Las bicicletas de alquiler llegaron ayer a las calles de Tarragona. De momento, solo 100. Pese a ser una novedad en la ciudad, la verdad es que costó verlas con alguien encima. La iniciativa llega a Tarragona en un momento un poco complicado: el parón del nuevo gobierno respecto a la implantación de nuevos carriles bici.
Precisamente por esta circunstancia y por la morfología de nuestra ciudad – no es justamente el municipio más llano de Cataluña – es buen momento para preguntarse hasta qué punto la idea de colocar bicicletas eléctricas será un éxito o no.
Los primeros MVP llegaron a la ciudad a principios de 2021. Lo hicieron tímidamente, hasta que en mayo de 2022 la flota se amplió con otra empresa (la misma que ha incorporado las bicicletas).
Pau es un vecino de la Vall de l’Arrabassada. A parte de utilizar el autobús para desplazarse hasta el centro de la ciudad, es usuario habitual de su bicicleta personal. Precisamente por este motivo ha visto con buenos ojos la novedad. «Me parece bien, pero no estaría mal que se hubiera hecho más difusión para dar a conocer la noticia», explicó Pau.
En cualquier caso, al no vivir en el centro cree que es buena alternativa para los que tienen que moverse. «Para la gente de los barrios es un buen complemento al autobús municipal, que también debería usarse más».
Sin embargo, ha habido algún punto que no ha acabado de gustar. Es el caso de Núria, que paseaba por la Rambla Nova por la tarde y se enteró en ese momento de la iniciativa de las bicicletas. «No tiene mucho sentido ponerlas. No hay carriles bici suficientes y la ciudad todavía no está adaptada para este tipo de vehículos», expuso. A esta idea se añadió también Pau.
A pesar de que Tarragona sea una ciudad con un fuerte desnivel, la empresa Tier ha optado por proveer bicicletas eléctricas. «Al menos esto es correcto, ya que el cambio se nota mucho respecto a una que no lo es», explicó Pau. No obstante, lo que no agradó ni a uno ni a otro fue el precio. «20 céntimos por minuto me parece un poco caro. Tal vez estaría bien que el Ayuntamiento planease algún tipo de ayuda para promover la movilidad sostenible», reivindicó Núria.
Pero la realidad parece distinta. El futuro sobre los carriles bici en Tarragona todavía es difuso. De momento, se puede asegurar que la Avinguda Andorra, Prat de la Riba y el segundo tramo de Pere Martell no contarán con uno. Todavía es pronto para sentenciar la iniciativa. Pero hará falta mucha pedagogía para hacer de Tarragona una ciudad como a Ámsterdam.