La falta de tensión en la catenaria, la avería que este viernes ha dejado sin servicio a los trenes de Rodalies entre Tarragona y Barcelona durante cinco horas, es una de las incidencias más temidas por los maquinistas. ¿Por qué?
Hay que partir de la base de que los trenes necesitan la energía de la catenaria para poder moverse y también para que funcionen servicios como la luz o el aire acondicionado.
Cuando no hay tensión en la catenaria, los trenes eléctricos quedan completamente inmovilizados, ya que dependen de la corriente que reciben a través del pantógrafo [el mecanismo que transmite la corriente] para mover los motores de tracción.
Sin embargo, la mayoría de los trenes cuentan con baterías auxiliares, pero estas solo sirven para alimentar sistemas básicos durante un tiempo limitado, como la iluminación de emergencia, las puertas o los frenos.
Lo que no pueden hacer las baterías es suministrar la energía suficiente para mover el tren. Por eso, cuando hay un corte de tensión en la catenaria, el tren queda parado en el sitio.
Lo explica también el usuario @sigomarcha a través de las redes sociales: «Lo primero que se hace ante la falta de tensión, es apagar el tren».
«Así se conserva la batería y así, cuando vuelva la tensión, el tren se puede volver a poner en marcha; de otra forma, el tren se quedaría sin batería en unos minutos. Y ya no se podría volver a arrancar».
Si la falta de tensión en la catenaria se prolonga, el principal problema es la evacuación de pasajeros si el convoy ha quedado detenido en un tramo sin andén accesible.
«Obviamente, al apagar el tren, se queda sin aire acondicionado y sin luces en la sala de viajeros. También sin megafonía para poder dirigirte a los viajeros. El hábitat ideal para que los pasajeros se amotinen, tiren de alarma, quieran salir a las vías y suceda esto [lo que pasó durante la incidencia en Rodalies]», comenta este usuario.
Todo ello supone un problema para los maquinistas. El que iba en el tren que sufrió la avería tuvo que salir de la cabina para dar explicaciones a los usuarios.
«Por muy bien que actúes como maquinista, por mucho que intentes calmar antes de apagar el tren, o esa situación se soluciona pronto, o más temprano que tarde tendrás a la gente saltando a las vías, lo que terminará por interrumpir la circulación aunque se restablezca la tensión», argumenta.