Pisos algo más grandes, de entre tres y cuatro habitaciones, con espacio habilitado para teletrabajar y zona comunitaria, con el salón y la cocina abiertos y con terraza. Eso es, a grandes rasgos, el grueso de lo que se está construyendo hoy en Reus.
Así lo explica Daniel Roig, presidente en Tarragona de la Associació de Promotors i Constructors de Catalunya: «El perfil es el de familias con hijos. Las viviendas pequeñas de obra nueva no tienen mucha salida ahora. La gente quiere espacios amplios y zonas comunitarias, si puede ser con piscina, y parkings mayores porque los vehículos van ocupando más».
Con datos de la Generalitat, en el primer semestre de este 2024 se han iniciado 33 pisos. En el global del año pasado fueron 121, y 40 en 2022. Promociones emergen en calles del centro como, por ejemplo, Doctor Robert –34 pisos con aparcamiento y plantas bajas con jardín– y Sant Vicenç –12 viviendas, de tres habitaciones, con sistemas innovadores–; y también cerca de las avenidas, como en el entorno de Clarisses –40 viviendas– y el CAP Sant Pere –edificio Valira, con 38 pisos–, o en la calle del Roser. Y en la calle Gaudí se están levantando chalets.
«Llevamos una dinámica similar en los últimos años, estable en cifras y baja para lo que correspondería», precisa Roig. A finales del año pasado sí hubo un acelerón que podría encajar en la intención de anticiparse a la subida de impuestos que se aplicó a partir de este enero.
Muchos pisos se compran sobre plano, una fórmula que «después de la pandemia, aumentó bastante». «La gente es consciente de que, de esa forma, puede acceder a un precio inferior al de la obra ya acabada y puede personalizar la vivienda, algo valioso porque cada familia tiene sus preferencias. Además, al haber tan poca oferta, suele haber más prisa. Se hacen muchos menos pisos que los que se buscan porque los costes de construcción no paran de subir y eso eleva los precios», añade Roig.
La rémora de la Covid-19 sigue igualmente vigente en la predilección por espacios abiertos o verdes. Las configuraciones más pequeñas, con una habitación, no tienen tanto éxito porque se dirigen a un público más joven, generalmente parejas, que a menudo no puede asumir el precio de un piso nuevo y opta por la segunda mano. «Tampoco despiertan interés en inversores que los alquilen» y «Reus no es una ciudad, por decirlo de alguna manera, que aglutine trabajadores de la Administración que lleguen solos».
Catalunya es una comunidad con un precio medio de vivienda nueva elevado, a 4.662 euros el metro cuadrado con estadísticas de junio y tras una variación anual del 4,2%, según un estudio publicado recientemente por la Sociedad de Tasación. Tomando el global de la provincia de Tarragona, el valor también ha subido pero se queda en 1.692 euros el metro cuadrado.
Los constructores afrontan actualmente un nuevo reto, el de la normativa que obliga a hacer sitio a la bicicleta en los edificios, a medida que esta va ganando también peso en la movilidad de la ciudad con el despliegue de carriles. Roig concreta que la cuestión se está resolviendo a través de los trasteros y que la tendencia es apostar por ellos «mucho más que antes».
Con soláriums y más sostenibles
Una de las nuevas promociones que cogerá forma pronto se ubica en la calle Sant Vicenç y se llama Edifici Llibertat. Desde Artur Martí Gestió Immobiliària, que se ocupa de comercializarlos, explican que la integrarán 12 viviendas, todas ellas con tres habitaciones. Abajo habrá parkings y trasteros. Y se han previsto dos locales comerciales.
El bloque ofrecerá algunas singularidades propias de estos tiempos: «Todos los pisos contarán con su solárium en la parte superior y en el edificio habrá placas solares», especifican. Todavía hay algunos disponibles.