221,4 km). Una limitación que «no se ha acompañado de medidas adicionales de pacificación o refuerzo de la señalización de bicicletas con tal de facilitar la cohabitación entre este modo y el vehículo motorizado».

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«Al final, los cuatro que vamos en bici es porque nos lo creemos mucho», lamenta desde la cooperativa L’Escamot, Pedro Redondo. Asegura que los que habitualmente se mueven sobre dos ruedas tienen «un perfil joven, de mediana edad y mayoritariamente hombres». «Tarragona no es una ciudad amable y segura que invite a los niños o a la gente mayor a ir en bicicleta. Sufres inseguridad y los conductores te pitan o te insultan porque les molestas», indica.

Según la Enquesta de Mobilitat Quotidiana de 2020, la bicicleta o los vehículos de movilidad personal tan solo están detrás del 0,7% de los desplazamientos internos en la ciudad, mientras que esta cifra cae hasta al 0,01% cuando hablamos de la movilidad de conexión.

El plan también hace referencia a la encuesta de satisfacción sobre la utilización de la bicicleta. Según esta, el 57,6% de los participantes concedían una nota muy positiva, entre 7 y 10, mientras que un 22,9% lo suspendía, dando una nota entre un 0 y un 4, Por último, un 19,5% de los encuestados daban una nota entre 5 y 6.

A la espera del PMUS

Pedro Redondo expone que la reducción de la velocidad a 30 km/h en el núcleo urbano no ha contribuido a despertar el uso de la bicicleta entre los tarraconenses. «La decisión que se haya tomado esta medida no es algo que nos haga especiales ni responde a una decisión del gobierno municipal, ya que nos lo obliga Europa, igual que las Zonas de Bajas Emisiones, pero son medidas que tienen que ir acompañadas de otras actuaciones y aquí, en lugar de aprovechar para transformar la ciudad, estamos estudiando cómo aplicar lo que nos dicen estos organismos superiores para continuar haciendo lo de siempre», argumenta.

Durante el presente mandato, todavía no se ha estrenado ninguna nueva infraestructura en cuanto a nuevos carriles bici. El último gran proyecto fue el Educatiu, que enlaza los campus Sescelades y Catalunya con la Plaça Imperial Tarraco. La inversión fue impulsada por el gobierno de Pau Ricomà, mientras que el de Rubén Viñuales ha preferido esperar a la aprobación del PMUS antes de tomar nuevas decisiones.

En estos momentos, se están acabando las obras de construcción de los dos tramos por el litoral que deben dar una continuidad al eje existente, entre el Miracle y la Arrabassada, y desde el extremo de levante de esta playa hasta la rotonda de la Via Augusta. Ambos son proyectos impulsados con los fondos Next Generation y que se ligaron durante el anterior mandato.

Esto tiene que permitir que la red existente sea menos «fragmentada» y que tenga una continuidad cuando se inicien las obras de uno de los grandes proyectos previstos, como es el carril bici de Llevant.

Enlazará con Altafulla, a través de la antigua N-340 y, de momento, ya hay el proyecto aprobado de la primera fase hasta La Móra por parte del Gobierno estatal, que es quien financiará las obras como contrapartida por el traspaso de carreteras.

«Podremos ir a la playa en bicicleta en agosto, pero a nivel de ciudad tampoco transformará el día a día de las personas en el sentido que incidirá en la movilidad cotidiana», afirma Redondo, quien cree que será una infraestructura «de domingo».

No hay una decisión sobre Pere Martell, aunque no se continuará con la segunda fase

El acuerdo también incluía la ampliación del puente del Francolí, con una ala específica para peatones y vehículos de movilidad sostenible, mejorando las conexiones entre el centro y Ponent. En ambos casos, el inicio de las obras está a la espera de la licitación del proyecto.

Asfalto y pintura

Por su parte, desde el Ayuntamiento de Tarragona se asegura que «en breve» se licitará la rehabilitación del firme de la Avinguda d’Andorra y la calle Prat de la Riba, lo que se aprovechará para habilitar una plataforma segregada para las bicicletas, de acuerdo con el pacto para que ERC apoyara los presupuestos del año pasado.

«Desde el gobierno municipal apostamos por la movilidad sostenible con la creación de carriles bici, que pacifiquen el tráfico de la ciudad, pero teniendo claro que los proyectos que tiremos adelante tengan un sentido y sobre todo que respeten el espacio del autobús, que es un medio sostenible y también accesible para todo el mundo», indica el concejal de Urbanisme del Ayuntamiento de Tarragona, Nacho García Latorre.

El ejecutivo socialista ha descartado la continuidad de la plataforma de Pere Martell, que en una segunda fase tenía que llegar al Serrallo. En cambio, se asegura que no hay una decisión tomada en cuanto al futuro del primer tramo. Al respecto, se explica que se está hablando con los vecinos para estudiar «soluciones técnicas», para una infraestructura que nació con controversia y que, sin una continuidad, prácticamente pierde todo el sentido que podía tener. Si finalmente decide revertirse sería el primer carril bici que pasaría por este proceso.

Este 2025 también tiene que ver la luz el futuro carril bici del preventorio de la Savinosa, una infraestructura de 750 metros que reseguirá el litoral junto al camino de ronda. En este caso, la inversión tampoco está ajena a la polémica, ya que desde las entidades ecologistas se cuestiona un vial que nace como un bolet, ya que de partida no se ha planteado su conexión con la red existente, ni la que quiere desplegarse de forma inmediata.

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