Casi la mitad de la población, en concreto el 48%, considera que la llegada de cruceros al Port de Tarragona beneficia «mucho» o «bastante» al territorio. Así lo pone de manifiesto una encuesta encargada por la Autoritat Portuària de Tarragona a la empresa Arenas Investigación & Marketing, en la que se analizó la percepción de la población residente en los principales municipios afectados por esta actividad.
En concreto, esta consistió en 500 entrevistas a residentes de Tarragona, Reus, Cambrils, Salou y Vila-seca, de las cuales el 40% se hicieron en la primera de estas ciudades. Los datos se recogieron entre el 10 y el 21 de septiembre del año pasado, y se preguntó la opinión respecto al crecimiento, uso, beneficios y perjuicios que representa esta actividad en el territorio.
De acuerdo con los resultados obtenidos respecto a los beneficios, el peso de los que mantienen opiniones situadas en los extremos prácticamente es similar. Y mientras el 12% defiende que la llegada de cruceros es «muy beneficiosa», el 9% considera que no lo es «nada». En cambio, el 36% defiende la opción del «bastante» y el 43% restante «un poco».
En lo que coincide la mayoría de los encuestados es que prácticamente la totalidad considera que económicamente son positivos (94%), siendo la opción mayoritaria la de «un poco» (55%).
En otro de los apartados se pregunta si la llegada de estos buques al Port de Tarragona desde el año 2015 ha tenido algún impacto en el día a día de estas personas. Del total, poco más de un tercio afirma que «sí», cifra que sube hasta el 48% en el caso de la ciudad de Tarragona.
Estas personas que respondían afirmativamente debían concretar cómo les afectaba y en la mitad de los casos se apunta «positivamente, en general». Los participantes podían seleccionar más de una respuesta y el segundo elemento con una valoración más alta es «económicamente» (29%), mientras que un 22% valora que hay «más alegría y movimiento en la ciudad». En cuanto a los aspectos negativos, un 26% apunta que la presencia de estos turistas genera «más suciedad», mientras que la contaminación y la aglomeración de turistas en las calles son percibidas por el 18% de los encuestados.
En Tarragona tienen
el mismo peso los que quieren que vengan
más buques y los que no
el mismo peso los que quieren que vengan
más buques y los que no
En este apartado, las respuestas varían en función del municipio. Mientras Cambrils, Salou y Vila-seca destacan por obtener más menciones positivas (79%), Reus es la localidad donde los aspectos negativos tienen más peso (35%). Por su parte, puede apreciarse como en el caso de Tarragona, casi la mitad de los encuestados son favorables (46%), mientras que el grupo de personas que destacan los aspectos negativos representa al 21%. El 33% restante incluye valoraciones en ambos sentidos.
A la pregunta sobre si le gustaría que llegaran más cruceros a las comarcas tarraconenses, la opción mayoritaria es la de «un poco» (39%), seguida de «bastante» (34%), «nada» (17%) y «mucho» (10%). Aquí, Tarragona ciudad es la que tiene el porcentaje más elevado de personas a quien les gustaría «mucho» crecer en este sentido y este grupo, que representa un 14%, tiene el mismo peso que los que indican que no les gustaría «nada». En Reus, estos últimos suben hasta el 23%.
En cuanto a la cantidad máxima anual de pasajeros que podrían visitar las comarcas tarraconenses, la opción mayoritaria (34%) es la que sitúa esta cifra en la horquilla más baja, que hace referencia a menos de 100.000. No obstante, un 19% de los encuestados sitúa este número en más de 300.000.
Desde la Associació de Comerciants Via T de Tarragona, Judith Sentís, defiende que los cruceros constituyen una «oportunidad». «Las tiendas que estaban abiertas el pasado fin de semana, sobre todo en la Part Alta, facturaron mucho». Entre el 5 y 10% de los establecimientos adheridos a esta asociación abren los domingos. «Hay más que a lo mejor querrían, pero les cuesta mucho encontrar personal. A ver si después de la experiencia de este fin de semana se anima más gente», argumenta Sentís.
Por su parte, el presidente de la Associació d’Empresaris d’Hostaleria de Tarragona Ciutat, Javier Escribano, apunta que «el crucerista no suele ser un cliente que gaste mucho en restauración, porque lo tienen todo pagado». Aunque este asegura que «siempre acabas haciendo alguna mesa», también añade que «en comparación con el resto de turismo no gastan tanto».
