La oficina central de Correos de Reus, la ubicada en la plaza de la Llibertat, lleva ya un año y nueve meses cerrada y, de momento, se desconoce cuándo abrirá de nuevo. Clausuró en febrero de 2020 para iniciar una remodelación con previsión de inaugurarse en un año: a principios de 2021. Los trabajos tenían una doble finalidad: por un lado, solucionar los problemas de humedad que presentaba el edificio y, por otro, transformar las instalaciones –con más de 70 años de historia– hacia el nuevo modelo que Correos está implantando en los últimos años y que se dirige hacia el autoservicio. Los trabajos están ya finalizados desde hace meses, pero la apertura está atascada a la espera de que se concedan «algunas licencias», explicaban a principios de verano fuentes de la Sociedad Estatal de Correos y Telégrafos.
«De momento, todo sigue igual por esta cuestión de licencias, aunque tampoco sabemos más...», cuenta Rubén Masmano, miembro del Comité de Huelga convocada el pasado 20 de mayo a raíz de los recortes de plantilla y la no contratación de personal eventual para cubrir bajas y vacaciones que denuncian los empleados.
Desde que la oficina central dejó de estar operativa, el servicio está trasladado a las dos sucursales que hay en la ciudad: la de la plaza de la Estació (para los domicilios ubicados en los códigos 43201, 43202 y 43203) y la de la calle Bahia Blanca, 5-7 (para los códigos 43204 y 43206). «Pero la sucursal de la plaza de la Estació tiene problemas», comenta Masmano. Más allá de ser de pequeñas dimensiones, lo que afecta a la calidad del servicio, tiene otro gran problema: «No hay una buena conexión de Internet y los ordenadores en ocasiones no funcionan, por lo que se acaba derivando a muchos usuarios a la otra sucursal», la de Bahia Blanca, a 2 kilómetros de distancia.
«Los vecinos se quejan, porque tienen que desplazarse», cuenta el presidente de la Associació de Veïns Reus Nord, Josep Ramon Ferré. Aunque reconoce que el servicio de Correos ya no es tan usado como antiguamente, sí que hay vecinos que tienen que realizar algunas gestiones «y se acaban formando unas colas impresionantes». Además, señala el inconveniente que supone para aquellos que trabajan tener que desplazarse hasta Bahia Blanca para ir a Correos ajustándose a los horarios del servicio. «Ya no nos sorprendería que no abrieran jamás», bromea Ferré. Cabe recordar que en el barrio Niloga, a principios de año se quedaron sin sedes bancarias después que cerrase la oficina de CaixaBank de la calle General Moragues.
Servicio 24 horas
Con la remodelación hecha del edificio de la plaza Llibertat, cuando la oficina vuelva a entrar en funcionamiento, habrá pasado de ser una oficina postal tradicional a convertirse en una tienda comercial orientada «a mejorar la experiencia de los usuarios», destacan desde Correos. La principal novedad será la simplificación de procesos y eliminación de formularios impresos. Así, se pondrán a disposición de los usuarios tabletas para que puedan tramitar ellos mismos sus compras o preparar los envíos, mientras que los empleados facilitarán orientación y asesoramiento. Además, ciertos servicios estarán disponibles 24 horas, los siete días de la semana. Será en el vestíbulo del edificio, que siempre estará abierto y que servirá para recoger correspondencia de apartados particulares.
Aunque el uso de cartas va a la baja, lo que ha incrementado de forma exponencial en los últimos años es la paquetería a raíz del boom de las compras online. En cuanto al correo ordinario, aunque residual, todavía existe y, de hecho, en la ciudad de Reus todavía hay una treintena de buzones. En los últimos 20 años sólo han desaparecido siete puntos de recogida, dado que en el año 2000 había un total de 40. Algunos se han reubicado para estar más cerca de negocios que necesitan este servicio.