Así está ahora el kilómetro cero de la tragedia en Iqoxe

Las instalaciones han sido reconstruidas. Ahora, la sala de control está bunquerizada y cuenta con detectores de fuga automáticos

13 enero 2025 19:57 | Actualizado a 14 enero 2025 07:00
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Cuando faltan pocas horas para cumplirse cinco años de la explosión de Iqoxe, me cito con el actual director general de la empresa, Josep Manuel Segura, en el kilómetro cero de la tragedia, justo donde ocurrió todo. Me recorre un escalofrío por todo el cuerpo. Y me vienen a la cabeza, sin apenas esforzarme, el nombre de los dos trabajadores que se levantaron aquel día para ir a trabajar y que acabaron muriendo.

Hay silencio. Y un espacio muy grande, se conoce como la plaza. Es justo en este punto donde se encontraba la sala de control que voló por los aires hace cinco años. No se ha construido nada encima. Reina el simbolismo. Incluso en el camino que une la planta con las oficinas hay un monolito en recuerdo a las víctimas.

Las instalaciones de la planta de derivados, donde tuvo lugar la explosión, son nuevas. Se reconstruyeron después del accidente. La empresa se ha gastado 40 millones de euros para su reconstrucción, me comenta el director general, Josep Manuel Segura, quien ostenta el cargo desde marzo de 2022.

Se ha construido todo de nuevo. Para ello, la empresa utilizó tecnología de última generación, modernizando las instalaciones.

Mi única obsesión es saber qué ha cambiado desde entonces en el lugar de los hechos. Qué medidas se han implantado para evitar un accidente como el de hace cinco años. Y, sobre todo, qué se ha hecho para evitar tragedias humanas de tal magnitud. Y aquí van las respuestas divididas en seis puntos.

1. La bunquerización de la sala de control

La sala de control de la planta de derivados –donde se encontraba una de las víctimas mortales– se ha bunquerizado. En el momento del accidente, la sala era rígida, hecha de hormigón. Cuando el reactor explosionó, el barracón colapsó. Con el modelo actual, si los hechos se repitieran, la instalación sería capaz de absorber la onda expansiva. Bajo ningún concepto se derruiría. De esta manera, los trabajadores quedarían protegidos.

2. Los detectores

Se han instalado detectores en la sala de control para identificar posibles fugas del producto. Antes, era necesario que un trabajador alertara manualmente de cualquier fuga. Ahora se hace de forma automática, sin necesidad de que el trabajador intervenga. Cuando se detecta una anomalía, la sala de control queda aislada y los circuitos cerrados.

3. Un espacio para hacer planes pilotos

Otra de las medidas que se han tirado adelante es la creación de una planta piloto donde poder simular procesos de producción. «De esta manera, podemos probar y testar los productos como si fuera un laboratorio», explica el director general, quien añade que «es importante mitigar las consecuencias de un accidente, pero también prevenir que pase. Con esta medida, mejoramos en este aspecto».

4. Ya no se produce el componente que explosionó

Iqoxe ya no produce MPEG 500, el componente que causó la explosión de hace cinco años. No lo hace desde el accidente. «No sabemos la causa real de lo que ocurrió. Desconocemos si el problema fue el producto o la instalación. Hasta que no se esclarezcan los hechos no produciremos más MPEG 500, ni utilizaremos más reactores como el de entonces», dice Segura.

5. Copias de seguridad para las cajas negras

Las causas de la explosión todavía no han quedado claras. Una de las razones es que las cajas negras de la sala de control –es decir, los dispositivos que dejan rastro de las operaciones realizadas– quedaron totalmente destrozadas con la explosión. Por eso ahora, la empresa ha implementado un sistema para guardar una copia de seguridad del proceso productivo. En caso de accidente, no desaparecerá.

6. Relevo generacional e internalizaciones

A raíz del accidente, fueron muchos los trabajadores que decidieron marcharse. De hecho, actualmente, la sala de control de la planta de derivados no cuenta con ninguno de los trabajadores que había en 2020.

La empresa ha ampliado la plantilla con gente joven, garantizando así el relevo generacional. Además, se han internalizado una decena de puestos de trabajo que antes pertenecían a empresas subcontratadas. También se ha incrementado la formación.

6. El reto de subir la autoestima a los trabajadores

La plantilla lleva años sufriendo en silencio. El accidente les marcó de por vida y muchos de los trabajadores han necesitado de ayuda psicológica. Los primeros años después de lo ocurrido fueron duros. Los conflictos entre empleados y empresa llenaron páginas de los periódicos. Parece que, ahora, la relación entre plantilla y directivos ha mejorado considerablemente. El actual director general reconoce que el reto más grande que se le presentó a su llegada a Iqoxe fue el de ayudar a recuperar la autoestima a unos trabajadores que estaban anímicamente muy tocados.

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