Este miércoles se cumplen dos años del primer fallecimiento por coronavirus en la provincia. El 16 de marzo de 2020 moría en el Pius Hospital de Valls una mujer de 88 años vecina de Montblanc. Fue, al menos, la primera víctima constatada en un hospital tarraconense.
Desde ese momento, la Covid-19 se ha llevado la vida de 1.598 personas en Tarragona, arrojando una media aciaga de dos muertes al día. Siete de cada diez fallecidos tenían más de 70 años. Los dos años de pandemia dejan una letalidad muy cambiante. Alrededor del 27% de esas muertes fueron en la primera oleada, entre marzo y junio de 2020; un porcentaje incluso superior (el 28%) llegó en la tercera ola, en la Navidad de 2020 a 2021, aun sin vacunas.
Las otras oleadas son las responsables del resto de fallecidos, si bien la vacuna ha sido decisiva para contener esas cifras. La prueba más palmaria ha sido esta sexta oleada (y última, por el momento), entre noviembre de 2021 y febrero de 2022. Solo el 9% de los fallecidos corresponden a este intervalo, que ha provocado el 60% de los contagios de toda la pandemia, debido a la altísima infecciosidad de ómicron. La ecuación es clara: un número de positivos de absoluto récord –en un momento de pocas restricciones– y una baja mortalidad gracias a las dosis.
Estos dos años han servido para que un elevadísimo porcentaje de tarraconenses hayan tenido contacto con el SARS-CoV-2, ya sea por la vacunación o por la infección. Solo considerando los registros oficiales de Salut, ha habido 227.754 contagios en la provincia. Es decir, casi tres de cada diez tarraconenses se han infectado. La vacunación ha hecho que el 80,3% tenga una dosis, el 73,1% la segunda y el 46% la tercera. Todo ello ha concedido una protección globalizada que permite vislumbrar un triunfo, está por ver si definitivo, sobre el virus.