¿Se imaginan salir a la mar a navegar o bucear y hallar entre las aguas... una lavadora? ¿O un frigorífico? ¿Una bicicleta, quizás? Objetos como estos son algunos ejemplos de los residuos que los pescadores de toda Catalunya encontraron durante el 2022. En la demarcación de Tarragona, se recogieron un total de 10.300 litros de desechos. Para ello, fueron necesarias 41 embarcaciones que dedicaron 150 horas a retirar la basura con la que se toparon.
Los datos se han extraído de la aplicación móvil del proyecto ‘Pesca Neta’. Se trata de una acción iniciada hace tres años, a través de la cual las cofradías catalanas se encargan de organizar el sistema de recogida. La retirada la efectúan tanto las embarcaciones de pesca de arrastre como las de artes menores o artesanales, que representan un 79% de la flota pesquera activa de Tarragona.
Sin embargo, según fuentes del Departament d’Acció Climàtica, Alimentació i Agenda Rural, las cifras de 2022 no reflejan realmente el número de litros de residuos que se recolectaron en Tarragona ni de embarcaciones de la demarcación que participaron en la iniciativa, ya que no todas las cantidades que se introdujeron en la aplicación móvil se validaron correctamente. En consecuencia, se observa un decrecimiento si se compara con el 2021. A pesar de ello, desde el Departament se muestran satisfechos por la acogida que ‘Pesca Neta’ ha tenido en todo el territorio.
Hace dos años, se reunieron en Tarragona 21.500 litros, después de que 240 embarcaciones registraran 2.200 horas de trabajo. En 2020, participaron 145 naves, pero la cantidad recogida se midió en quilos y no fue tomada como representativa. Ya a partir del 2021, se introdujeron unos cubos de medida estándar en todas las embarcaciones que han ido formando parte del proyecto. De esta manera, se indica el volumen exacto de cada contenedor.
Si se tiene en cuenta el conjunto de Catalunya, en 1.600 horas, más de 600 embarcaciones retiraron alrededor de 70.000 litros de residuos durante el pasado año, con los que llenaron once camiones cisterna.
En la capital catalana, participaron 44 buques, que necesitaron 790 horas para acumular y triar la basura encontrada. Girona fue la demarcación en la que más embarcaciones colaboraron: 190, en 650 horas. Del total de residuos que se recuperaron, un 62% fueron bolsas de plástico, botellas, cañas, hilos de pescar, envases, toallitas y mascarillas. «Lo que pretende ‘Pesca Neta’ es sacar a relucir algo que los pescadores llevamos años haciendo», expresa el secretario de la Confraria de Pescadors de La Ràpita, Joan Balagué. Y es que, lamentablemente, los plásticos se han convertido en un elemento más para los marineros tarraconenses. Para el vicepresidente de la Confraria de Pescadors de Tarragona, Jaume Sans, «todo lo que sea beneficioso para salvar la mar es innegociable».
Pese a que los datos de ‘Pesca Neta’ se dan de forma anual, para las personas que trabajan en el mar, el enfrentamiento a los desechos es diario: «Cada día que salimos, nos encontramos algo», indica Balagué. La dinámica es la siguiente: los pescadores inician su jornada habitual y, cuando hallan basura mientras desarrollan sus tareas, la agrupan y la depositan en un recipiente, diferente en función del tipo de embarcación. Una vez en tierra, vierten todo lo que han recogido en los depósitos habilitados. En palabras de Balagué, «el puerto de la Ràpita tiene un punto verde y los contenedores están repartidos a lo largo de todos los muelles».
Los cubos se vacían y los diferentes residuos se reutilizan en diversos programas que la Confraria tiene acordados: «Aquí en la Ràpita, por ejemplo, tenemos tratos con entidades que acopian plásticos para hacer piezas de ropa», expone Balagué. «Lo que se hacía antes era tirarlo todo al mismo contenedor, ahora se tría más», admite Jan Matamoros, pescador de Cambrils.
Hallazgos surrealistas
¿Cuáles son los objetos más curiosos que se localizaron en la demarcación durante el 2022? «Hemos llegado a sacar hasta un juguete sexual», reconoce Balagué. «Dos lavadoras, que dedujimos que eran de un barco extranjero, ya que las instrucciones estaban en chino», apunta Matamoros. Sans se suma a la lista: «Contenedores pequeños de basura, hasta un envase de helado con fecha de caducidad en 1987 y un vaso de cerveza de los Juegos Olímpicos del 1992».
Pero, a grandes rasgos, lo que más se encuentran son plásticos de todo tipo. También pacas de paja, bidés, una hormigonera, carros de la compra, ruedas de tractor... La pregunta es, ¿quién tira una hormigonera al mar? Según Balagué, «deben de ser los mercantes que pasan por la zona, es casi imposible que un particular navegue mar adentro para lanzar algo a tanta profundidad». El verano suele ser la época más conflictiva, tal como comenta Matamoros, a causa del incremento del turismo. «Las riadas también traen lo que no está escrito, y cuanto más cerca de la costa, mucho peor, cada año se va incrementando en unos quilos la cantidad a la que nos enfrentamos», añade Sans. Además, se da la casualidad de que parte de la temporada estival coincide con los meses de veda de los pescadores, con lo cual, la suciedad se multiplica.
Un reconocimiento al sector
Para asentar este sistema, el Departament d’Acció Climàtica i Alimentació destina anualmente a la iniciativa un millón de euros, el cual se reparte entre las federaciones territoriales. La concesión de esta ayuda para 2023 se aprobó el pasado mes de enero. Son subvenciones cofinanciadas en un 75% por el Fondo Europeo Marítimo y de Pesca (FEMP).
La subdirectora general de Pesca, Itziar Segarra, expone que «en el marco de la estrategia marítima de Catalunya, se identificó que era necesario actuar en la problemática de la basura marina». Según la Direcció General de Política Marítima i Pesca Sostenible, los tres objetivos principales de ‘Pesca Neta’ son concienciar a la ciudadanía sobre el efecto de la contaminación en el medio ambiente, visibilizar el papel del sector pesquero y compensarlo por el perjuicio que les provoca tener que llevar a cabo esta limpieza en horario laboral.