El Serrallo rinde culto a la Verge del Carme

Decenas de personas se reunieron en la fachada marítima del Serrallo para venerar a la patrona del mar

17 julio 2023 13:20 | Actualizado a 17 julio 2023 13:22
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Este domingo se celebró en diferentes poblaciones costeras la procesión a la Verge del Carme, donde los pescadores rinden culto a la patrona del mar. En Tarragona este festejo se concentró en el barrio marinero de el Serrallo, donde la procesión sirvió de broche a las fiestas del vecindario que han ocupado todo el fin de semana.

Alrededor de las seis y media de la tarde el paseo marítimo del barrio, colindante al puerto deportivo, ya estaba lleno de gente esperando este evento, ocupando las pocas zonas de sombra disponibles. La masa de gente se hacía más grande en torno a la iglesia de Sant Pere, punto de salida de la procesión. A pocos metros, frente a la cofradía de pescadores esperaban los veinticuatro portants, descalzos y vestidos con el traje tradicional. Joan Gallar, a la cabeza de ellos, explica que esta tarea era antes exclusiva de los pescadores, pero la perdida de masa en este empleo ha propiciado que se unan nuevas generaciones «con algún vinculo con el barrio o la pesca», principalmente descendientes de pescadores. Entre ellos, el joven Jofre levantó a la Verge del Carme por primera vez, el único debutante de este año.

A las siete en punto los gegants dieron inicio al ritual bailando seguidos de los petits pescadors que servían de entrante para la verdadera protagonista. La Verge salió de la iglesia entre vítores y aplausos y acompañada de dos pilares de cuatro de los Xiquets del Serrallo. Así dio inicio la procesión que llevó a la Verge al muelle para subirla a un barco e iniciar su tradicional ruta marítima por el puerto, acompañada de una decena de embarcaciones más.

Solo unos pocos afortunados la pudieron seguir desde el mar. Una multitud de gente, no solamente del barrio, observaba desde la orilla. Paqui y Trini son de La Canonja pero no se pierden ningún año esta cita.«Es precioso», afirman». Alrededor de las ocho y media, con el sol bajo y parcialmente cubierto, la virgen regresaba entre las bocinas de los barcos, dando así fin a tres días de celebración de la cultura marinera.

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