El Port Esportiu se prepara para abordar «de forma inmediata» la segunda fase de mejora de sus instalaciones. El objetivo es dotar de más «confort» unos espacios y servicios que a finales de marzo de 2024 acaban su concesión. «Es un buen proyecto, integrador con la ciudad, que piensa en todas las sensibilidades del puerto, desde el Club a los amarristas, pasando por los localistas y, en definitiva, toda Tarragona», argumenta la presidenta del Reial Club Nàutic de Tarragona, Andrea Mazzanti.
En esta segunda fase se construirá una nueva zona de vestuarios, próxima al Dic d’Abric, y se trasladará el varadero. Este se ubicará en la zona de la rotonda, un espacio actualmente infrautilizado y que debe permitir ganar seguridad de cara a los usuarios del puerto. Más allá de esto, el cambio de emplazamiento persigue una doble motivación. Por un lado, aprovechar un espacio que ahora no se utiliza para que la parte deportiva de la sociedad pueda seguir creciendo. Y, por el otro, «estamos ganando una zona que ahora está muerta, ampliando las zonas de facturación de forma que el Port Esportiu tendrá más dinero, con la cual cosa podrá tener un mejor mantenimiento», añade Mazzanti.
Esta segunda fase del proyecto también contempla la renovación de las aceras, generando «más confort en la zona vial», explica Xavi Farré, director gerente del Reial Club Nàutic Tarragona. Asimismo, se ampliarán de dos a cuatro las pistas de paddel.
Según el calendario, las obras se prolongarán hasta «finales de año», cuando el Nàutic Tarragona SA se preparará para abordar la tercera y definitiva fase de obras. Esta es la más ambiciosa y la que debe comportar un cambio más significativo en todo este entorno, en decadencia desde hace algunos años.
La maquinaria se pondrá en marcha a finales del mes de marzo de 2024, cuando expira la concesión actual y se activará el contador para un nuevo contrato, con una duración prevista de doce años. Es decir, hasta 2036. Será en este momento, en el que los locales pasarán a manos de la sociedad Nàutic de Tarragona SA, de forma que podrá iniciarse el derribo de las instalaciones ubicadas en la parte lateral del puerto. Actualmente, en esta zona hay un total de 21 locales que en su lugar permitirán generar un gran parking con capacidad para 144 vehículos. «Aquí tenemos un grave problema de aparcamiento y si queremos que haya una oferta buena de restauración y que venga gente debemos solucionarlo, porque aquí nos viene gente de todas partes», argumenta Mazzanti.
Con esta actuación, la oferta de locales se verá reducida a 38 y aunque no se prevén grandes cambios respecto a la situación actual sí que está previsto hacer un «lavado de cara» para adecentar tanto las instalaciones como la fachada del puerto. Desde la entidad se asegura que ya se ha hablado con los localistas actuales para que «tengan la oportunidad de continuar a un precio preferente».
Toda esta intervención persigue el objetivo de dinamizar un entorno con una «potente» oferta de restauración en la parte de arriba y con establecimientos relacionados en la actividad náutica en la parte más próxima al mar. Y es que ahora mismo de los 38 locales que permanecerán en pie tan solo catorce están ocupados. «El problema es que no son nuestros y no podemos hacer nada, de forma que si son de una empresa que ha quebrado y han pasado a manos de un banco o a lo mejor se ha muerto el propietario y la familia no ha querido continuar el negocio estos permanecen cerrados», lamenta la presidenta de la entidad.
Con el nuevo reglamento esto quiere cambiarse, de forma que los establecimientos serán propiedad de la sociedad concesionaria, que los pondrá en régimen de alquiler. De esta forma, cuando se presente cualquier inconveniente el Port Esportiu podrá recuperar la propiedad y ponerlo de nuevo en el mercado, evitando que de nuevo vayan quedando vacíos los espacios.
En esta nueva etapa no se dará cabida a que el ocio nocturno pueda volver a esta zona, cerrando definitivamente una etapa que acabó con problemas de inseguridad. No obstante, Mazzanti asegura que desde que el Port de Tarragona ha anunciado el proyecto de reforma de todo este entorno, con una mejora de los accesos y la generación de un gran parque verde, esto ha despertado un interés para alquilar los locales. «A raíz de esto hemos pasado de tener tres solicitudes por mes a casi tener lista de espera», explica Mazzanti.
De acuerdo con el cronograma actual, esta tercera y definitiva fase está previsto que finalice a «finales de 2024». Con todo, la empresa concesionaria habrá invertido la suma de 5 millones de euros en la puesta a punto de unas instalaciones que se inició con la mejora de los tres pantalanes, que estaban en un avanzado estado de deterioro. Tan solo esta intervención supuso una inyección económica de 800.000 euros, lo que ha supuesto la instalación de nuevas torres de luz «más atractivas, que permiten discriminar el que utiliza energía y el que no, de forma que al final quien consume paga», dice Farré. Esta última parte es la que todavía debe acabarse de poner en marcha, a la espera de la instalación de un software que permita esta discriminación y que «lo que nos permitirá tener un puerto más adecuado a las necesidades de hoy en día», argumenta Farré.
El proyecto no ha estado ajeno a la polémica. La intervención está bajo proceso de investigación, por parte del Juzgado de Instrucción número 3 de Tarragona a raíz de una querella presentada por la Assocació d’Amarristes del Port Esportiu de Tarragona, que posee el 5,57% del accionariado de la sociedad Nàutic Tarragona SA.
En la causa, el juez apuntaba a tres presuntos delitos como son el de insolvencia punible, administración desleal y delito societario, teniendo en cuenta que desde julio de 2020 el Reial Club Nàutic de Tarragona –que posee el 55,665% del accionariado de la empresa Nàutic Tarragona SA– es «administrador único» de la sociedad. Pese a ello, Mazzanti afirma que «el proyecto sigue adelante» y que este cuenta con el visto bueno tanto del Port de Tarragona, como de Puertos del Estado, que dieron su aprobación. «Al final estamos trabajando para que todo esto esté en condiciones a partir de 2024 y que en 2036 cuando se abra de nuevo la concesión el Port Esportiu esté un estado perfecto, una situación económica saneada y los locales y amarres llenos. Y si hay un club con un componente social mejor, porque desde nuestro punto de vista el desafío es que cuando dentro de trece años se acabe el nuevo contrato nadie pueda cuestionar si nos lo renuevan otra vez o no», concluye la presidenta.