El futuro de la Anilla verde y azul, a debate abierto

Gran interés ciudadano en la segunda de las rutas participativas del POUM, que se centra en el entorno de la Budellera y los espacios costaneros. Los participantes demuestran ganas de escuchar y capacidad de debatir

29 enero 2023 11:34 | Actualizado a 29 enero 2023 11:37
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Diez y media de la mañana, treinta personas, más dinamizadores y técnicos municipales, se citan en la Budellera. Se trata del segundo recorrido participativo dentro de las propuestas para compartir y debatir el nuevo Pla d’Ordenació Urbanística Municipal (POUM). Parece que hay más gente que en el primer recorrido, lo que demuestra el interés creciente de la ciudadanía en torno a una propuesta que les permite opinar y decidir la Tarragona que se imaginan en las próximas décadas. Al fin y al cabo, gente de todas las edades con un denominador común: el interés por el urbanismo y por el futuro de la ciudad.

La dinámica de la actividad consta de dos partes: una más informativa donde los técnicos explican las intenciones iniciales del diseño del POUM y otra donde el debate y las intervenciones de los tarraconenses asistentes son lo más importante. «No se trata de que todo el mundo esté de acuerdo, sino de detectar los puntos de interés y de hablar de todo», apunta uno de los dinamizadores. Los participantes tienen un pequeño cuestionario y un mapa del recorrido de cuatro kilómetros y medio que se realiza en el entorno de la Budellera a lo largo de tres horas. El recorrido empieza sorteando la carretera de entrada a Tarragona, con lo que ya se demuestra que la ciudad no siempre está pensada para los peatones: ¿servirá el POUM para resolverlo?

En la primera parada del recorrido, en un punto alto de los terrenos de la Budellera, se hace especial hincapié en el crecimiento urbanístico que proyecta el plan, así como a la naturaleza de los suelos que lo afectarán. El grupo de treinta participantes se divide en dos para incentivar las intervenciones y aparece el debate: ¿a qué se deben invertir las grandes superficies naturales que rodean Tarragona? «Es un espacio con muchas posibilidades, ya tenemos mucha superficie industrial para poner placas solares, los pueblos vecinos también tienen derecho a crecer», argumentan los participantes, demostrando ganas de escuchar, diversidad de ideas y capacidad de debate. «¿Cómo y por dónde ha de crecer Tarragona?», preguntan los dinamizadores, a lo que muchos asistentes, que parecen interesados en la defensa del medioambiente, argumentan que quizá «no ha de crecer más» o que hay que pensar con otras lógicas. La existencia de yacimientos arquitectónicos de interés, como las construcciones de ‘pedra seca’, también son importantes: «Yo vengo aquí para asegurarme de que este patrimonio se tenga en cuenta en la planificación», argumenta uno de ellos.

«La voluntad es conseguir una visión más humana, ver la ciudad a través del peatón, donde se debe transformar en todos los sentidos»
Andrés Martínez. Dinamizador del acto

El cuestionario propone decidir los elementos por los que Tarragona debería ser conocida en el futuro (cohesión, cultura y patrimonio, industria, innovación, sostenibilidad, turismo...) y parece que también hay controversia en eso, puesto que es difícil escoger solo tres opciones. Otro de los debates más estimulantes es la necesidad de conectar los barrios y las urbanizaciones con el núcleo de población, tal y como plantea la redacción inicial del POUM. Las opiniones de los vecinos de Llevant se contraponen a los del centro, parece que hay diferencias en el uso del vehículo personal y los ‘ejes vitales’ como unión urbana para peatones y ciclistas. «En lo que todos estamos de acuerdo es en la necesidad de un mayor y mejor transporte público entre la periferia y el centro», asume uno de los participantes con la visible aprobación del resto. «Cuando la gente viene a vivir a Cala Romana ya sabe dónde va, lo que queremos es más conectividad humana», reivindica una vecina.

El debate ecológico y la «Anella Verda i Blava» parece que se apoderan del espacio justo al final del recorrido, ya en la playa de la Savinosa. Las vías del tren, la promesa del tranvía y la desaparición de la playa demuestran que los asistentes saben de lo que hablan: «Tenemos que hacer un nuevo POUM pero se debe hacer pensando en toda Tarragona».

«La voluntad es conseguir una visión más humana, ver la ciudad a través del peatón, donde se debe trasformar en todos los niveles», finaliza Andrés Martínez, dinamizador del acto. El proceso participativo del POUM se refuerza con talleres territoriales (los próximos serán el martes 31 y el jueves 2) y con más rutas para hablar del futuro del planeamiento urbanístico. La siguiente será para tratar la Horta Gran y tendrá lugar el 11 de febrero, aunque los ciudadanos pueden participar con los cuestionarios de la página web.

La relación que la ciudad «debería tener» con el mar y una mirada «históricamente negativa» hacia la presencia del tren protagonizan los últimos instantes de un debate sano que no debería tener tiempo limitado y en el que todos los ciudadanos se deberían sentir llamados. Esto les concierne.

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