Estamos en época de espárragos, una verdura que está cogiendo mucha presencia en las cocinas y que ya hemos incorporado en nuestros menús familiares. Conocemos tres variedades, los blancos que solemos consumir en conserva y que han alcanzado una gran valoración, incluso con Denominación de Origen; los verdes en sus dos formas, trigueros o silvestres, los verdes, más gruesos que los trigueros que se cultivan prácticamente de forma artesanal; y los morados que son menos conocidos.
La elaboración de nuestra receta la haremos utilizando el espárrago verde de producción industrial, que en estos últimos años ha tenido un fuerte incremento en la superficie cultivada. Nuestro país ocupa la cuarta posición en esta producción detrás de China, Perú y Estados Unidos. El mapa de la distribución geográfica del cultivo del espárrago verde muestra las zonas donde se concentra la producción, generalmente en suelos y clima favorables, siendo las regiones del sur las que presentan una gran adaptabilidad para su desarrollo. Un ejemplo lo podemos encontrar en la Vega de Granada, con un número importante de explotaciones agrupadas en cooperativas para dar mejor salida a la comercialización.
El valor nutricional del espárrago está reconocido coma una fuente de salud para nuestro organismo, ya que contiene una gran cantidad de vitaminas y minerales, favorece el tránsito intestinal, tiene efectos antioxidantes y también se emplea en tratamientos medicinales.
El segundo componente de nuestra receta es un pescado viajero conocido como el rey de los ríos y creemos que este nombre está merecido, ya que su presencia, su color, sabor y la textura de su carne, así como sus propiedades nutricionales le dan una presencia muy principal en nuestros menús. Al igual que el espárrago, se ha convertido en un producto cada vez más consumido.
En las costas cántabras, en las aguas dulces de los ríos asturianos, todavía hoy, nos regala su presencia y para que esta perdure, su pesca está regulada con vedas anuales que limitan su captura.
En la costa atlántica, algunos países ya los cultivan en piscinas de agua dulce para llevarlos más tarde a las granjas marinas, de este modo se cumple con una legislación basada en políticas medioambientales y de sostenibilidad. Espárragos y salmón, productos de ‘alta cocina’, nos dan a nuestro plato una muy buena combinación en el resultado final de una receta sana y muy apetitosa.
Ingredientes para 6 personas
500 g de espárragos verdes
600 g de salmón
1 cebolla blanca o de Figueres
1 rama de apio
3 huevos
250-300 ml de crema de leche
Aceite de oliva virgen
Sal
Pimienta blanca molida
Queso rallado a gusto
Preparación
Picamos la cebolla bien fina y la pasamos por la paella durante unos 2-3 minutos. Añadimos el apio cortado también muy pequeño.
Cortamos los espárragos tipo juliana y los agregamos a la cebolla rehogándolos hasta que estén blanditos.
Cortamos el salmón a dados no demasiado pequeños, lo pasamos 2 minutos por la paella, ya que acabará haciéndose en el horno y lo añadimos a los espárragos.
Forramos con papel de horno una bandeja y vamos distribuyendo la mezcla que hemos preparado. En un bol batimos los huevos junto con la crema de leche, condimentamos con un poco de sal y la pimienta. Horneamos a 180 grados hasta comprobar que el pastel esté hecho.
Una vez lo sacamos del horno y estando aún caliente añadimos el queso rallado.
Una receta de fácil preparación, nutritiva y muy sabrosa que podemos preparar en muy poco tiempo y que se puede degustar como comida principal. Acompañada de puré de patata o salsa de tomate queda completísima.
¡BUEN APETITO!