El papel lo aguanta todo y si bien el plan alternativo de transporte que se diseñó para el corte de vías de Roda de Berà, está teniendo la aprobación de los usuarios en cuanto a los autobuses, los trenes no han estado a la altura de las circunstancias. El balance es nefasto. Desde que el pasado día 1 se interrumpió el servicio ferroviario entre Sant Vicenç de Calders y Tarragona se han registrado un total de seis incidencias que han sembrado el caos entre los usuarios del corredor sur.
Cinco de estas están relacionadas con la infraestructura, y por tanto son imputables a Adif, la sexta hace referencia a un problema con los materiales y, por tanto, responsabilidad de Renfe.
«Vamos mal», asegura el portavoz de la Associació per a la Promoció del Transport Públic en el Camp de Tarragona, Daniel Pi. De hecho, el arranque ya no fue el esperado. Fruto de las obras del pasado fin de semana en el acceso al aeropuerto, Adif instaló dos limitaciones temporales de velocidad sobre la vía, a 30 km/h, que no estaban previstas y que ya alteraban los horarios que se habían marcado tanto para la R2 Sur como para los Regionals del sur de Catalunya. «Esto no se informa a la vigilia del corte más importante de Catalunya», asegura Pi.
Estas se sumaban a las ya existentes entre Garraf-Vilanova, por las obras de renovación de carriles, y las de La Plana Picamoixons-Alcover, donde los trenes de Reus tienen que hacer la maniobra reducen la velocidad.
De mal en peor
Los problemas sobre la infraestructura continuaban el día 2, con una avería en la señalización en Valls. Este mismo día por la tarde, en El Prat, había una ocupación de los circuitos de vía durante dos horas, lo que provocó demoras en los Regionals con salida desde la Estació de França. Y la jornada acababa con una incidencia de un convoy destino Vinaròs.
El jueves fue el día más complicado. Este arrancó con mal pie, ya que a primera hora se detectaron daños en la catenaria en el tramo entre Vilanova i la Geltrú y Sitges. Esto comportó demoras de hasta 25 minutos en los servicios de media distancia. Aunque las afectaciones seguían durante todo el día, ya que tenía que instalarse una limitación temporal de velocidad.
A primera hora de la tarde, la cosa todavía se complicaba más a raíz de una incidencia en la señalización entre el Prat de Llobregat y Gavà, lo que obligó a parar la circulación durante más de media hora. Con todo, el tren de la noche hacia Lleida circulaba con más de 80 minutos de demora.
Ayer mismo se dispararon todas las alarmas cuando se activó el Ferrocat por una incidencia en la vía entre La Plana-Picamoixons y Salomó, por pérdida de las comunicaciones en Valls.
La situación está comportando que los horarios de los trenes con los autobuses, o al revés, sean difíciles de coordinar y que no siempre el personal de las estaciones disponga de la información. «La misma gente de LogiRail se informa a través de la aplicación de Adif y llevamos unos días en los que se están detectando errores», asegura la portavoz de Dignitat a les Vies, Ana Gómez Llauradó.
Esta aplicación es la que utilizan la mayoría de los usuarios asiduos, ya que permite conocer la posición de los trenes y, por tanto, conocer si han salido o si van con retraso. Sin embargo, ya el martes hubo muchos problemas para que cargara y esto está generando más confusión entre los usuarios.
Pasa el tren y no pueden subir
«Los trenes no van y la gente no se fía, porque además la información no está llegando. Hay gente que se está dejando la piel, pero cada día hay incidencias en la infraestructura, responsabilidad de Adif, y esto es un a más a más que no permite que se cumpla el Pla d’Alternativas de Transport», manifiesta Gómez Llauradó.
Los viajeros que esperaban en la estación de Valls este jueves por la noche vivieron una situación rocambolesca. Hay que tener en cuenta que este es un tramo en vía única, por lo que tienen que gestionarse los cruces. Un convoy de la R-15 estaba parado esperando a otro tren de la R-13, que seguía en dirección Lleida. No obstante, la gente no pudo subir porque había habido una confusión y el que esperaba estaba en la vía 2 –que es la más próxima a la estación y la única desde la que los usuarios pueden subir al tren– de forma que «después de esperar más de treinta minutos, la gente vio que el tren les pasaba por delante de las narices y no podían subir. Valls no tiene un paso elevado ni soterrado y, por tanto, la gente no pudo cruzar la vía», explica Nil Magrinyà, de l’Associació del Ferrocarril de Valls i l’Alt Camp. «Esto no es culpa de Renfe, sino de Adif que gestiona mal las circulaciones y que no tiene a nadie en la estación que detecte estas cosas, sino que se hace el CTC». Esto es el centro de Control de Tráfico Centralizado, que está en Barcelona.
Problema de gobernanza
Mientras Renfe se encarga del transporte de los viajeros, Adif es la responsable de la infraestructura y los intereses de unos y otros no siempre son coincidentes. «El hecho que quien toma las decisiones sobre la infraestructura, no pague las consecuencias de las incidencias que se producen a raíz de esta es un problema muy grave, porque ellos hacen las obras y no les importa en absoluto las afectaciones sobre los usuarios», denuncia Daniel Pi. Este considera que hay «problema de gobernanza» de consecuencias «nefastas» para los usuarios del transporte ferroviario.
Pi no exime de responsabilidad a Renfe. «Falta capacidad de reacción y si es necesario, suprimir trenes. Al final, esto comportará una desbandada de viajeros que difícilmente se recuperará». Y es que la Associació per a la Promoció del Transport Públic considera que «debería empezar a notarse que se ha estado invirtiendo mucho en los últimos tiempos y, en cambio, vemos que el servicio está fallando un día sí y el otro también».