Andrea Ruiz es optimista y ve el vaso siempre lleno. Este lunes volvió de Barcelona con 45 minutos largos de retraso. Es una usuaria del sistema ferroviario entre Tarragona y Barcelona por motivos laborales y ya conoce de primera mano el problema de circulación: primero con los transbordos y ahora con la apertura del túnel de Roda de Berà que permite a los Regionales sortear Sant Vicenç de Calders y terminar el recorrido sin salir del vagón.
Sin embargo, el caos ferroviario sigue cubriendo esta línea. Ayer se estrenaba el sistema y los retrasos fueron la tónica. Primero por la necesidad de ajustar el servicio y luego por un fallo de consumo eléctrico entre Sant Vicenç de Calders y Cunit.
Hoy más de lo mismo. Los trenes de las líneas R14, R15, R16 y R17 circulan con unos veinte minutos de retraso debido a una incidencia que afectaba la circulación entre Torredembarra y Sant Vicenç de Calders. Una incidencia solucionada, pero que difícilmente podrá restar minutos al cronómetro.
Además, un tren procedente de Tortosa con salida a las 5.40 horas se ha estropeado y los usuarios han continuado el trayecto en autobús. Las dos incidencias reflejan una situación que no dista mucho de las que se viven habitualmente en esta conexión ferroviaria entre Tarragona y Barcelona.

Los retrasos que reflejan los marcadores de la estación de tren de Tarragona se reflejan en la cara de los pasajeros con un halo de resignación permanente. Andrea explica que el tren va más lento de lo habitual. Como si pisara huevos. Y dentro de su optimismo reconoce que esta demora del viaje «nos permite trabajar, ya que no hay transbordo».
Esta pasajero junto a otros desean que el servicio mejore con el paso de los días y que las averías vayan siendo cosa del pasado, pero de momento a nadie le quita 20 o 30 minutos de retraso hasta la estación de destino.