«No trains to Barcelona in five months!». De esta forma anunciaba una de las informadoras de Renfe a los turistas que llegaban a la estación de Salou-PortAventura para coger un tren a la capital catalana. Si el corte ferroviario ya ha cogido por sorpresa a muchos de los usuarios habituales, el desconcierto entre los turistas extranjeros ha sido todavía mayor.
En las estaciones de Vila-seca y de Salou-PortAventura, los turistas se han mezclado con trabajadores y estudiantes. Pasar el día en Barcelona es una de las excursiones recurrentes de los turistas que visitan la Costa Daurada, pero también había quien intentaba llegar al aeropuerto, a otro destino de vacaciones o ir al fútbol.
En Vila-seca, un grupo de aficionados suizos del Young Boys se ha encontrado con el caos ferroviario. Se encuentran de vacaciones en un hotel de Cambrils y aprovechan para ir esta noche al Estadi Olímpic a ver el partido de Champions de su equipo contra el Barça. «Vamos a pasar el día a Barcelona y no nos importan los problemas mientras lleguemos a tiempo», comentan. Sin soltar la cerveza de la mano y a casi diez horas para que arranque el partido, se suben a uno de los autobuses que enlazan la estación vilasecana con Sant Vicenç de Calders.
Como ellos, son muchos los turistas que llegan confundidos con los transbordos que deben hacer. «Is this the bus to Barcelona?», es una de las frases que más suena en las inmediaciones del tren. Y eso, a pesar de que algunos acuden advertidos de antemano y con información impresa de los horarios provisionales. Trabajo extra también estos días en las recepciones de hoteles y campings.
En Salou, una de las informadoras contratadas por Renfe durante estos meses se apura a darse a entender con el traductor del móvil a una madre y una hija de Noruega. Han pasado unos días en Salou y ahora van a seguir sus vacaciones en Sitges. Les preocupa dónde comprar el billete. «Si esto pasara en mi país, pondrían autobuses pero nos los harían pagar. Me sorprende que sea gratis», dicen.
Y es que ni la estación de Vila-seca ni la de Salou tienen taquilla de venta de billetes y el trabajo para los informadores aquí ha sido doble. Además de asimilar el enrevesado plan alternativo elaborado por Renfe, toca subirse a un autobús con destino a otra estación y allí buscarse de nuevo la vida. La mayoría lo hacen sin billete, casi como un ejercicio de fe.
«Es todo muy confuso. No sabemos qué tenemos que hacer cuando nos deje el autobús en Sant Vicenç y si allí podremos comprar nuestro billete», comenta un turista inglés que va junto a su familia a Barcelona. Han llegado con tiempo porque preveían encontrarse más lío de autobuses y viajeros.
Lo cierto es que la sensación de caos la han generado únicamente las máquinas que están construyendo la nueva estación de trenes de Salou-PortAventura. En Salou salen seis autobuses al día que van directos a Sant Vicenç de Calders, además de la decena de trenes de la R17 que siguen conectando la ciudad con Tarragona. Hay trajín de maletas y viajeros en los autobuses, pero los trenes van prácticamente vacíos.