Diferentes representantes sindicales y trabajadores del servicio de la basura se presentaron ayer delante del Ayuntamiento de la ciudad con pancartas. En ellas pedían al alcalde de la ciudad, Carles Pellicer, «más soluciones y menos moto». A su vez, la plantilla también lució una pancarta con una gran pregunta dirigida a la vicealcaldesa: «¿Dónde está Wally Llauradó?». De esta manera, la plantilla siguió exigiendo «un reparto del coste del IPC entre los asalariados y la empresa Reus Net, junto a una subida en la nómina de un 4%».
El presidente del comité de empresa, Miguel Pérez, expuso que se habían reunido «dos veces», pero se «habían levantado» al ver que sus reivindicaciones no estaban «encima de la mesa». Comentó, además, que «por debajo de las cifras que exigíamos no íbamos a ceder», aunque también admitió que, en caso de llegar a un consenso, «se cancelaría la huelga de manera inmediata» y se pondrían «a negociar». El secretario general de saneamiento urbano de UGT en el Camp, Ángel Martín de Sande, también lamentó «la falta de entendimiento entre empresa y Ayuntamiento».
De la misma manera, los trabajadores defendieron que «hemos cumplido con la ciudad, no queríamos sabotear la Festa Major de Sant Pere después de dos años sin poderla celebrar», comentó Pérez, que pidió ser escuchado: «Solo pedimos condiciones básicas para hacer nuestro trabajo con garantías». Las movilizaciones, por el momento, se mantienen entre el 4 y el 8 de julio.
Las reacciones de la oposición
Estos acontecimientos han sido foco de crítica por parte de la oposición. La CUP de Reus, por ejemplo, ya propuso hace un año la creación de una comisión de seguimiento del servicio, como alertó a la UGT que negociaran la mejora del convenio con la empresa adjudicataria anterior, antes de la nueva licitación. Por otro lado, el PSC pidió recientemente que el nuevo contrato mejore los sueldos de los trabajadores y que lleguen los 31 vehículos de recogida que aparecen en el convenio y todavía no han llegado.