Más de 300 personas están en lista de espera para poder bailar en el Seguici de Reus

Algunas entidades favorecen la rotación limitando el tiempo de participación y otras se adaptan a sus necesidades

30 agosto 2023 20:43 | Actualizado a 31 agosto 2023 13:00
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El Seguici Festiu se ha convertido en todo un símbolo de Reus, sobre todo para los más pequeños, que ven el bestiari, gegants y danzas como héroes. ¿Cuál es tu elemento favorito? Es seguramente la pregunta más recurrente durante las fiestas, y con tanto entusiasmo, no es de extrañar que los pequeños quieran pasar de espectadores a protagonistas cuando descubren que ellos mismos podrían ser también portadores. Pero la realidad es también que las ‘plazas’ son las que son y toca tener paciencia cuando la demanda es muy superior a la oferta.

Más de 300 personas son, aproximadamente, las que desearían salir al Seguici de Reus con su elemento o danza favorita, pero que a día de hoy están a la espera. Cada entidad festiva gestiona esta elevada demanda de forma distinta. Algunas cuentan con listas de espera y fomentan la rotación; otras, se rigen a las necesidades de la colla y realizan pruebas entre todos los interesados para encontrar el perfil requerido. Tantas fórmulas como entidades y todas se encuentran con la misma situación: más gente interesada que la que realmente pueden absorber. ¿El motivo? «Hay muchos factores», opinan desde las distintas entidades vinculadas al Seguici. El presidente de la Coordinadora de Danses Tradicionals de Reus, Albert Salas subraya que el papel de la escuela es fundamental: «La Festa Major, el Seguici... Son cuestiones que en los últimos años se trabajan mucho en los colegios. Nosotros también vamos a las escuelas y hacemos talleres». Todo un trabajo que se suma a que «Reus vive mucho la Festa Major», añade.

En el caso concreto de la Coordinadora de Danses de Reus, la entidad cuenta con cerca de 170 socios y seis bailes: Pastorets, Galeres, Cercolets, Prims, Gitanes y Mossèn Joan de Vic. Actualmente hay más de 200 persones en lista de espera: un centenar para los bailes infantiles y otro centenar más para los de adultos.

Para ordenar la alta demanda, hace unos años, la entidad decidió poner un máximo de tiempo que cada persona podía participar de los bailes: tres años para los pequeños y cinco para los mayores, favoreciendo, así, la rotación. La medida pretende «ser más justos y abrirse a la ciudad», subraya Albert Salas.

En el caso concreto de los infantiles, existe una sola lista con el fin de equilibrar todos los bailes, aunque cada persona también indica cuál es su preferencia. Paralelamente, también hay que tener en cuenta la edad del niño o niña: «Hay bailes más complejos, como el de Mossèn Joan de Vic o el de Prims, y requieren que los integrantes sean de mayor edad, u otros que están más pensados para los pequeños, como Cercolets», detalla el presidente de la Coordinadora. Para el resto de danzas, «cada una tiene su propia lista», añade Salas.

El Col·lectiu Reusenc d’Activitats Culturals (CRAC) es otra entidad que cuenta con listas de espera. El colectivo cuenta con cuatro secciones: Àliga, Àliga Petita, Ball de Cavallets y Ball de Sederes. Las que tienen mayor ‘éxito’ son las dos águilas. El presidente del CRAC, Jaume Garrido, detalla que para la pequeña hay 40 niños y niñas apuntados y para la grande, 30 personas de entre 1 y 40 años. «Hay gente que apunta a sus hijos al nacer», explica Garrido, un fenómeno que también se da en la Coordinadora de Danses. En cambio, en Cavallets hay mayor rotación «y no hay demasiada gente en solicitud», mientras que en Sederes (baile con un par de años de vida) solo hay una persona en la lista.

Garrido reconoce que lo más dificultoso es acceder al Àliga porque «hay muy pocas bajas». Además, la figura pesa unos 70 kilos y hay que hacer una prueba entre los interesados para asegurarse de que tienen la capacidad física para llevarla. Aunque siempre habían sido hombres, desde hace un tiempo hay también una mujer portadora, la primera. En cuanto a la versión infantil, aunque hay más personas apuntadas, aquí la rotación es mayor por una cuestión de edad y altura. Suelen ser de entre 10 y 15 años.

Paralelamente, el CRAC cuenta con otra lista para ser socio del colectivo. Tienen estipulado un máximo de 200 «y ahora estamos alrededor de los 198», detalla Garrido. «Si formas parte de algún elemento, tienes que ser socio y es por ello que tiene que haber un margen por debajo de 200», añade.

Otras fórmulas

En otras entidades han optado por no tener lista. Es el caso del Lleó, donde quieren evitar largas esperas. La persona que va en la parte delantera de la bestia tiene que soportar 80 kilos y la que va detrás, unos 35. «Lo que hacemos son pruebas por si algún interesado lo puede llevar», relata el presidente del Lleó, Jose Rull. Los que entran nuevos suelen ser jóvenes y las parejas de bailadores suelen ser consolidadas.

En cuanto a la Colla Gegantera de Reus, su presidenta, Àstrid Martín, explica que tampoco tienen una lista como tal. La entidad recibe las peticiones de interesados por correo electrónico. Unos contactos que tienen siempre en cuenta en el momento que la Colla tiene alguna necesidad. En ese momento, «contactamos con todos aquellos que han mostrado interés y los convocamos para hacer pruebas», relata Martín, que subraya que siempre se ciñen a las necesidades de la entidad. Por otro lado, buscan implicación y compromiso, por lo que suelen ser familias enteras las que se acaban apuntando. Después, muchos niños deciden seguir y hacer el salto a los gegants, por lo que no suelen haber vacantes para mayores. La entidad cuenta con más de 200 socios, de los cuales alrededor del 75% son portadores.

La Colla de Diables es otra que tampoco tiene lista. En su caso cuentan con casi 400 socios y lo que hace la entidad es crear listas internas. Es decir, en el caso de Festa Major, «un mes antes, enviamos un correo a los socios y colgamos listas por elemento y acto, donde la gente se va apuntando. Si se alcanza el tope, se escoge por orden de llegada», relata el presidente del Ball de Diables de Reus, Roger de la Cruz. La Carretillada suele ser de los actos que generan más interés.

Elsa, 9 años de edad y mucha ilusión para hacer bailar el Àliga

Elsa es una de las niñas que espera con ilusión poder salir, algún día, en el Seguici Festiu de Reus. Desde bien pequeña les decía a sus padres que le gustaría salir con algún elemento. El Àliga le encantaba, y también el Ball de Mossèn Joan de Vic. Hace aproximadamente un año que empezó a insistir más con su interés, decantando su preferencia hacia el Àliga. Fue entonces que sus padres se informaron de los pasos a seguir. Ahora, la niña tiene 9 años y confía poder ser portadora del Àliga Petita. No obstante, el deseo es compartido con unos cuarenta niños y niñas más, que también están en lista de espera.

Finalmente, este verano, los padres de Elsa rellenaron un formulario para que su hija opte al elemento infantil. A pesar de haber tanta demanda, la edad de los portadores está estipulada entre los 10 y 15 años, lo que obliga a haber rotación. No obstante, la familia también ha seguido la recomendación de la propia entidad de apuntar a Elsa a la lista de espera del elemento mayor, donde ya hay incluso bebés. Es una forma de asegurar una plaza por si se da el caso de que la niña no tenga posibilidades de entrar a la pequeña. Desde el Col·lectiu Reusenc d’Activitats Culturals explican que el acceso al Àliga es complicado porque no suelen haber bajas, lo que lleva a algunos a apuntarse ya de niños.

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