Apuesta por convertir el polígono Francolí en una zona residencial y tecnológica

El futuro POUM abrirá la puerta a la transformación a largo plazo de todo este entorno que, con la salida de CLH, se convertirá en una de las zonas de crecimiento de la ciudad

20 agosto 2022 19:47 | Actualizado a 21 agosto 2022 07:00
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La Tarragona del costado derecho del Francolí es una de las principales zonas de transformación en los próximos años. Así lo prevé el futuro POUM que ahora mismo está en fase de redacción por parte del Ayuntamiento, el cual pondrá especial atención en esta parte de la ciudad, que debe ejercer como rótula entre la zona centro y los barrios de Ponent.

Todo este entorno es una pieza clave dentro de la estrategia de cohesión que quiere impulsar el actual equipo de Gobierno. Y esto obliga a repensar no tan solo el papel que debe tener el río, sino también todos los sectores que lo rodean, con zonas de cultivo, descampados, chabolas, infraestructuras y terrenos abandonados, que ahora mismo constituyen una herida abierta entre las dos zonas más pobladas de la ciudad. Dentro de este rompecabezas hay varias piezas clave a encajar, como es el caso de la salida de la CLH, una cuestión por resolver que es la que acabó propiciando la sentencia del Tribunal Supremo que en otoño de 2020 anuló el POUM de 2013. Desde el Àrea de Territori se asegura que se están manteniendo conversaciones con la empresa para llegar a un acuerdo que facilite esta operación, unas negociaciones que se llevan en secreto y que son el punto de partida para una transformación más profunda que afectará también al polígono Francolí. Al respecto, el Consistorio quiere «replantearse» todo este ámbito, que en los últimos años ha ido perdiendo el carácter industrial a favor otros usos. «Hay margen para replantearnos qué queremos que sea este entorno, a partir de una transición que puede tener fases y etapas diferentes, pero en el momento en el que todo esto sea un barrio puede tener sentido que el uso residencial crezca hacia allí», afirma el concejal de Territori, Xavier Puig.

La filosofía es seguir la estela del distrito 22@, en Barcelona, donde se potencia la innovación

La idea es imprimir un nuevo carácter para toda esta área de naves, que ahora está muy degradada y deteriorada, para que en un futuro pueda tener una nueva impronta similar al 22@ de Barcelona. «El polígono Francolí puede tener componentes de un barrio sostenible, que combine el tema residencial con el tecnológico y que implique una transformación como pasa en muchas otras ciudades que tienen polígonos que están vacíos y que sino se llenan de una actividad muy pobre. Es una oportunidad para hacer más ciudad y trabajar en algo que valga la pena», sigue explicando Puig.

La propuesta surge a nivel técnico del Ayuntamiento, teniendo en cuenta que en los últimos años se han ido desocupando algunas de las naves por la «obsolescencia postindustrial». Este es un fenómeno que también ha pasado en ciudades como Badalona, Málaga o incluso el barrio tecnológico de Valencia, entre muchas otras ciudades. Estos son algunos de los casos que se han estudiado detenidamente desde los servicios técnicos municipales de cara a la redacción del futuro plan general. «Es una transición que se había apuntado, pero nunca la habíamos empezado a llenar de contenido y ahora lo estamos haciendo», argumenta el tercer teniente de alcalde.

De industrial a comercial

En Institut Cerdà redactó en 2018 un plan de polígonos por encargo de Tarragona Impulsa, con las debilidades, fortalezas y oportunidades de las zonas industriales de la ciudad. Según este, el polígono Francolí ocupa una superficie de 74,7 hectáreas de terreno con 302 empresas censadas, de las cuales un 33% corresponden a comercio no cotidiano. En total se contabilizaban unos 1.500 puestos de empleo. Pese a ello, estas últimas cifras corresponden a 2015 y no se han actualizado, con lo que ahora se estima que este número es inferior. Durante los últimos tiempos se ha producido un cambio de usos. Su urbanización en el año 1959 estuvo muy vinculada a la actividad industrial, pese a ello el Pla director de la Industria i el Turisme apuntó a una transición hacia actividades terciarias y comerciales, que se ha favorecido con la concesión de nuevas licencias. De hecho, el estudio del Institut Cerdà ya apuntaba que esta nueva política estaba pensada «en un futuro» en el que «las dinámicas de la ciudad cruzarán el río».

«Puede tener componentes de un barrio sostenible y combinar tecnología y zona residencial»

La situación actual es de naves vacías, con déficits en cuanto a la urbanización y una necesidad de mejoras en muchos aspectos. Unas cuestiones que se están trabajando con la asociación de empresarios, a través de la Taula de Polígons. «Ahora mismo hay dos niveles. Por un lado, tenemos un polígono que debemos mirar de acondicionar porque esté bien y aquí es donde estamos trabajando y, en segundo lugar está hacia donde vamos en los próximos años. La planificación debe mirar más allá y en este escenario es donde debemos mirar de promover un barrio que combine la sostenibilidad y la tecnología y que se caracterice por la mixticidad de usos», concreta Puig. Y entre estos últimos se incluye la posibilidad de almacenes, actividades vinculadas a la logística e industria de baja intensidad.

Puig insiste en que este es un proyecto «a largo plazo» pero que debe tenerse en cuenta en este contexto de revisión del POUM. «Primero hay que quitar la CLH y darse unos condicionantes. No es una cosa inmediata, pero si estamos haciendo un nuevo planeamiento debemos tener una mirada larga y pensar en las cosas que podrán hacerse», argumenta. Y es que aquí hay otras cuestiones a resolver y que deberán tenerse en cuenta. Por un lado, el desvío de las mercancías por el interior y, por el otro, la previsión de tráficos de la A-27.

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