Ferran Muga y Xavier Ripoll realizaban una ronda de patrullaje de la Policía Local de El Vendrell cuando fueron alertados por un hombre muy nervioso. Su hijo, de tan solo 14 meses, no podía respirar y se estaba ahogando.
Los agentes descendieron del coche patrulla y comprobaron que el pequeño no se movía ni reaccionaba. Había que actuar con urgencia mientras llegaban los equipos sanitarios que ya estaban alertados. Pero esos minutos podían ser vitales.
Comenzaron a practicar tareas de reanimación al niño. Ferran Murga recuerda la tensión del momento. Pero también que en el cuerpo todos los agentes habían recibido formación para saber intervenir en casos similares.
Los agentes empezaron a dar un masaje cardiaco al niño pero tampoco reaccionaba. Entonces empezaron con un boca a boca que por el tamaño del niño también debía albergar a la nariz.
Reconoce que tener un mínimo de conocimiento de cómo actuar hace que dentro de la celeridad y la tensión se tenga un cierto control y los nervios no te bloqueen.
Tras unas insuflaciones y el constante masaje, el niño reaccionó. Entonces ya llegaron los equipos sanitarios que completaron la atención y permitieron recuperar al pequeño.
Cuando el niño reaccionó los agentes explican que sintieron una mezcla de nervios, de un gran cansancio y alegría.
