Pantallas: ¡Ojo con la salud visual de los niños!

Patologías. Abusar de la visión próxima e intermedia puede generar un sobreesfuerzo y aumentar el riesgo de fatiga ocular

01 noviembre 2020 09:00 | Actualizado a 01 noviembre 2020 09:11
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Pantallas y salud visual se han convertido en un binomio inseparable en el que los hábitos de protección ocular son imprescindibles. En este sentido, lo primero que las familias deben tener en cuenta, según la doctora Isabel Méndez, oftalmóloga del Servicio de Oftalmología del Hospital Universitari Sant Joan de Reus, es «adoptar una actitud preventiva, ya que las pantallas las vamos a utilizar sí o sí en nuestra vida laboral y personal». Al respecto, la doctora Idoia Rodríguez Maiztegui, oftalmóloga del Centro de Oftalmología Barraquer en Barcelona, añade que «aunque no sabemos el impacto que va a tener el uso de las pantallas en un futuro, sí que detectamos un aumento de las consultas por problemas, afecciones y trastornos en la visión, a raíz del teletrabajo, el confinamiento y la frecuente introducción de las tecnologías en el ámbito educativo». Por ello, señala que «esta situación genera preocupación entre los especialistas, ya que existe una falta de estudios científicos sobre los efectos del uso excesivo de los dispositivos electrónicos en nuestra salud ocular».

Dicho esto, para cuidar la salud ocular Isabel Méndez recomienda «en primer lugar llevar una buena graduación en el caso de necesitar gafas, en segundo lugar hacer períodos de descanso de aproximadamente cinco o diez minutos cada hora cuando utilicemos las pantallas, y por último intentar, conscientemente, incrementar el parpadeo».

Al respecto, la doctora Idoia Rodríguez Maiztegui añade que «cuando trabajamos con pantallas, de manera prolongada y haciendo un esfuerzo en visión cercana, siempre es recomendable aplicar una serie de medidas de higiene visual, que van desde mantener una adecuada iluminación hasta una buena higiene postural, pasando por una adecuada ventilación del área de trabajo o utilizar las gafas si se han prescrito, además de realizar descansos periódicos». Sobre este último aspecto, la oftalmóloga hace referencia a la regla 20x20x20 que consiste en «cada 20 minutos, relajar el enfoque y mirar a un punto remoto unos 20 segundos a 20 metros, pero es difícil de llevar a la práctica».

De hecho, al leer u observar una pantalla el número de parpadeos también es menor. «Una de las cosas que no hacemos cuando estamos mirando fijamente una pantalla es parpadear, por lo que la frecuencia disminuye y es cuando notamos una sensación de escozor y picor, ya que hemos mantenido los ojos abiertos durante demasiado tiempo», detalla Isabel Méndez, quien añade que «habitualmente cada 4-5 segundos parpadeamos involuntariamente».

«Debemos tener una actitud preventiva, ya que las pantallas las vamos a utilizar sí o sí en nuestra vida laboral y personal», Isabel Méndez

Una menor frecuencia de parpadeo conlleva la sequedad de los ojos. «Al parpadear menos nuestra lágrima se evapora más rápidamente y el ojo se queda seco», detalla la oftalmóloga, quien señala que la solución pasa por «o bien aumentar la frecuencia de parpadeo o utilizar lágrimas artificiales, antes y después de usar los dispositivos digitales, para lubricar la superficie ocular que se ha quedado reseca».

Población infantil

¿Cuánto tiempo pueden utilizar los niños la pantalla al día? Es una pregunta recurrente entre las familias. Al respecto, la oftalmóloga del Hospital Universitari Sant Joan de Reus responde que «es una cuestión educacional». Sin ir más lejos, la especialista señala que «en la situación actual de pandemia buena parte del aprendizaje es virtual, y por esta razón es importante que los niños sigan las mismas pautas que los adultos, además de no acercarse excesivamente a la pantalla».

Una recomendación que, junto a otras sugerencias para cuidar la salud ocular, se incluye en la guía Infancia y pantallas. Cómo cuidar la salud ocular en casa y en la escuela publicada por la Fundación Barraquer, para contribuir con los padres en el fomento de los hábitos de protección de la salud ocular de los más pequeños. Sobre ello, la oftalmóloga Idoia Rodríguez Maiztegui apunta que «estudios recientes constatan que el hecho de que los niños y los adolescentes utilicen de manera prolongada la visión próxima conlleva, en muchos casos, un incremento de la progresión de la miopía y también puede potenciar una serie de afecciones oculares frecuentes en la infancia y la adolescencia, como por ejemplo determinados tipos de estrabismo».

«Al parpadear menos nuestra lágrima se evapora más rápidamente y el ojo se queda seco», Isabel Méndez

Asimismo, acercarse en exceso a la pantalla de los dispositivos puede ser síntoma de que existe un problema de visión, ya que «es habitual en los niños tener cierto grado de hipermetropía, que es un defecto de graduación que dificulta ver de cerca, y que también puede conllevar otro problema asociado como es el estrabismo», detalla la doctora Isabel Méndez, quien añade que «los pequeños que no ven bien de cerca pueden presentar dolor de cabeza en la zona frontal al final del día y después de varias horas utilizando la pantalla».

¿Estamos cuidando la visión en la nueva normalidad? La asociación Visión y Vida presentó en octubre los resultados de un estudio en el que analizaba si la salud visual ha mejorado tras tres meses en libertad con restricciones, estudiando si había remitido la sintomatología de problema visual, si se había acudido a revisar y si habíamos recuperado nuestros hábitos de vida prepandemia. Entre las principales conclusiones del estudio, destacan que tras el confinamiento, siete de cada diez personas anunciaron que revisarían su visión debido a las molestias y la sintomatología percibida. El 54,2% dijo que lo haría durante el verano. «Ahora, tres meses después, vemos que solo el 18,2% de la gente ha acudido realmente a revisión», señalan desde la asociación, que alertan que «solo una de cada cuatro familias realizó una revisión visual a sus hijos para preparar la ‘vuelta al cole’ y comprobar si el sistema visual se había dañado durante el confinamiento».

Desarrollo visual

Si bien, en los niños es difícil percibir los problemas de visión. «Como su visión se está desarrollando, realmente no saben lo que es ver bien y no suelen quejarse. Pero hay síntomas y signos de alarma que deben llamar la atención, tanto a los padres como a los educadores, porque hay muchos niños que son tachados de malos estudiantes cuando en realidad lo que hay detrás es un problema ocular no diagnosticado y no tratado», afirma la oftalmóloga Idoia Rodríguez Maiztegui.

Asimismo, en cuanto al diagnóstico de trastornos visuales, la miopía afecta al 30% de la población, «y en el momento que aparece se corrige con gafas». «La miopía aparece más cerca de la pubertad, provocada por un crecimiento del ojo y los niños empiezan a ver mal de lejos, por lo que no se detectará con una pantalla de ordenador», asegura Isabel Méndez.

«Faltan estudios científicos sobre los efectos del uso excesivo de los dispositivos electrónicos en la salud ocular», Idoia Rodríguez Maiztegui

En este sentido, la oftalmóloga recuerda que «el desarrollo visual termina a los 8 años, por lo que todo lo que se detecte previamente se puede tratar, de lo contrario será difícil conseguir que mejore la visión de los pequeños», si bien «esto no quiere decir que no podamos tener cambios en la gradación».

Por ello, hace hincapié en que «si un niño o niña viene a la consulta por primera vez a los 10 años y tiene algún problema ocular o un defecto de graduación que no ha sido detectado previamente, es posible que manifieste un ojo vago, por lo que nunca va a poder ver bien aunque le pongamos gafas, ya que no se habrá desarrollado adecuadamente su visión».

«Hay niños que son tachados de malos estudiantes cuando lo que hay detrás es un problema ocular no diagnosticado y no tratado», Idoia Rodríguez Maiztegui

Por último, la oftalmóloga del Hospital Universitari Sant Joan de Reus reafirma la actual «preocupación de muchas familias por el desarrollo visual de sus hijos y por el uso de las pantallas». «Son un motivo de consulta muy frecuente a los oftalmólogos por problemas como la sequedad, dolores de cabeza, molestias inespecíficas en los ojos debido al uso excesivo de pantallas sin tomar medidas preventivas», concluye.

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