Arqueólogos de Tarragona ayudan a situar el pasado de los viajes marítimos de larga distancia

Una investigación que se publica hoy en la revista ‘Nature’ demuestra que la isla de Malta ya estaba habitada mucho antes de la llegada de la agricultura. El estudio de las cenizas realizado por los investigadores del IPHES-CERCA ha sido clave para la constatación

09 abril 2025 13:03 | Actualizado a 09 abril 2025 17:58
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Hasta no hace mucho se pensaba que las islas más alejadas del Mediterráneo, como Malta, no habían sido habitadas hasta la llegada de los primeros agricultores y ganaderos. No obstante, hallazgos recientes en el yacimiento de Latnija, al norte de dicha isla, vienen a demostrar que los primeros humanos llegaron allí unos mil años antes de lo que se creía. Eso quiere decir que habrían partido desde Sicilia u otras zonas del sur de Italia en canoas excavadas en troncos (todavía no se usaban las velas para navegar) aprovechando las corrientes marinas, los vientos y la orientación a través de la observación de las estrellas. Aquellas arriesgadas travesías habrían durado entre 24 y 30 horas.

Estas son algunas de las conclusiones de un estudio liderado por la investigadora Eleanor Scherri, del Max Planck Institute o Geoanthropology (Alemania) junto a la Universidad de Malta, publicado ayer por la revista Nature. En el mismo participaron 25 especialistas de diferentes países, entre ellos están Ethel Allué y Aitor Burguet-Coca, investigadores del IPHES-CERCA y de la Universitat Rovira i Virgili (URV), expertos en arqueobotánica y piroarqueología, respectivamente.

Cuenta Buerguet-Coca, que el yacimiento de Latnija es relativamente reciente, la primera campaña se realizó en 2021. Allí se han encontrado herramientas de piedra y una notable diversidad de especies animales, todas ellas con claros indicios de consumo humano, como restos de ciervo rojo, tortugas, aves de gran tamaño (algunas hoy ya desaparecidas), focas y diversos peces como el mero. También se han hallado miles de restos de moluscos marinos, como caracoles, erizos y cangrejos, muchos de ellos con señales evidentes de cocción.

$!Vista general de la cueva de Latnija en la isla de Malta. Foto: Huw Groucutt

Entre aquellos restos se hallaron también restos de hogares. Justamente las cenizas de estos hogares son una de las patas de la investigación que han permitido evidenciar que aquellos humanos, que eran cazadores y recolectores, estuvieron allí hace 8.500 años. Relata el investigador que se sabe que se trataba de un fuego producido por humanos porque, a diferencia de lo que pasaría en un incendio, este estaba limitado a un solo sitio y había muestras de un uso reiterado.

El fuego era importante no solo porque permitía cocinar los alimentos sino porque calentaba, daba luz para prolongar la actividad cuando caía la noche y pudo ser un factor clave en la socialización. «No sería algo muy diferente de lo que hacemos ahora cuando vamos al campo y hacemos una hoguera y nos contamos historias. En su caso era un momento para transmitir conocimientos de unos a otros», cuenta.

El análisis de los restos quemados ha permitido saber numerosos detalles, como que la planta más usada para hacer fuego era el lentisco (Pistacia Lentiscus) elegida por sus propiedades combustibles. La preferían pese a que en el entorno había otras especies, lo que, dicen los investigadores, apunta a que conocían bien las especies del terreno.

El hecho de que se encomendara esta parte de la investigación al equipo del IPHES-CERCA tiene que ver, explica el investigador, con que es poco habitual que en un mismo centro de investigación haya un equipo de analizar tanto los combustibles que se usaban como los sedimentos del fuego «y eso da una visión mucho más global que no es habitual encontrar en el mismo lugar». La Unidad de Arqueobotánica del centro es una de las más consolidada del continente.

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